Helery
Su mirada penetrante inyectada de tristeza y confusión fue la gota que derramó el vaso, cerré la puerta con fuerza evitando que siguiera hablando, me dejé derrumbar en ésta y rompí en llanto. Me había comportado como una completa idiota; Otra vez la vida se empezaba a tornar oscura y tormentosa. ¿Quién dice que la vida es color de rosa cuando se pude tornar gris? Sentía mi corazón romperse en varias piezas incapaz de volverlas a armar, pero todo lo había hecho por él ¿Qué ganaba con estar enamorada de él si su destino era otra mujer? Nunca había sentido esto, ni siquiera con Hazza, pero ya había terminado.
Después de unos minutos sequé mis últimas lágrimas y me aseguré de que Lecuim ya se había ido; Para mí suerte era así, no había rastro de él sólo quedaba un vacío en el pecho del cual no puedes escapar ¿A dónde va uno cuando le duele el alma? Decidí volver a encerrarme y darme una ducha, quizá así mi ánimo se elevará un poco. Pero cuando lo iba a hacer, ella llegó.
- Anoche escuché mucha bulla en tu habitación - Musitó con cierta lujuria en sus ojos mientras trataba de mirar al interior de mi habitación - ¿Con quién pasaste la noche? ¿Algún enamorado? Hola ¿Hay alguien ahí?
- Deja de ser tan infantil Sammer - Mascullé con cierto enojo el cual no entendía porqué tenía - Sólo era la televisión, no podía dormir y la encendí.
- Helery - Mencionó mientras me miraba con una ceja arqueada - En tu habitación no hay televisión ¿Me estás mintiendo o tuviste un sueño porno?
Sin más que decir la empujé lo más lejos que pude y cerré la puerta con llave. Joder, sí había tenido una maldita noche porno, pero en lugar de sexo hicimos el amor y en lugar de un sueño fue real. La mejor noche de mi vida para ser más específica; Había decidido no ir a estudiar, quería trabajar todo el día y mantener mi mente ocupada, sí iba a la universidad me encontraría con Ariel y muchos recuerdos invadiria mi mente.
Me di una ducha rápida, me vestí con mi tonto uniforme de prostituta y salí en mi auto, a veces quisiera dejar ese trabajo de camarera y no seguir exhibiéndome a esos hombres adinerados, pero no tenía otra opción: Debía pagar mi estudio, mi apartamento, alimentación y servicios, Sammer me ayudaba un poco con los gatos, pero no era suficiente.
Tenía una vida difícil pero no imposible.
Después de unos minutos llegué al restaurante, saludé a las demás chicas las cuales se veían igual de incómodas que yo, empecé a servir los alimentos en cada mesa con una sonrisa totalmente falsa, los hombres del lugar se fijaban en mis pechos que estaban casi desnudos y en mis glúteos los cuales solo los cubría una fina tela. Odiaba todo de aquí.
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Candy Cat (En Edición)
FantasyÉl ha vivido rodeado entre los humanos sin darse cuenta que su destino estaba pactado más allá de este hermoso cielo azul. Un camino rodeado de envidia y fuerzas némesis lo rodearán por una línea de poder. Lecuim encontrará en aquel punto una bruja...