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Abrazó la almohada para apoyar su rostro en esta, así podría aguantar los gemidos que salían de su boca. El pecho de su jefe estaba apoyada en su espalda, uno de sus manos sostenía su cintura mientras que la otra acariciaba su pecho. Se sentía bien, siempre era así.

Levantó un poco su cabeza haciendo que sus suspiros y gemidos se oyeran más mientras que por el rabillo del ojo miraba a su jefe, el cual seguía con su labor de darle placer por atrás. Algo que nunca cambiaba era el rostro del moreno, siempre con una tristeza profunda en sus ojos la cual ocultaba con su vanidad y soberbia, siempre demostrando que era el más grande pero él mismo se sentía como la mierda.

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- Si necesitas que te ayude en algo, lo que sea, podré ayudarte.

- No creo que pueda ayudarme.

- ¿Te invito un trago? Si de algo estoy seguro es que con una buena copa de vino ves todo de otra forma.

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Cuando murió Outer estaba devastado, no hallaba el sentido a su vida pues ese chico era todo su universo, el ser que más ha amado, el único que no te tuvo miedo y a pesar de ser un demente se sentía cómodo a su lado. Outer era su luz y al morir todo se volvió negro y solitario.

No podía morir, eso no hubiese sido la mejor opción. Outer siempre quiso que viviera de la mejor manera, que siga feliz, que halle el amor pero ¿Cómo podría anhelar amor si su amado se ha ido de este mundo? No tenía nada más que perder. Se unió a la banda un par de meses después de que su pareja muriera, seguía sin motivos para vivir pero no moriría tan fácilmente. Con el dinero que ganaba logró levantarse, alquiló un departamento lejos del que compartía con su pareja pues seguir viviendo en ese lugar solo le traía dolor. Cada mes sin falta iba a la tumba de su difunto novio, le llevaba flores sin falta.

Un año después de su muerte, el día de su cumpleaños, se hallaba en el techo del almacén, viendo las estrellas las cuales eran más notables por la falta de luz que había en ese lugar. La luna se veía maravillosa.

Recuerda cuando Nightmare se le acercó, tal vez él también estaba triste y su falsa preocupación se debía a que solo quería pensar en otra cosa que no sea lo que le pasaba. Recuerda cuando él le dijo que si necesitaba que lo ayude en algo él lo haría.

Ambos necesitaban algo en qué distraerse para no pensar en sus problemas. Se necesitaban.

Esa misma noche se enteró de la tristeza de su jefe. Al parecer descubrió que su ex pareja y su hermano habían tenido un hijo, algo que no debió sorprenderle.

Bebida tras bebida sucedió lo inevitable, según ellos. Tal vez sí hubiera sido inevitable, si solo ellos hubieran aceptado su tristeza y no tratar de reemplazarla por placer, si tan solo hubiesen dejado de beber; tal vez todo haya sido diferente.

— Lo siento.. —Escuchaba la voz de su jefe en susurros cerca de su oído, la frente del contrario se apoyaba en su nuca y ocultaba su rostro del cual probablemente hubieran salido lágrimas si el mayor no fuera tan orgulloso.

Todos sabían de su extraña relación y si no al menos sospechaban algo. Sus compañeros más cercanos pensaban que era dañino para su ser, que solo era un juguete para satisfacer a su jefe cada tanto.

Eso no era cierto. Nightmare no lo utilizaba, la situación era al revés.

Cuando ambos estaban solos él era quien iniciaba todo, él era quien incitaba a su jefe a tener intimidad, él era quien se aprovechaba de la tristeza interna del mayor.

Todos los días de su vida, cada momento al despertar o al dormir, pensaba en Outer y del cómo lo extrañaba; no podía dejar de pensar en él y odiaba eso. No, no odiaba el recuerdo de su novio, los amará y apreciará por el resto de su vida pero sabía que era momento de pasar página. Por más que lo intentara no podía dejar de pensar en él y eso dolía.

Por alguna razón desconocida para él, aunque tal vez no tanto, cada vez que estaba con Nightmare no pensaba en su difunto novio; cuando hablaba o se acostaba con su jefe dejaba de recordar eso que tanto le duele. Era extraño pero beneficioso para él.

Por eso era que se mantenía junto a su jefe casi todo el día, ya sea solo por negocios o para tener un poco de sexo, este último era lo de menos. No lo malentiendan, el sexo con Nightmare era lo mejor pero no era del todo necesario pero el 85% de cosas que hacían juntos giraban al rededor del sexo pues no tenían muchas cosas en común que no sean sobre trabajo.

Apretó con fuerzas las sábanas mientras que llegaba al límite, soltando un largo gemido el cual ahogó mordiendo la almohada.

— Mañana.. —Con algo de dificultad logró ordenar sus ideas para empezar a hablar— ¿Iremos.. a recoger el dinero? —Se acostó boca arriba, observando como su acompañante hacía lo mismo tras recuperar su respiración normal.

— No.. —Soltó un largo suspiro, cerrando sus ojos con calma— Cambiaron el horario, iremos la próxima semana. —Su respiración era más calmada, disfrutando la paz que inundaba en la habitación.

— ¿Podemos dormir hasta tarde mañana? —Se acomodó para quedar de lado, observando como el moreno giraba su cabeza para mirarlo.

— No, debo levantarme temprano. —Frunció el ceño al notar el puchero de su subordinado, evitando soltar una risa por lo infantil que era este— Si deseas te puedes quedar a dormir un rato más, pero te necesitaré antes de las nueve.

— Hecho. —Sonrió al lograr su objetivo.

Se acercó al cuerpo de su jefe, apoyando su brazo sobre el pecho de este como una especie de abrazo. Disfrutaba el calor que le generaba el contrario.

●C R I M I N A L● [Sanscest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora