Ellos buscaban ganarse un hueco en la industria musical cuando se presentó la oportunidad que tanto estaban esperando. Pero no sabían que aquel concurso por ser teloneros de una gran artista cambaría sus vidas para siempre.
Estaba súper nervioso. No podía evitarlo. Hoy era su primer día en el trabajo nuevo y, aunque no le hiciera una ilusión tremenda, al fin y al cabo iba a trabajar haciendo una de las cosas que más le gustan: le iban a pagar por tocar el piano. Y visto el panorama laboral, poder trabajar en algo que le gusta iba a ser una suerte tremenda.
Cogió el móvil, les escribió a Sam y bloqueó el teléfono cuando oyó a alguien entrar en casa. Vio primero cuatro bolsas repletas de comida y luego a una pequeña Maialen entrando a duras penas. Se levantó del sofá y corrió a ayudarla antes de que alguna bolsa acabase en el suelo, o peor, ella.
-Anda trae, Mai, que lo vas a tirar al final.-dijo el moreno cogiéndole las bolsas a la morena y dejándolas encima de la encimera .
-Pf, gracias grillito, es que ya no podía más con las bolsas eh.-dijo riéndose la morena.- Debería de dejar de comprar por encima de mis posibilidades de fuerza, algún día no llego a casa.
-Pero Mai, hubieras avisado y te había acompañado a comprar si querías comprar todo esto.- dijo el moreno.
-Ya... se me ha ido la mano en el super, además es que he visto cosas del bote común que nos faltaban y ya he aprovechado...-le dijo Mai.
-Jo Mai, no hacía falta, ahora me siento fatal...-dijo Flavio mirando a su amiga.
-Qué va grillito, hoy suficiente tienes tú con concentrarte para tu debut en tu súper trabajo.-sonrío ella mientras miraba a su compañero.-Vas a hacerlo genial, no me cabe ninguna duda.
-Gracias...estoy un poco nervioso... -dijo el mientras colocaban la compra.
Hablaron un poco más, y Flavio oyó su teléfono. Samantha le había contestado y con esa gran sonrisa qué se le dibujó en el rostro, fue a prepararse a su cuarto para descansar un poco antes de ir a trabajar.
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Llegó al restaurante 15 minutos antes de la hora que le habían establecido, así que aprovecho para entrar y dar una vuelta antes de encontrar al encargado y poner su mejor sonrisa.
-Buenas tardes, Flavio. Gracias por tu puntualidad, valoramos mucho este aspecto en nuestros empleados.-le dijo el encargado mientras Flavio asintió y sonrió dando pie a que siguiera hablando.- Bien, ahora vamos a la zona de vestuarios, entenderás qué necesitamos cumplir una serie de requisitos estéticos, así que en la taquilla qué te indicaré a continuación, qué será la tuya a partir de ahora, encontrarás el traje con el qué debes trabajar. Así mismo, hay un cuaderno con un repertorio seleccionado, si quieres añadir alguna canción será necesario qué hables conmigo para aprobar la nueva canción y añadirla. ¿Lo has entendido todo? -le preguntó a Flavio su nuevo encargado ya al lado de la taquilla.
El moreno asintió y se quedó solo en los vestuarios de los empleados, mirando fijamente el traje que debía ponerse. Realmente necesitaba el dinero porque no sé habría puesto un traje por si mismo ni de coña.