Capítulo Décimo

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Helery

Un grito lejano hizo que despertara de inmediato, la luz de las ventanas hizo contacto con mis ojos causando una ligera molestia, traté de moverme pero mi cuerpo dolía con descaro, sentía mi parte íntima hecho un desastre, mis piernas temblaban aún y mi cabeza daba vueltas. Abrí los ojos poco a poco para ver de donde provenía el grito, alcé un poco la cabeza encontrándome con una señora con vestido de sirvienta, una cubeta tirada en el suelo con su respectiva agua regada y un trapero tirado al otro lado de la señora.

Ésta se acercó a mí con su mano en el pecho y me ayudó a levantarme, su mirada era de terror y preocupación, no entendía por qué se encontraba así. La casa de la celebración solo era utilizada para dicha fiesta, nadie vivía aquí y solo había empleados encargados de mantener la casa totalmente limpia, pero ese no era el punto, el punto era ¿Qué rayos pasó anoche? Por más que trataba de recordar, mi cabeza solo me expulsaba de mis recuerdos.

—Lamento haber gritado señorita —sonrió apenada—, creí que estaba muerta.

—Tal vez lo estaba —tallé mis ojos y miré para todas partes— ¿Qué hora es?

—Las nueve de la mañana señorita —musitó mientras yo no podía ocultar mi cara de terror, mi hermana me iba a matar. Me despedí de la señora y caminé o eso traté—. Esperé —la miré y el calor inundó mis mejillas—, c-creo que éstas bragas son suyas.

—S-sí, gra... Gracias —las tomé, di media vuelta y seguí caminando.

El dolor de mi feminidad me afirmaba que anoche había tenido relaciones sexuales con alguien y no con alguien cualquiera, si no, con alguien que era capaz de destrozar la vagina de una persona ¿Con quién había follado? ¿Con un semental?. Después de luchas, quejidos y momentos en los que maldecía haber tomado tanto, al fin había llegado a mi casa, no me atreví a llamar un taxi, no creía ser capaz de sentarme aún. Abrí la puerta de mi departamento y lo primero que vi fue una cara furiosa con un gato en las manos.

—Sammer —susurré avergonzada—. Perdón por llegar a ésta hora.

Caminé con delicadeza tratando de ocultar el dolor en mi feminidad, pero era inútil, me dolía mucho.

—¿Qué te pasó Helery? —cuestionó con el entrecejo levemente fruncido.

—M-me lastimé —titubeos era lo único que salía de mi boca.

—A mí no me mientas Helery, soy tu hermana y te conozco muy bien —entre cerró sus ojos y me miró de arriba a abajo— ¿Follaste con alguien?

—Sí —afirmé creyendo que me mataría, pero en lugar de eso solo me  sonrió coquetamente.

—Y dime ¿Es lindo? ¿Lo conozco? ¿Tiene buenos atributos? —pregunta tras pregunta invadía mis oídos mientras trataba de ir a la ducha.

—Sam... —la miré— no recuerdo que pasó anoche.

Ella me miró con decepción mientras soltaba al gato, al parecer se había atragantado con una bola de pelos. Mi hermana demostraba su decepción ante mis palabras, pero era la verdad, no recordaba nada y realmente no quería hacerlo, mi intimidad dolía como un demonio y solo quería olvidar, pero sabía que Sammer nunca me daría en paz, era muy buena hermana y siempre trataba de cuidarme, pero ella siempre quería saber lo que pasaba con mi vida y eso me parecía algo extraño.

Gracias por el apoyo que le están dando a ésta bella historia, pronto vendrán más sorpresas, todo para mis hermosos lectores 😘❤️❤️

Candy Cat (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora