Capítulo 23

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–¿H-hola?– se oyó su dulce y característica voz al otro lado de la línea.

–Hola, Hinata, soy Gaara. ¿Naruto está contigo de casualidad?

–Oh, G-Gaara. No, no está conmigo– respondió –Creo que en este momento debe estar en el club de básquetbol con Sasuke.

–Mm, queda cerca de aquí– murmuró más para sí mismo.

–¿Por qué? ¿Sucedió algo?

–No, para nada– se sobresaltó un poco –Gracias, Hinata, nos vemos.

–B-bueno, está bien. D-de nada, nos vemos.

Colgó la llamada antes de mirar a su alrededor. Si tenía suerte y lo que la ojilila decía era cierto, lo encontraría en un instante. Como se encontraba en el campus deportivo de la universidad, las canchas de básquetbol no quedaban muy lejos de donde se encontraba en ese preciso momento, por lo que llegaría rápido. Se dispuso entonces a caminar hacia dichas canchas.

En el trayecto no pudo evitar sentir cierto temor. La petición de Lee con respecto a su relación lo había tomado desprevenido, sin contar la forma en la que también se lo había dicho. ¡Es que caía muy fácilmente ante esos labios de anís! Se odiaba a sí mismo por comportarse como una presa tan fácil, pero no podía evitarlo. Cada una de las sensaciones que, su ahora novio, le provocaba avivaban la llama de lo sentimientos hacia él. ¿Así era como se sentía el amor? Vaya caja de sorpresas, justamente como Lee. Podría acostumbrarse. Pero no era momento para pensar en eso, le carcomía la cabeza el hecho de si su querídisimo amigo rubio hubo corrido la voz. De ser así, ¿qué haría?

No habían pasado ni semanas y ya cagaría su relación. ¡Qué problema! No quería ni imaginarse cómo se tomaría Lee el hecho de que no había respetado su decisión. No, eso no podría pasar, y se aseguraría de que nadie se enterara. Pero, de todas formas, tampoco había sido su culpa, de haber sabido que su novio querría mantener la relación en secreto no habría abierto la boca frente a Naruto desde un inicio. De todas formas, ya estaba de camino a arreglarlo.

Dio finalmente con el complejo de básquetbol, el cual consistía de un enorme coliseo: Constaba de una cancha techada larga, a un lado la entrada a los vestidores y, al frente las hileras de escaleras que iban en subida, cosa que se pudiera apreciar el juego sin problemas.
Caminó por el lugar casi apegado a una de las paredes, pues varios alumnos se encontraban en pleno juego en ese mismo instante, no quería molestar.
A cada paso, buscó con la mirada a su amigo, quien fue fácil de divisar debido a aquella cabeza amarilla de puntas. Se lo veía bastante concentrado en el juego, pero a la vez divertido; se movía de un lado al otro, pasando la pelota, saltando y marcando.
Decidió entonces esperarse cierto tiempo hasta que acabara la práctica, pues pocas habían sido las veces en las que veía a un Naruto tan dedicado a algo que no fuera dormir o molestar.

Se deshizo de la chaqueta que llevaba en ese momento y la amarró a su cintura debido a la calefacción del lugar. Ciertamente no hacía mucho frío afuera, pero como el otoño ya había llegado, la brisa fresca era bastante notoria.

No tomó mucho tiempo para que el partido terminara y entraran a un receso. Gaara aprovechó eso para, mientras todas las demás personas alrededor se dispersaban, acercarse a su amigo que estaba de espaldas y tomaba algo de agua. De manera silenciosa, puso una mano en su hombro y lo llamó. –Hey, Naruto.

El nombrado se sobresaltó de golpe y escupió el agua que recientemente tenía en la boca haciendo todo un desastre.
–¡AH! ¡No me asustes así, de veras!– se quejó el rubio poniéndose en guardia –Oh, ¡Gaara! Eras tú– dijo entre risas nerviosas reincorporándose.

–Idiota– murmuró perplejo dedicándole una mirada de desaprobación por el show que había armado.

—¡Un gran idiota!— se oyó la voz de Sasuke a una corta distancia. Había presenciado todo lo recientemente ocurrido.

One of those Days || Gaalee/LeegaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora