Capítulo Décimo Tercero

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Ariel

Las mañanas en Estados Unidos varían, algunos días podías ver la hermosa luz solar entrando por los vidrios de tu ventana, el olor a pasto cortado de los diferentes parques te hacían crear una sonrisa por tan deliciosa mañana, otros días, como el de ayer, te hacían pensar en hacer tus labores o no, ya que dicho día tan agobiante, frío y aburrido solo te causaba la sensación de querer dormir sin despertar, pero lastimosamente debía ir a esa jodida universidad.

El día de hoy, miércoles, estaba igual que el anterior, afuera parecía un diluvio donde si salías corrias el riesgo de morir ahogada, por esa razón había decidido no ir a la universidad y que mejor compañía que el ex novio de Helery, mi ex mejor amiga.

—¿Así te gusta bebé? —cuestionó mientras aumentaba su velocidad haciéndome perder los estribos.

—Sigue así Hazza ah.

Hace unas cuantas horas, Hazza y yo nos encontrábamos teniendo relaciones sexuales en mi habitación, como era de costumbre hace más de 2 años, cuando por una extraña razón nos empezamos a sentir atraídos. Faltaron unos cuantos minutos más para que mi cuerpo presenciara el orgasmo soltando el liquido trasparente haciéndome sentir el placer más delicioso que haya conocido.

—Eres tan deliciosa Ariel, me encantas —oro tras su clímax exagerado generándole un gruñido desde lo más hondo de su garganta.

—Gracias Hazza —agradecí después de vestirme con ropa cómoda—. Ya te puedes ir.

—¿Qué? Siempre que hacía el amor con Helery podía qued... —lo interrumpí.

—Yo no soy tu ex novia cariño, para mí eres un pasatiempo el cual disfruto mucho, pero nada más. Tal vez con ella podías hacer el amor hasta perder la cordura, pero nosotros solo tenemos sexo, estás aquí para complacerme. —guiñé un ojo y él se fue totalmente furioso, para lo que me importaba.

Prendí la televisión y puse una de mis películas favoritas, abrí una pequeña envoltura y saqué mi paquete de papas para acompañar con mi Sprite. Mientras veía la película, un recuerdo de la Celebración de la Luna llena inundó mis pensamientos, aquel chico guapo de ojos azules y cabello blanco natural, me parecía haberlo visto antes, en algún momento de mi vida, pero no recordaba cuando y donde. No me podía quedar con la duda, debía averiguar dónde lo había visto antes y también debía averiguar la razón por la que hacía tan presente en mi memoria. Mientras trataba de ver la película aullentando mis pensamientos, me dormí.

Los días de verano son mis favoritos —sonrío mientras me miraba lleno de amor y pasión—. Los colores hacen juego con tus hermosos ojos miel.

Te amo Jeison —lo abracé sintiéndome conforme, llena de vida y felicidad—, no me gustaría perderte, jamás encontraré a alguien como tú.

Hagamos algo mi amor —canturreo con felicidad— hay que prometer que siempre estaremos juntos, en todas nuestras vidas.

Contigo por toda la eternidad mi amorcito —lo besé sintiéndome la persona más feliz del universo.

Te amo Shania.

Di un brinco y desperté de golpe, era la primera vez que tenía un sueño así, un sueño con personas las cuales no conocía, dentro de mí yacía un sentimiento de duda ¿Quién era Jeison? ¿Quién era Shania? Lo único que podía saber era que había mucho amor y ternura, pareciera que el sueño no era mío, mis ojos eran verdes esmeralda y él mencionó un color miel.

—Me estoy volviendo loca —susurré.

Candy Cat (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora