𝑳𝒂 𝒄𝒉𝒊𝒔𝒑𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒄𝒐𝒅𝒊𝒄𝒊𝒂 [Greed • FMAB]

Epílogo: La chispa de la codicia

El tiempo pasaba, Lara recordaba con cariño todos lo que había vivido y compartido con Greed, pensar en esos hermosos recuerdos la reconfortaban.

Fue difícil para ella despedirse de Ling, quien debía regresar a Xing para convertirse en emperador. Pero fue suficiente  con un simple abrazo y un pequeño intercambio de palabras que terminó en un "Volveremos a vernos"

Durante todo un año una idea rondó por su cabeza: traer de vuelta a Greed. ¿Qué cómo lo lograría? De la misma forma en que Edward había regresado de la puerta de la verdad con su hermano: entregando su puerta de la verdad.

Se planteó muchas veces el aprender alquimia para lograr ese objetivo, pero siempre que quería ir a buscar a Edward para pedirle sugerencias, se terminaba arrepintiendo. Deseaba volver a tener a su amado a su lado, pero temía que algo saliera mal y terminara perdiendo la piedra filosofal que contenía su alma.

Tras dudar y reflexionar por varios meses, tomó una decisión. Lo traería de regreso, estaba determinada a hacerlo, y no descansaría hasta lograrlo, esa fue la promesa que se hizo a sí misma y a él.

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Lara llevaba consigo siempre aquella piedra filosofal que contenía el alma de su amado Greed,  esto no fue una excepción cuando fue a aprender alquimia con Izumi Curtis, esto por sugerencia de Edward que sabia que quien había sido su maestra podría enseñarle lo necesario para que ella cumpliera su objetivo.

Ella empezó desde lo más básico, pero se le dificultaba mucho, solía olvidar lo que ya sabía tras seguir avanzando en su aprendizaje, muchas veces fueron las que lloró debido a la frustración.

Izumi la reprendía por hacerlo, pero siempre intentando hacerlo con tacto ya que conocía su propósito y ella quería que lo cumpliera lo antes posible, o al menos eso fue de lo que se enteró Lara después cuándo Sig Curtis se lo aclaró.

Saber aquello fue el empujón que necesitaba  para esforzarse más y estudiar más duro. Fue así como ella comenzó a tener grandes avances.

El tiempo siguió transcurriendo, los días se convirtieron semanas, las semanas  en meses y los meses en años. Pasaron así un total de tres años. A sus 24 años tenía ya un buen nivel de alquimia.

Pero no sabía si sería suficiente  para cumplir su objetivo. Arruinar la única oportunidad que tenía le daba terror. Nunca se perdonaría si eso pasaba. Pensar en esa posibilidad la ponía muy mal.

— ¡Estudiaste por años sólo para este momento, no es momento de dudar! — exclamó Izumi, animándola.

Respiró profundamente antes de poner ambas manos sobre el círculo de transmutación, este era el mismo que hace años Edward había usado de la misma forma que ella lo haría.

Por un momento sus ojos se sintieron pesados, los cerró y esa sensación desapareció, al abrirlos  estaba en lugar diferente. Enfrente de ella estaba la silueta de una persona, que al igual que todo el lugar era color blanco. Entendió que esa era La Verdad, la figura de la que su maestra le había hablado.

— Alquimista, tus intenciones son tener el cuerpo de tu amado a cambio de tu puerta de la verdad. ¿Estas segura de estar dispuesta a sacrificar tu alquimia por otra persona? ¿A rebajarte a un simple humano por amor?

— He sido alquimista por 4 años, conozco las ventajas que esta te puede dar, sin embargo, la alquimia no es más importante que las personas que amas. Sin la alquimia sigues siendo la misma persona que con ella, sin las personas que amas no puedes ser la misma persona. Hacer algo por esas personas impulsado por el amor que les tienes no te hacen débil, no te hacen ser un simple humano, con o sin alquimia somos simples humanos.