Capítulo 1: Knife of day

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«Huele el mar y siente el cielo.» Van Morrison 


La primavera se aleja lentamente, al igual que el sol desaparece detrás de los rascacielos de la ciudad. Las campanadas anuncian el final de la jornada escolar, y los animados estudiantes se despiden entre ellos y despiden a los profesores con energía. Las clases pronto acabarán, y podrán disfrutar del verano a pleno.

El tiempo ha transcurrido mucho más rápido de lo esperado. Apenas se han dado cuenta que hace tres meses estaban en su primer día de clases.

—¿Vienes con nosotros? —Yolei, Hikari y Takeru esperaban a Daisuke en la puerta del salón, y el moreno casi se cae hacia atrás cuando se choca con la chica del cabello morado.

—No, tengo entrenamiento.

—Ah, de acuerdo. Solo pensaba que podrías acompañarnos antes de que me vaya para siempre de Odaiba —dice con desilusión Yolei, queriendo convencer a Davis.

—Aun queda una semana de clases.

—Qué mal amigo eres.

—Sí, sí, lo que digas. Adiós —y se va trotando hacia el otro lado, saludando al trío con la mano.

Yolei infla las mejillas y frunce el ceño en una perfecta imitación de uno de sus modelos a seguir: Mimi.

—¡Ya llorará por mi ausencia ese...! —Antes de que acabe de despotricar, Takeru le pone una mano en el hombro y la incita a avanzar hacia la escalera.

—Ya, ya. Será mejor que nos vayamos. ¿No te pidió tu madre esta mañana que la ayudes con la tienda?

La chica deja escapar un suspiro y baja los hombros con pesadez.

—Tienes razón. Vamos —estira la mano hacia atrás para tomar la muñeca de Hikari y jala de ella suavemente. Así, los tres descienden por la ancha escalera de mármol blanco.

Al salir de la escuela, pasan por las canchas de deporte, y la compañera de Hawkmon gira la cabeza para verlas mientras avanzan.

—¡No veo que esté el equipo de fútbol fuera! —exclama, aferrándose al enrejado de alambre que separa el campus de la vereda y estirando el cuello para tratar de acaparar todo. —¡Ya verá ese mentiroso mañana! —se deja caer de vuelta al suelo firme y comienza a caminar pisando muy fuerte por delante de sus dos amigos.

—Es porque hoy tiene entrenamiento de baloncesto.

—¿Uh?

Hikari parecía haber pasado por alto ese detalle, y su rostro adquiere un tono rojo intenso que se desvanece a los pocos segundos. Generalmente recuerda todos los entrenamientos de Taichi, Diasuke y Takeru, pero últimamente se la nota bastante distraída.

—¿Y por qué tú no estás con ellos? ¿Qué no eres el capitán del equipo?

Llegan a la esquina.

—Dejaré baloncesto.

Las chicas se detienen en seco unos pasos por delante de T-K.

—En su lugar estudiaré idiomas —aclara antes de que la heredera del amor y la pureza comience a gritar reproches.

—¿Idiomas? —Remarca el plural al mismo tiempo que se sube los anteojos por el puente de la nariz.

Takeru les sonríe y asiente con la cabeza.

—Así es. Inglés y francés.

—¡Ah, francés! ¡Dicen que es el idioma del amor! —exclama Yolei con emoción. De pronto parece haber olvidado su enojo con Daisuke. —Pero Takeru, ¿a cuántas chicas quieres conquistar? —pregunta codeándolo a la altura de las costillas y dibujando una mueca significativa en su rostro.

La eterna lucha entre la luz y la oscuridad II: El reino de las floresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora