uno: campo de lirios.

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Jimin miraba su cuadernillo una y otra vez sin saber qué dibujar. Hacía un trazo con el lápiz, para luego borrarlo y volver a mirar los alrededores de la universidad con la esperanza de encontrar algo digno de plasmar en la hoja que yacía con borrones.

Los recesos se le hacían eternos y sumamente aburridos, ya que no tenía a nadie con quien compartirlos. Y eso no le molestaba en lo absoluto, al contrario, disfrutaba estar sola mientras dibujaba. Todo lo que estaba en ese pequeño cuaderno era especial para ella, demasiado como para compartirlo con el resto de sus compañeros universitarios. No los detestaba, pero tampoco los soportaba, pues eran muy ruidosos para su gusto y no se veían confiables.

Algunos de ellos se le habían acercado para darle la bienvenida e intentar integrarla, sin embargo, la alfa no mostró interés alguno en juntarse con los demás. Por lo que, con el pasar de los días, lograron comprender que Jimin disfrutaba de su soledad y lo respetaron, alejándose y dejando de insistir. Claro, nunca faltaba uno que otro que trataba de entablar una conversación, pero, como todos, era rechazado o simplemente se arrepentía a último momento al ver los profundos y oscuros ojos de la rubia, los cuales no mostraban otro mensaje a parte de «aléjate».

Después de varios minutos sin que ninguna idea viniera a su cabeza, decidió ponerse de pie, guardar su cartuchera y cuadernillo en su mochila, y alistarse para su próxima clase. Caminó hasta el penúltimo pabellón mientras escuchaba música y, cuando estuvo a punto de entrar a su salón, escuchó algunas risas provenientes de un pequeño grupo que alumnos mayores; eso no llamó su atención, sino el olor a manzana de uno de ellos.

El chico dueño de aquel aroma se llamaba Yoongi, ¿cómo olvidarlo? Si lo había atrapado rebuscando sus cosas hace un mes. Incluso si ella quisiera fingir que el omega no existía, no podría. Era imposible. La mayoría hablaba con y de él. No era que le molestara, en realidad, la gente era libre de hacer lo que se le dé la gana, pero no entendía qué era ese algo que hacía de Min Yoongi tan especial. Tenía la estatura promedio de un omega, poseedor de una contextura delgada, con su desordenado cabello de un color castaño oscuro, sus ojos cafés ⎯ aunque la forma gatuna de estos le daban un toque... diferente, en su opinión ⎯, su piel era increíblemente blanca y brillante, y era notoria su habilidad para el basquetbol. Jimin había visto a muchachos parecidos a Yoongi; sin embargo, él era un espécimen único para el resto.

Tal vez, algún día descubriría ese «plus» que Yoongi tenía. Y si no era así, no le importaba.

No estaba entre sus planes ser parte del club de admiradores del omega y ayudar a incrementar su ego.

Con eso en mente, entró a su aula, decidida a concentrarse en algo que mereciera su atención.

Con eso en mente, entró a su aula, decidida a concentrarse en algo que mereciera su atención

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Al final, hizo de todo menos prestar atención a sus clases. No estaba desanimada, sin embargo. Todo lo contrario, se encontraba satisfecha, debido a que un bien dibujado campo de lirios se hallaba en una de sus hojas, incluso había tenido tiempo de pintarlo y el resultado le fascinó.

all about you ☽ jimsu [fem! jimin]Where stories live. Discover now