Capítulo Vigésimo Quinto

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Helery

Mi hermana, me había contado lo sucedido con Ariel, definitivamente esa chica no tenía dignidad; Tampoco sabía lo que quería. Se iba y luego volvió por su "gato" ahora me pongo a pensar como estuve tan ciega, veía a Ariel como una chica única, un ejemplo a seguir y ahora... Ahora no la conozco, a cambiado mucho desde esos días donde eramos sólo unas niñas queriendo crecer.

Me encontraba en mi habitación mirando el techo, al parecer en ese momento lo más importante era eso. En mis manos tenía al gato el cual acariciaba constante mente, éste se encontraba dormido con un suave ronroneo: Su pelaje, sus ojos, su manera de ser, me recuerdan mucho a ese chico que conocí por casualidad en una Celebración de la Luna llena. Aunque no lo vuelva a ver, él siempre será mi mejor casualidad.

- ¿Te vas a quedar ahí o bajarás a cenar? - Me levanté con pesadez y caminé con Sammer hacia el comedor - Te veo...

- Triste - Completé su oración haciendo que ella asintiera - Ya se me pasará, el tiempo lo cura todo.

- Deberías ir a la Celebración, es ésta noche - Musitó mientras bebía jugo - Que ese chico te dé una explicación.

- Cállate Sam, él ya es pasado y ahí se quedará - Ore para empezar a comer.

La cena se había vuelto en un silencio profundo, ninguna menciona palabra, no había nada para decir o mencionar. Al terminar, me despedí de Sammer y me fui para mí habitación, hoy trataría de dormir temprano para evitar querer ir a la dichosa fiesta.

Escuchaba unos aruñetasos en la puerta de mi habitación, encendí la lámpara y miré la hora, faltaba poco para que saliera la Luna llena; Todos deben estar en el pasto sentados esperando que esa hermosa Luna gigante saliera, esa era la mejor parte de vivir aquí, siempre te recordaba que estar en la oscuridad era símbolo de tener brillo propio. Dejé los pensamientos sobre la Luna y miré hacia la puerta, allí estaba el gato tratando de salir desesperadamente.

- Miau.

- Gato - Susurré llamándolo - Despertarás a Sammer ¿Qué te pasa?

- Miau, Miau.

- Gato - Insistí pero él solo tenía como objetivo abrir la puerta - No te dejaré salir. Ahí tienes comida y arena ¿Por qué quieres salir?

Parecía una tonta hablándole a un gato, como si él me fuera a entender y me fuera a decir la razón de su desesperación. Decidí volver a la cama e ignorar el gato, pero los sonidos que éste realizaba no me dejaban dormir con calma; Harta de eso, cogí al gato y lo llevé a la cama, pero en un intento de zafarse me lastimó un brazo.

- ¡¿Qué te pasa gato?! - Cuestioné en un grito viendo como el gato empezaba a brillar - ¿Gato?

La luz que rodeaba el áurea del gato, era la misma que la que rodea la Luna. Después de eso un humo o niebla lo rodeó por completo ¿Qué estaba pasando?

- Hola pequeña.

- ¡Ahhh!

Candy Cat (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora