Planes. -53

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Recuerdo que luego de eso, nada fue igual.

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Apurada tiré el celular a mi cama, pero para mí desgracia, rebotó cayendo en el suelo.

Pasé el brazo por la pequeña prenda y levanté el celular, suspirando de alivio al ver que no hay ni un solo rayón.

La pantalla se prendió y vi el mensaje amenazante de Armando, diciéndome explícitamente que si no llegaba en media hora a plaza central, el mismo iba a matarme.

Terminé de arreglarme y salí de la casa, cerrando todo en el proceso.

Simplemente tenía que seguir las reglas de la chica del CNI, estar en cada momento para la mafia

Y ayer me había puto olvidado de que ellos se iban a reunir conmigo, si, los dejé plantados, sin darme siquiera cuenta.

Encendí la moto y me encaminé hacia plaza central, pensando en donde coño iba a meter la motocicleta para que no la robaran.

Encontré un estacionamiento cerca y la dejé allí, para luego salir prácticamente corriendo hacia la plaza.

Por el camino me encontré a un par de idiotas que creían que diciéndome asquerosidades iba a prestarles algo de atención, pero la única respuesta que encontraron fue mi dedo del medio, y mi mayor cara de asco.

Crucé la calle y vi el auto negro, al bajarse la ventanilla, quise darme la vuelta e irme, ya que el viaje con el no iba  a ser nada agradable.

El chino me miró con su típica expresión de desagrado hacia mi persona, mientras yo me sentaba de copiloto

- Un gusto.

Sólo rodó los ojos y comenzó a conducir, cuando note que estábamos yendo hacia un lugar desconocido hablé.

- ¿A donde vamos?

El sonrió y me miró, manteniéndose en mi.

- Vamos a tu muerte.

Mi cuerpo se tensó, y seguro mi rostro palideció, ya que el solo se tiró a reír.

- Detén el vehículo ahora.

Elevó sus cejas e hizo lo que le dije, abrí la puerta y salí, cuando ni siquiera estaba  detenido el auto.

- Joder..

Agarre mi frente y me apoye sobre el pequeño cartel, autos a nuestro costado pasaban, sin detenerse

- ¿Y a ti que coño te pasa?

Me gire juntando todo mi enojo y lo empujé

- ¡A ti que coño te pasa! Por alguna razón no te agrado, pero encerio deja tus mierdas a un lado.

Su sonrisa se amplió aún más, y se apoyó sobre el capó del vehículo, mirándome incrédulo.

- Sigo sin entender como coño sigues en mi organización.

Me paré frente a el, encarandolo e incluso lo pise un poco.

- Vas a dejar de complicarme la existencia, ustedes son los que me quieren aquí, así que yo no tengo remedio, hago lo que puedo.

No pareció ni un poco intimidado, y se acercó a mi rostro, manteniendo su sonrisa.

Paso sus nudillos delicadamente sobre mi rostro, mientras admiraba mi mejilla.

- Yo solo sigo órdenes, pero si fuera por mí, estarías muerta, y me llevaría tu puta piel a mi maldita casa.

Tragué grueso y me aleje, volviendo al vehículo para sentarme de nuevo.

La otra dimensión -SpainrpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora