Desaparecida. -44

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Recuerdo que esa situación la pasé muchas veces.

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Tantos días habían pasado.

Me encontraba mejor, o como podía.

El CNP estaba en completo luto, nadie trabajaba bien, y todos estábamos desanimados.

Aunque muy enojados.

No se hizo un funeral para torrente, le rendimos homenaje al estilo militar en la isla.

Fue algo muy hermoso, y nos dio la oportunidad de despedirnos de el, aunque no del todo.

Conway esta constantemente pendiente de mi, me lleva a casa y trae cuando puede, no me he vuelto a cruzar con Gustabo, por lo que me dijo Horacio se había tomado unos días.

No quería pedirle perdón, el había sido un cabron ese día, y se merecía cada cosa que le hice.

Por parte de la mafia, no me volvieron a contactar, ni tampoco el rubio se apareció, y repudio eso, ya que me encantaría tenerlo en frente para pegarle un tiro entre ceja y ceja.

Ellos mataron a Torrente.

Seguramente el estaba allí y todo.

Ellos nos habían avisado, y nosotros no habíamos respondido, así que tomaron acciones.

Muchos mensajes de parte de Greco llenan mi celular a diario, el esta preocupado por mi.

Ahora estoy entrenando en la playa, por suerte había vuelto a este hábito que estaba abandonando, entrenar es lo único que me hace olvidarme un rato de las cosas.

Adam me estaba dejando mi espacio, cosa que agradecía, ya que aún no sé cómo actuar frente a el.

El es mi hermanastro, y el no decirle me está carcomiendo por dentro.

Subí a mi motocicleta y volví a casa, debía bañarme, comer algo para volver al trabajo.

Todo en la ciudad estaba tranquilo, solo un par de atracos a Badulaque por semana, y no mucho más.

Aunque la venta de droga no paraba en lo absoluto, apuesto que esos malditos estaban aprovechando nuestra desconcentración para producir un montón de toda esa mierda.

No había vuelto a tener otro ataque, cosa que agradezco, el último había sido agotante.

Al llegar a comisaría estacione mi motocicleta y entré por la parte de atrás, cambiándome en todo el proceso.

Últimamente estaba haciendo un calor de muerte, por lo que estaba usando el uniforme más cómodo para la ocasión.

Los clásicos pantalones, una remera blanca, y el chaleco arriba.

Había llamado la atención de mis superiores, pero lo comprendieron

Kyle y yo nos apoyabamos como podíamos, habíamos estado saliendo a cenar, y consolandonos.

Eran días agotantes.

Principalmente porque los gilipollas de siempre seguían viniendo a hacer estúpidas denuncias.

Después de atender algunas, denuncias decidí salir a patrullar, si seguía en el ambiente de comisaría iba a terminar en un estado de ánimo deprimente.

Por mi mente no dejaba de pasar distintas imágenes de torrente, más que nada el día de el secuestro.
Por alguna razón aún sentía sus brazos rodeando me, incluso su aroma.

Intenté pensar en otra cosa, el seguramente odiaría vernos así.

Comencé a conducir, estaba haciendo mal en ir en unión, y no en binomio, pero sinceramente no tenía ganas de estar con nadie.

La otra dimensión -SpainrpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora