𝑳𝒂 𝒄𝒉𝒊𝒔𝒑𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒅𝒊𝒄𝒊𝒂 [Greed • FMAB]

24: Miedo e inconsciencia.

El tiempo transcurría, la hora en que la luna cubriría por completo al sol en un eclipse se acercaba.

Desde arriba, esperando que todo saliera bien estaba Falman, quien sorprendido y aliviado miraba como los soldados centrales caían rápidamente.

— Asombroso. ¿Ese es Ling Yao... o el homúnculo? Como sea... que bueno que está de nuestro lado.

Mientras tanto los soldados de Briggs mostraban su respeto hacia su camarada caído con un saludo militar.

Lara estaba parada junto a Falman, haciendo lo mismo que él. Sin embargo, ella en lugar de estar aliviada estaba preocupada. Su preocupación estaba dirigida tanto por Greed como por Ling.

Y a la vez, aunque no lo demostrara tan abiertamente, por Edward, Heinekel y Darius. Durante los meses que habían pasado juntos les había tomado cariño y aprecio.

Desde un principio sabía que todo esto era peligroso y estaba la posibilidad de morir en el intento. Ella ni siquiera quería llegar a pensar en esa posibilidad.

Respiró profundamente un par de veces para intentar calmarse y hacer que los pensamientos negativos se fueran. Se quedó mirando el cielo, el eclipse empezaría en unos cuantos minutos, faltaba poco.

Se atención quiso volver a enfocarse en Greed, pero él ya no estaba. Sintió un hueco en su estómago. El pánico comenzaba a apoderarse de su mente.

— Disculpa... — exclamó dirigiéndose a Falman intentando sonar lo más calmada posible. — ¿Viste hacia dónde se dirigió?

— Terminó con los soldados de central y corrió hacia allá. — mencionó señalando hacia la dirección en qué Greed y Ling se habían ido.

Ella le agradeció, con la determinación de encontrarlos, decidió que iría a buscarlos. Sabía bien que debía apresurarse y tener mucho cuidado.

Pero el eclipse ya había empezado, una especie de nube de color negro había aparecido y comenzado a cubrir el centro de la ciudad.

Esto anunciaba que el plan de Father estaba siendo llevado a cabo exitosamente.

Lara comenzó a sentirse pesada, sus párpados se cerraban del cansancio que repentinamente apareció, sentía también una opresión repentina en el pecho.

Sin poder resistirlo cayó al suelo, desde allí dió un vistazo a su alrededor, las demás personas estaban en las mismas que ella.

Sus ojos se cerraron, había quedado inconsciente. Su alma había sido arrebatada.