all about you ☽ jimsu [fem! jimin]

veintiuno: dudas.

La cabeza estaba por explotarle, incluso podría apostar a que era una de sus peores resacas. Y eso que tuvo varias.

Yoongi se removió con pesar entre sus sábanas, maldiciéndose mentalmente por haber tomado tanta cerveza en una sola noche, a penas recordaba qué había hecho, casi todo era muy borroso e intentar pensar le hacía marearse.

Necesitaba con urgencia una pastilla y un café muy, muy cargado.

Con lentitud, estiró su mano hacia la mesita de noche, tanteando hasta dar con su celular y prenderlo, arrepintiéndose al instante por el brillo que le hizo escocer los ojos. Eran las once de la mañana y, gracias al cielo, era sábado, por lo que podría dormir todo lo que quisiera. Si fuera un día de semana, estaría jodido por completo.

Decidido a seguir descansando, jaló su manta y se enrolló en ella, disfrutando de la calidez que esta le brindaba, pero, lo que llamó su atención, fue el aroma que detectó cuando frotó su naricita en la almohada; canela, definitivamente. De hecho, toda la cama desprendía ese olor. Yoongi suspiró gustoso, no había nada mejor que las feromonas de un alfa para tranquilizarle, sobre todo cuando no se trataba de cualquiera, sino del inconfundible aroma de Jimin.

El omega sonrió al notar que su ropa también tenía ese toque a canela y su pequeño lobo no dejaba de mover la cola por lo encantado que estaba de oler a su alfa. Si le llegara el celo, esto sería más que la gloria. Aunque, no era tan necesario su ciclo de calor, ya que, con las feromonas adecuadas, podría empezar a lubricar sin problema. De todas formas, intentó no ahondar tanto en el tema, no se sentía con los ánimos suficientes como para hacer esas cosas.

Lo único que deseaba era dormir; sin embargo, unos golpes en la puerta le interrumpieron. Como se negaba a dar un paso fuera de su cama, fingió seguir dormido, hasta que volvieron a tocar. Ese ruido no hacía más que hacer eco en su dolorida cabeza, así que no le quedó más opción que ponerse de pie a duras penas y caminar con suma lentitud, detectando, conforme se acercaba, el mismo olor a canela que tanto le fascinaba. Inconscientemente, aceleró un poquito su andar, llegando a la puerta justo antes de que la alfa volviera a tocarla.

Después de abrir, elevó su rostro y sus agotados ojitos se encontraron con los de Jimin, a quien le fue inevitable reír bajito por la imagen del omega. Estaba despeinado, con su carita algo hinchada por haberse levantado hace nada y sus mejillas teñidas de un delicado tono rosa. Muy lindo.

⎯ ¿Cómo va la resaca? ⎯ preguntó la rubia, divertida. La respuesta era más que obvia, por supuesto.

⎯ Mal... no, no, terrible ⎯ llevó su mano hasta un lado de su cabeza cuando una nueva punzada apareció ⎯. Quiero dormir para siempre, no me siento muy bien ⎯ dijo con puchero en sus labios, como cada vez que se quejaba de algo.

Yoongi sintió un leve mareo, lo que provocó que se tambaleara para terminar apoyándose en el marco de la puerta. Última vez que tomaba así, por la Diosa.

Park se acercó a él, rodeando su cintura con uno de sus brazos ⎯ Hey, no te desmayes ahora ⎯ le pidió, bromeando por haber tenido que cargar con su cuerpo casi toda la noche. La situación era graciosa de cierto modo para ella, pero eso no quitaba la genuina preocupación que sentía por verlo así ⎯. Creí que Min Yoongi no se emborrachaba, debimos apostar.

El castaño colocó sus manos en los hombros contrarios, usándolos como soporte y luego escondió su rostro en la curvatura del cuello de la alfa ⎯ Jiminie... ahora no.

⎯ Está bien, está bien, lo siento, cuidaré de ti, ¿de acuerdo? ⎯ Yoongi asintió como pudo mientras se aferraba aún más a ella, siendo aquello suficiente para la rubia ⎯ Te traje café cargado con casi nada de azúcar y en mi bolsillo tengo pastillas para el dolor de cabeza ⎯ le comentó mientras le ayudaba a entrar de nuevo a la habitación.