Miércoles, 3:30 AM. Treinta tres horas antes de la fuga.
Cuando intentas controlarlo todo siempre, al final perderás el control sobre ti mismo.
Eran las tres de la mañana y Mara no conseguía dormir. Últimamente, padecía de un ligero insomnio. Sus noches se habían convertido en ratos en los que dormía y ratos en los que no. Odiaba profundamente dormir a trompicones y no descansar bien. Ella perfectamente sabía que para vivir en ese infierno, había que estar descansada y preparada para cualquier cosa que pudiera pasar.
A parte de eso, esa noche en concreto se sentía demasiado frío en la celda. Más del habitual. Ni las mantas, ni las sábanas, ni hacer un ovillo con su cuerpo hacia que disminuyeran los escalofríos.
Harta de pasar frío y haciendo lo que siempre hacía cuando no conseguía consiliar el sueño, se levantó de la cama sigilosa para que ninguna de sus compañeras la escucharan y se marchó al baño. No tenía ganas fisiológicas de ir, solo era una excusa para dejar de dar vueltas en la cama y darse un paseo nocturno por los pasillos de la galería. Admitía que no era un gran paseo, pero era lo que había. Podía haber sido peor.
Después del lento paseo por la galería, al fin había llegado hasta el baño. Se dirigió a donde los lavamanos para poder mojar ligeramente su nuca con agua caliente. Observaba como en el espejo estaba su reflejo, desaliñado y ojeroso. Había sido un día movido y ahora no podía pegar ojo. Genial.
Inclinó su cuerpo hacia delante para así poder mojarse la cara sin hacer un desperdicio. Pero al levantarse pudo comprobar que ya no estaba sola. En el espejo había otro reflejo que acompañaba al suyo, lo que hizo que su boca provocara un pequeño grito y se girara rápidamente a su acompañante.
—Joder Zulema, que susto. ¿Qué haces aquí?
Zulema esbozó una pequeña sonrisa.
—¿Y tú? —contratacó la mora, sin contestar a la pregunta. Por su parte, Mara se imaginaba que la había seguido. La mora era de sueño débil, la habría escuchado salir de la celda y la habría seguido para ver si descubría algo.
—Insomnio.
Después de contestar volvió a darle la espalda para seguir con su lavado de cara mientras la mora la observaba atrás. No se había movido ni un centímetro y no tenía la intención de hacerlo, aunque a Mara no la incomodaba. Se podría decir que incluso, le gustaba.
Verla atrás, sin moverse, mientras la observaba, le despertaba de nuevo ese calor interno al que ya se había acostumbrado al tenerla cerca. Sentía unas ganas locas de empotrarla contra la pared y terminar, al fin, con eso que tenían ambas.
Eso. No había otra palabra que definiera la relación que tenían ahora las dos mujeres.
Pero no lo hacía, sabía que la mora huiría. No había parado de hacerlo y no quería quedarse con las ganas una vez más.
Mara hizo una coleta rápida en su cabello para estar más cómoda y sin decir nada, comenzó a moverse para salir de allí.
Olvidándose de todo y por una vez sucumbiendo a la tentación la mora la agarró con firmeza de la coleta y la atrajo hacia ella con desespero, apoderándose de su cuello y llevando sus labios hacia el cuello de su compañera, dejándole besos y mordidas salvajes. La chica se encontraba en shock por el arranque pasional ocasionado por su compañera. Después de tantas largas ya se había hecho a la idea que no iba a ocurrir más nada de lo que ya había ocurrido.
Poco a poco, la más joven iba reaccionado. La sorpresa previa que le había producido ese arranque de Zulema, se iba convirtiendo en el placer que poco a poco crecía desde lo más profundo de su ser.

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𝐅𝐔𝐄𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋 ~𝘻𝘶𝘭𝘦𝘮𝘢 𝘻𝘢𝘩𝘪𝘳
Fanfiction¿Cuál es el momento, en el que decides mandar todo a la mierda y poner en riesgo la vida de ensueño que creías tener? ¿En qué preciso momento te das cuenta, que todo lo que creías bueno, era malo, y viceversa? Mara Soler, ex miembro reconocido del...