Flavio.
Estaba dolido. Decepcionado. No entendía porque Samantha no había ido, sin avisar, y mucho menos entendía qué le llamara a las tantas con un claro ruido de fondo. ¿Le había dejado tirado por una simple fiesta? Pensaba mil cosas, pero en ninguna había una opción buena.
Había traicionado su confianza, no tenía ningún sentido, ¿qué sería lo suficientemente fuerte para excusar la falta de Samantha a su quedada? Era importante para él y ella simplemente... ¿había preferido irse de fiesta? Es que es muy fuerte. Había confiado en ella para nada, porque no había servido de nada. Volvía a sentirse vacío. "Al final, no merece la pena abrirte con nadie, te defraudan siempre" pensaba mientras miraba el techo de su cuarto.
El trabajo no había ido tan mal, al final le encanta tocar el piano así qué tenía que conformarse con lo qué la vida le acababa de presentar y aprender a aceptarlo.
Su día fue bastante negro, se sentó delante del piano y únicamente era capaz de aporrear las teclas y creando melodías qué podrían romper un corazón si alguien más lo escuchase.
Al cabo de un rato, aparecieron sus compis de piso en su habitación y, apoyados en el marco de la puerta, comenzaron a analizarle y a susurrar cosas como "parece un día de tormenta gris" o "a este no le sacamos de este mood ni con 20 cervezas".
Maialen y Gèrard entraron en el cuarto de Flavio, y se sentaron en su cama. Él se giró y los miró:
-¿Qué pasa, qué ocurre?-preguntó.
-Pues eso nos gustaría saber a nosotros, Flavio, qué ocurre. -contestó la morena.
-Nada, no pasa nada, ni tenía que haber pasado nada.-sentenció mientras se levantaba del piano e iba dirección al salón, con la esperanza de cerrar la conversación.
Sin embargo sus compañeros no lo dejaron estar e intentaron insistir un poco más.
-Fla... ¿va todo bien? -le preguntó Mai con clara preocupación en sus ojos.
- No... No va todo bien.-suspiró el muchacho y comenzó a contarle a sus amigos lo qué había sucedido con Samantha, como se sentía él al respecto y el torbellino de pensamientos que tenía sobre todo lo ocurrido.
Después de un rato de explicaciones y de confesión de sentimientos, se hizo el silencio entre los chicos. Al poco, Maialen lo rompió.
-Bueno grillito... si dices qué ella está insistiendo, ¿por qué no aceptas y hablas con ella?-Le preguntó la morena.
-No lo sé Mai... por un lado bueno, pero es que estoy realmente dolido. Se ha roto todo lo qué habíamos construido, no hay confianza.-confesó él.
-Quizá te estás precipitando y deberías dejarla a ella expresarse. No sabes lo qué ha podido pasar y la explicación que puede darte quizá te convence.-le dijo ella.
-Bueno, no sé Mai... no creo, ya veré.-dijo él entre murmullos.
En ese momento sí qué terminó la conversación y Flavio volvió a su cuarto, a terminar de organizar la cama supletoria. Su hermana Bea pasaría con él el finde y le venía genial para poder desconectar. Entre ella y su trabajo, no tendría mucho tiempo de pensar y así no le daría vueltas a la cabeza.
Samantha.
Había perdido ya la cuenta de cuántas veces había intentado contactar con Flavio sin éxito. Los mensajes que le enviaba no aparecían como leídos, no respondía a sus llamadas y no había actualizado ninguna de sus redes sociales. Empezaba a pensar que iba a ser imposible arreglarlo, que todo había terminado.
Dejó de mirar la pantalla del móvil al notar que aumentaba el peso que había sobre su cama y se giró para ver que Eva se había tumbado a su lado, pasando un brazo por la cintura de la rubia y subiendo una pierna encima de las de ella.
-¿Me vas a contar qué ha pasado? Ayer firmaste para ser telonera de Nia, deberíamos estar celebrándolo y no en la cama.
-Flavio no me habla.
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
-Ayer le prometí que iría al restaurante a verle tocar pero Anaju y Nia insistieron en ir a celebrarlo y por error no le avisé. Te prometo que hasta escribí el mensaje pero no lo pude enviar. Y después le llamé un poco borracha y no me dejó ni explicarme.
-A ver, Samantha, eso tiene fácil solución. Se lo explicas y él te entenderá.
-¿Pero cómo se lo voy a explicar si no lee mis mensajes ni contesta mis llamadas, Eva?
-Si no se lo puedes explicar por el móvil, se lo explicas en persona. Hoy trabaja, ¿no?
-Pero yo también trabajo, cuando yo salga él ya habrá empezado.
-Pues vas a la salida, Samantha. No te rindes.
-Vale, iré cuando salga de trabajar y esperaré a que salga él... por suerte no me toca cerrar -al decirlo la rubia rió un poco.
-Y ahora a comer, que hay que llenar ese cuerpecito de energía -la morena se levantó y tiró de su amiga, arrastrándola hasta la cocina.
Pusieron música a todo volumen y estuvieron bailando y cantando mientras preparaban un gran plato de espaguetis para cada una. Después comieron sentadas en el sofá, viendo una serie de Netflix, hasta que Samantha tuvo que empezar a prepararse para ir al bar.
El turno se le pasó demasiado despacio y demasiado rápido al mismo tiempo. Necesitaba ver al chico y explicarle todo cuando antes pero al mismo tiempo le comían los nervios pensando en el momento, ¿y si no la quería escuchar? ¿Y si a pesar de escucharla no la perdonaba? Cuando acabó el turno se despidió rápidamente de su compañero desde la barra y decidió caminar hasta el restaurante del chico, había un gran trecho pero prefería despejar las ideas y hacer algo que no fuese sólo esperar.
Al llegar, decidió sentarse en el bordillo de la acera de enfrente, desde donde tenía una vista privilegiada de Flavio tocando el piano para deleite de los que allí cenaban. Sin poder evitarlo, paró la música que llevaba en los cascos y se colocó los sonotones, para así poder captar las melodías que tocaba el moreno cuando la puerta se abría. El restaurante se iba vaciando y muchos de los comensales le dirigían miradas extrañadas a la chica que estaba sentada inmóvil frente al lugar, sin apartar su vista del pianista.
Cuando ya apenas quedaba gente en el lugar y el reloj marcó las 0:00 Flavio se levantó de su banqueta, y Samantha se quedó aún más ensimismada si era posible. "Mare meva, cómo le sienta el traje..." pensó la valenciana y se incorporó para estar bien visible cuando él se dirigiese a la salida. Pero nada salió como ella lo había planeado.
Samantha sintió como una mano apretaba su estómago, su corazón y su diafragma al mismo tiempo. Le estrangulaba, le daba ganas de vomitar y no le dejaba respirar. Cuando Flavio se había levantado del piano lo había hecho una chica en una de las mesas al mismo tiempo, aunque Samantha fue incapaz de reparar en ella, pero lo que sí vio en primer plano es cómo se acercaba al chico y ambos se fundían en un abrazo. Todo lo que Samantha debía estar haciendo la noche anterior lo estaba haciendo aquel día esa chica. Se giró rápidamente y salió literalmente corriendo de allí.
Lo que ella no sabía es que, en aquel mismo momento, Flavio dirigió su vista a la calle y le pareció ver la espalda y el pelo de una chica igual que Samantha corriendo mientras se alejaba del lugar. Pero no podía ser, por mucho que él lo deseara ella no estaba allí, o eso creía. Sonrió a su hermana y le agradeció que hubiese ido a verle aquella noche.
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Entre acordes ~ Flamantha
ФанфикEllos buscaban ganarse un hueco en la industria musical cuando se presentó la oportunidad que tanto estaban esperando. Pero no sabían que aquel concurso por ser teloneros de una gran artista cambaría sus vidas para siempre.