Capítulo Cuarto

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Helery

Tres días habían pasado, tan solo tres días desde que había adoptado al felino, el gato al cual aún no sabía cómo llamarlo y había votado por llamarlo gato, los siguientes días el gato seguía yendo tras mi mejor amiga, tenía una rara obsesión por ella: como si la necesitara, como si dependiera de ella, como si fuera con ella con la que desde un principio quiera estar, pero como dije antes, es solo un gato y se apega a lo primero que ve. Faltaba una semana para la celebración de la Luna llena, donde vivía, siempre hacían una pequeña reunión donde después de unas cuantas horas, se convertía en una fiesta totalmente animada, Ariel y yo visitábamos las diferentes tiendas y almacenes del centro, teníamos que encontrar un hermoso vestido para cada una y llamar la atención en la fiesta de la Luna llena, aunque realmente llamar la atención no era de mi gusto.

Después de unas cuantas tiendas atrás, habíamos encontrado el lugar perfecto, justo donde estaban vendiendo vestidos y objetos para la fiesta. Mientras Ariel divisaba unos hermosos tacones negros, yo miraba un vestido blanco con sus respectivos accesorios, sonreí mostrando mis dientes y lo cogí sin recibir aprobación por mi mejor amiga, Ariel siempre era la que elegía mis vestidos diciendo que era el perfecto para llamar la atención de Hazza, pero al fin de cuentas, ni siquiera el me volteaba a mirar en aquella fiesta, así que por primera vez, elegiría mi atuendo sin permiso de nadie.

—No, Helery — chilló con fastidio al ver como pagaba el hermoso vestido blanco — no va contigo ¿Qué tal éste? — mostró un vestido color café de mal gusto, definitivamente no me lo pondría ni estando loca. Preferiría caminar desnuda por las calles que utilizarlo.

—Ya lo pagué — alcé los hombros dándole a entender que ya no había marcha atrás, sonreí al ver su cara de rendida, por primera vez, no me dejaría de mi caprichosa mejor amiga.

Después de unos minutos, Ariel ya había elegido su vestido, era color negro con decoraciones plateadas, en verdad era hermoso, pero no tanto como el mío, no era por alardear, pero por primera vez en mi vida, me vería hermosa, tal vez había dicho primera vez muchas veces, pero estaba emocionada, por una extraña razón sentía que todo iba a ser diferente. Después de comprar los vestidos, zapatos y accesorios, fuimos a comer un helado a una pequeña heladería que quedaba a unas cuantas cuadras de la tienda, mientras comíamos noté a Ariel algo extraña, así que sin más pregunté.

—¿Ocurre algo Ariel? — cuestioné con la mirada fija en ella.

—No — contestó sin expresión alguna — estoy un poco cansada, andamos muchas tiendas hoy — hizo una mueca y yo asentí, andamos casi todas las tiendas que habían en éste lugar y no me extrañaba que estuviera cansada — me iré a casa.

—¿Estás segura? ¿No quieres que te lleve? — la miré con preocupación.

—Tranquila Helery, solo iré a dormir, mañana hay clases — me sonrío, beso mi mejilla y salió rumbo a su casa.

Mañana era viernes, el último día de la semana en el que tenía que estudiar, luego llegaría el fin de semana, donde debía ir a trabajar al dichoso restaurante. Habían pasado algunos minutos desde que Ariel se había ido, así que decidí pagar e irme a casa. Mientras pagaba y volvía por mis cosas, había notado que Ariel había dejado su vestido para la fiesta, negué con la cabeza, lo tomé y cogí a un taxi para su casa, había dejado mi auto en el taller porque algo andaba mal, así que no me quedó de otra, quería llevárselo para que no pasara un buen susto, eso hacen las amigas, cuidar de la felicidad de la otra.

Después de media hora, había llegado a la recidensia de la familia Stylez, pagué el taxi y caminé hacia la puerta, Ariel siempre dejaba unas llaves extras en una piedra falsa al lado de la casa, decía que así no temeria por quedar en la calle si llegaba a perder sus llaves. Sin pensarlo más entre y, lo primero que escuché en esa gran casa fue un grito de placer proveniente de la habitación de Ariel.

—Maldita follona — reí por lo bajo y caminé silenciosamente hasta llegar a la habitación — definitivamente es una completa perra — sonreí y al abrir la puerta, mi sonrisa desapareció convirtiendo mi alegría en lágrimas.

¿Qué creen que sucedió?

Candy Cat (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora