18. Te llevaré yo

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Flavio.

Habían pasado unos días desde el último día que él y Sam estuvieron juntos y se había sentido tentado de escribirle aunque cuando se ponía a ello no sabía muy bien qué decirle.

Por fin era viernes y había decidido tomarse la tarde libre. No haría nada, no ensayaría ni haría nada de clase, hoy sería para él. Cogió el móvil y se puso a trastear con él. Después de ver un par de historias, ahí estaba ella. Sam había subido una foto sonriendo en un espejo y no pudo evitar sonreír al verla. Abrió whatsapp y le mandó un mensaje, le apetecía verla y aprovechando que hoy era su tarde libre, pensó que era la oportunidad perfecta.

Estaba nervioso, se puso a trastear con la guitarra a esperar la contestación de su amiga

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Estaba nervioso, se puso a trastear con la guitarra a esperar la contestación de su amiga. Le pasaban mil cosas por la cabeza, pero no podía dejar de pensar en ella y en lo cómodo que se sentía a su lado.

Cuando oyó su móvil y vió la contestación afirmativa de la rubia, sonrió ampliamente achinando los ojos y fue a prepararse.

19:30 p.m.

Salió del metro y se encaminó hacia la esquina donde había quedado con Samantha. Al llegar, esperó apoyado en la pared mientras miraba su teléfono distraído.

Cuando levantó la mirada de su teléfono la vio llegar. Ella iba guapísima con unos vaqueros, un jersey finito lila, su chaqueta vaquera con borreguito y esa sonrisa que tanto le gustaba. No pudo evitarlo y se acercó a ella, se fundieron en un abrazo eterno mientras le acariciaba la espalda lentamente en su abrazo.

Al separarse, se sonrieron mirándose a los ojos y le acarició la mejilla suavemente.

-Bueno, ¿qué te apetece? -le preguntó el moreno mirándola.

-¿Vamos a tomar algo a un bar? Conozco uno bastante bueno aquí al lado, te sirven palomitas con la consumición -le dijo Samantha sonriendo.

-Vamos a por esas palomitas entonces, ¿eh? -sonrió él y dejó que ella comenzara a andar para seguirla, ya que él tenía 0 idea de donde estaba el bar.

Caminaron juntos, de vez en cuando sus manos se rozaban y entonces uno de los dos se separa mínimamente, y así repetido en bucle, una y otra vez, hasta que llegaron al bar y entraron juntos, entre risas y anécdotas.

-¿Qué quieres beber, Sam? -preguntó el moreno.

-Una pinta, porfa -le contestó ella y él asintió, encaminándose hacia la barra.

Cuando tuvo las dos cervezas y el cubo de palomitas, volvió a la mesa donde Sam y se sentó a su lado.

Bebieron, hablaron y se rieron con las mil anécdotas que se estaban contando mutuamente. Estaba impresionado, no entendía cómo podía sentirse así de bien con alguien a quien conocía de hace tan poco. La miraba y no podía evitar sonreír y quedarse ensimismado mientras ella le estaba contando las ganas que tenía de venirse a Madrid y como el concurso donde se conocieron había sido la oportunidad, excusa y escaparate perfecto para tomar la decisión de mudarse y luchar por sus sueños.

Entre acordes ~ FlamanthaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora