CAPÍTULO XXVI

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La reacción de Castillo ante la petición de la chica fue de sorpresa

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La reacción de Castillo ante la petición de la chica fue de sorpresa. En su mente no concebía el hecho de por qué Mara quería despedirse de una mujer como Zulema Zahir. Al fin y al cabo, si la transladaban de cárcel era precisamente para ponerla a salvo por las posibles represalias de ella. Aún así, no opuso resistencia y ordenó a uno de los policías a que la trajeran del camión policial. 

Unos minutos más tarde, la mora entraba acompañada por un policía a la sala de estar de la casa. Tratándose de ella seguramente lo más probable que haría al llegar, sería pensar en cómo podía salir del pozo en el que la estaban metiendo de nuevo. Podía aprovechar el hecho de que el policía abandonaba la sala de estar una vez la sentó en uno de lo sillones. Pero no fue así. Solo fijó su mirada en su compañera de celda.

Ella también estaba en esa sala de estar. Sentada en el sillón que estaba justo al lado de ella. Con una distancia prudencial entre las dos mujeres. Algo raro pasaba. 

La mora torció el gesto mientras con su miraba preguntaba en silencio a la contraria por lo que ocurría. Mara lo entendió al vuelo. Veía la cara de desconcierto de la mujer por lo que dejó de alargar el momento. Soltó todo el aire en un suspiro de resignación y habló:

—Me trasladan, mora. —soltó, clavando su mirada en sus sudorosas manos mientras movía los grilletes que inmovilizaban sus muñecas. 

La reacción de la mujer fue indiferente, su cara ni siquiera tuvo un mínimo cambio. Aunque sólo ella sabía que en su interior esas palabras la jodían más que cualquier otra cosa. ¿Por qué se la llevaban? Era la pregunta que retumbaba en su cabeza. Ahora que se había acostumbrado a ella. Cuando estaba familiarizada a tenerla pululando a su alrededor, se la arrancaban de su vida, así como así. 

—¿Por qué? —preguntó la mora, arqueando sus cejas. 

Mara no contestó. Era lo único que no quería contestar. Sólo quería despedirse de ella. No quería entrar a responder preguntas que no era capaz de decir, ya que eso significaba reconocer que ella había sido una de las traidoras. Y aunque, hacía apenas unos segundos estaba preparada para hacerlo y confesarle todo a la mora, ahora que la tenía en frente de ella la cosa cambiaba. No era tan fácil. 

Pero Zulema no era una persona corriente que dejaría pasar la situación. Ella era demasiado inteligente para olvidarse de que la chica se había quedado sin palabras por una simple pregunta. 

Entonces todos los últimos acontecimientos que habían ocurrido desde que se levantaron, se hilaron mágicamente en su cabeza, encendiendo la bombilla y entendiendo lo que pasaba. 

—Fuiste tú la traidora, no Casper. 

Justo en el clavo. Donde dolía. 

La frialdad con la que había pronunciado esas palabras hicieron que a Mara se le erizara hasta el último vello de su cuerpo. Ella era dura y valiente pero ese tono en su voz había hecho que sintiera por primera vez miedo de la mora. 

𝐅𝐔𝐄𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋 ~𝘻𝘶𝘭𝘦𝘮𝘢 𝘻𝘢𝘩𝘪𝘳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora