Capítulo 27

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Se aproximaba al lugar al que habían quedado anteriormente. El viento frío le recorría todo el cuerpo y los árboles casi sin hojas se alzaban sobre él por ambas hileras de troncos que rodeaban la casi solitaria vereda por la que paso a paso avanzaba.
Ajustó la bufanda que traía al cuello y observó a su alrededor con la vista algo cansada. Hace tiempo no pasaba por aquel pequeño pero agradable parque cubierto por las últimas hojas del otoño. Casi no había mucha gente a su alrededor, solo algunas pocas familias dando un paseo y una que otra persona trotando por el rededor.
Mientras tanto, él se mantenía caminando en línea recta, sin saber exactamente si quería llegar o no a su destino.

Al levantar la mirada, notó a la distancia la silueta de la persona que lo había citado. Su delgado cuerpo comenzó a temblar debido a una alta inseguridad. Por un momento sentía las ganas de salir corriendo, pero por otro lado, necesitaba verlo.
Semanas habían pasado desde su último encuentro, ese tan vil y crudo encuentro que, aunque no lo dijera, lo había dejado más que destrozado. No se mentiría a si mismo, sentía algo de rencor, cosa que denotaba el porqué no tenía muchas ganas de encontrarse con él. Sin embargo, si se limitaba a echarse a correr como había hecho antes no llegaría a nada, necesitaba escuchar las palabras que tenía que decirle.

Terminó por aproximarse hacia aquella persona, bajo un farol del parque y su oscura mirada que observaban con detenimiento sus pasos hasta quedar frente a él. El ambiente entre ambos desprendía cierta incomodidad. No cabía duda, ambos estaban inseguros en ese momento.

—Hola, Gaara, gracias por venir.

—Hola, Lee— saludó evitando el contacto visual y con un tono de voz algo apagado.

Se mantuvieron en silencio un momento tras esto. Ninguno de los dos hacía el intento de reavivar la conexión de sus miradas, más bien se mantenían mirando al suelo o a otra parte. Gaara jugaba nervioso moviendo los pies, mientras que el pelinegro observaba los alrededores rascándose la cabeza. Quien los mirase pensaría que se trataba de dos jóvenes nerviosos en su primera cita, aunque no era el caso realmente.

—Gaara, escucha...— suspiró rompiendo el silencio entre ambos— Te cité aquí porque necesitaba hablar contigo de algo importante— dijo con notoria timidez haciendo una pausa.

El más bajo finalmente volteó su vista hacia su rostro, expectante, esperando a escuchar lo que tuviera que decirle. En su mente se repetían imágenes de diversas situaciones que, de camino a su punto de encuentro, había imaginado. Pensaba en que Lee se disculparía, le daría un abrazo, un beso de esos tan apasionados que siempre le daba y pasarían el resto de la tarde juntos. Le generaba mariposas en el estómago el pensar en todo eso, pero aún así existía cierto lado suyo que sabía no debía ilusionarse de esa manera; un lado negativo, pesimista, inseguro y... en el peor de los casos, realista. Pensamientos que había reprimido dentro de sí bajo la constante idea de que todo estaría bien.

Lee suspiró. —He estado... he estado pensando bien las cosas; todo lo que pasó, y tratando de asimilar bien la realidad... Y yo...—soltó otro suspiro— No sé cómo decirlo— terminó llevando ambos manos a su rostro para ocultarlo.

El pelirrojo lo miró con preocupación y se acercó levemente antes de tomar sus manos y alejarlas de su cara, chocándose finalmente con su mirada. Sus ojos reflejaban un sentimiento muy distinto al que pudo haber percibido antes, no lograba descifrarlo, era tan abstracto que ni llegaba a acercarse. ¿Era tristeza? ¿Miedo? ¿Confusión? ¿Arrepentimiento?

—Lee...— murmuró aún sin soltar sus manos— Antes que nada sólo quería decirte que... a pesar de todo... te extrañé— dijo con dulzura.

Lee lo miró algo exaltado ante sus palabras, pero en segundos regresó al indescifrable semblante en el que estaba. Bajó sus manos con delicadeza deshaciéndose del dulce agarre del pelirrojo y se masajeó la sien.

One of those Days || Gaalee/LeegaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora