diecinueve: ángel.

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Un nuevo año empezó y, con este, otro ciclo de la etapa universitaria de Jimin, quien, a pesar de no llevar ni un mes en tercer ciclo, ya deseaba que llegaran sus preciadas vacaciones. Podría jurar que tenía más ojeras que cara.

Después de haber esperado media hora a su profesora de Metodología para la Investigación, optó por salir del aula junto con el resto de sus compañeros al cansarse de esperarla. Quizás perdió treinta minutos valiosos de su vida, pero, para ser sincera, no deseaba escuchar a esa mujer hablar y hablar, por lo que prefirió no quejarse. Lo único que quería en ese momento era ir a la cancha de basquetbol para ver el entrenamiento de cierto chico.

Habían transcurrido meses y, hasta ahora, la alfa continuaba ocultando sus sentimientos, volviéndose cada día más difícil para ella no decírselo, pues las ganas de abrazarlo y besarlo a veces eran demasiadas. En su defensa, hizo el intento cuando invitó a Yoongi al cine, pero, como el universo parecía conspirar en su contra, la tía del omega apareció para arruinarlo todo. Luego, los exámenes finales llegaron y ni siquiera tuvo tiempo de comer apropiadamente por dedicarse a estudiar, por lo que su confesión tuvo que atrasarse, de nuevo.

Sin embargo, durante sus días libres en verano, decidió que ya era suficiente de seguir escondiendo lo que su corazón moría por gritar a los cuatro vientos; iba a contarle a Yoongi que estaba enamorada de él o dejaba de llamarse Park Jimin. Solo era necesario hallar el momento indicado, así como en las películas... ¿Durante una puesta de Sol o bajo la lluvia? Aún tenía que meditarlo, ya que anhelaba que sea lo más romántico posible.

«Qué cursi me pone el amor, por la Diosa», se recriminó mentalmente. Su yo pasado se burlaría de su yo actual, sin duda.

Un grito logró sacarla de sus pensamientos, haciendo que reaccione segundos antes de que una pelota de básquet la golpeara. Un muchacho con aroma a fresas se acercó hacia ella para recoger el balón, preguntándole de paso si estaba bien, a lo que ella respondió afirmativamente antes de observarlo volver al campo con el resto de jugadores y, entre los tantos ojos centrados en su persona, se encontró con un par de ellos que poseían una adorable y familiar forma gatuna, los cuales reflejaban preocupación al creer que la habían lastimado. La alfa se dio cuenta de aquello y sonrió ligeramente, indicándole que se encontraba sin ningún golpe; Yoongi le devolvió la sonrisa y continuó con su entrenamiento.

Jimin se sentó en una banca, no tenía ganas de dibujar, así que prefirió ver los últimos minutos del partido de práctica del omega. Le sorprendía lo talentoso que era Min para ese deporte, sobre todo la agilidad que poseía para moverse por toda la cancha y pasar a través de la Defensa del equipo contrario, quienes eran alfas de gran estatura en su mayoría. Por algo era el Escolta del equipo de la universidad.

A la rubia le fue imposible no impresionarse cuando vio el tiro a larga distancia realizado por Yoongi que, al parecer, fue el que le dio la victoria a su equipo. Después de una mini celebración, el entrenador los llamó y formaron un círculo durante un par de minutos, para luego ir directo a las duchas.

Jimin esperó pacientemente a que el omega terminara de bañarse, aunque Yoongi no solía demorarse tanto. Estuvo viendo vídeos en su celular por aproximadamente veinte minutos y, casi al instante, su buen oído pudo identificar pasos acercándose junto con el dulce aroma a manzanas tan característico del castaño. La alfa elevó la vista, encontrándose con la delgada figura de Min; las pequeñas ondas en su cabello por la humedad y sus mejillas rosaditas le daban un aspecto adorable.

«¿Por qué tienes que ser tan lindo?», Park se formulaba esa pregunta todo el tiempo.

⎯ Hola, Jiminie ⎯ saludó el omega, sin imaginarse que ese diminutivo ponía contento al lobo alfa de Park y, por supuesto, a ella también ⎯, creí que estarías en clase.

all about you ☽ jimsu [fem! jimin]Where stories live. Discover now