Suspiró cansado.
Entró al establecimiento, provocando que la campanilla sobre la puerta hiciera ruido, a paso calmado se dirigió a la barra para poder sentarse.
— Un café, por favor. —Pidió sin tratar de sonar cortante, el joven que atendía asintió y fue a traer su pedido. Bostezó, no le gustaba admitirlo pero Cross tuvo razón, debe evitar quedarse hasta tarde.
Al ya tener la bebida en sus manos soltó otro suspiro, esta vez de alivio, según su padre todo se vuelve mejor con una buena taza de café. ¿O era té? No recordaba, de todas formas lo único que necesitaba en ese momento era mantenerse despierto un poco más, necesita mantenerse despierto para poder conducir hasta su casa.
Sacó su teléfono, lo encendió y buscó en sus contactos el número de su casa. Al notar que no respondían supuso que su padre debe estar ocupado con el menor de la casa, Jammy, probablemente el pequeño no quería dormir y ha de ser por eso que el mayor no podía contestar el teléfono.
— Papá, ya he salido del trabajo —Decidió dejar un mensaje de voz— Estoy yendo a ca- —El sonido de batería baja lo interrumpió, observó como su teléfono ya no prendía— Disculpe —Llamó al joven que hace unos momentos le atendió— ¿Tendrán un cargador que pueda usar? —El muchacho solo negó con la cabeza y siguió atendiendo los pedidos de los demás clientes. Él solo tomó un poco de su taza, disfrutando del sabor y queriendo olvidar el estrés.
— ¿Quiere usar el mío? —Se voltea al notar como esa voz venía al lado suyo y sonríe al darse cuenta de quién se trata— No sé si tengamos alguna conexión especial o es solo casualidad que siempre nos encontremos.
— Tal vez sean las dos opciones, joven Crayon. —El menor sonrió con gracia— ¿No le molesta?
— No, está bien. —Dio un sorbo de su café. De su bolsillo sacó su teléfono y se lo entregó al albino.
— Gracias. —Marcó el número de su padre, volvió a dejar el mensaje de voz— Papá ya he salido del trabajo, iré a casa en uno momento. Por favor, que Jammy esté durmiendo. —Terminó de hablar y colgó, devolviendole el aparato a su dueño.
— ¿Cómo va el caso? —El azabache lo mira por el rabillo del ojo, sonriendo mientras que bebía su taza de café. Que dulce sabor.
— Oh, pues.. —Su sonrisa desapareció, fue intercambiada por una falsa la cual fue fácilmente distinguida por el menor— Estuvimos ¿Sabe?
— No me diga. —Tuvo que aguantar las ganas de reírse— Le deseo suerte, Comyet, tal vez algún día logre resolver el caso.
— Oh, claro que lo haré. —Volteo a verlo, el menor hace lo mismo. Ambos sonríen— Como usted ha de saber, joven Crayon, a mí no me gusta perder.
— ¿Ah, no? —Amplía su sonrisa, sostiene su taza de café— Tal vez en eso nos parecemos, Comyet.
— Es usted alguien especial ¿Lo sabía? —Suelta una pequeña risa sin poder contenerse— Me recuerda a mí, cuando tenía su edad, pensaba que nada me detendría. —Con una cuchara remueve el café, le echa un poco más de azúcar.
— Tal vez usted haya tenido más aficiones. —Da un sorbo al liquido amargo pero dulce a la vez— Yo solo soy un chico normal de dieciséis.
— ¿Acaso usted no ha tenido algún afán? ¿Alguna meta? Hasta la más pequeña cuenta. —El menor vuelve a su posición inicial, mirando hacia la barra. El albino hace lo mismo, ambos en silencio por segundos largos.
— Mi hermano está adoptando un niño. —Ink lo mira, él sabía eso— Usted ya ha de saber cuanto dura, mínimo, el proceso de adopción.
— Algo triste, la verdad.
— Tal vez no sea el plan más elaborado, pero.. —Suspira— Los de adopción piensan que Geno y su pareja no son capaces de cuidar a un niño.
— Por sus trabajos es entendible, Reaper es medico forense y Geno pasa mucho tiempo trabajando como policía.
— Exacto. —Bebe el resto de líquido que había en su café— Conseguiré suficiente dinero como para que mi hermano ya no trabaje, pueda ocuparse de su hijo. —Comyet dejó de sonreír, otra vez. Miraba su taza de café, pensativo.
— Un gesto muy honorable de su parte, joven Crayon. —Ambos volvieron a mirarse. Él sonrió— Espero que el dinero lo gane de manera honorable también —Se levantó, no sin antes dejar dinero sobre la barra para pagar el café.
Salió del lugar dejando a Crayo, quien antes estaba tranquilamente disfrutando de una buena taza de café, con un sabor realmente amargo en la boca.
— ¡Isa! —El pequeño se lanzó a los brazos de su cuidador, este solo abrazó su cabello— ¡Vienes tarde, otra vez!— Jammy, deberías estar durmiendo. —Sin mostrar expresión alguna acaricia el rostro del infante.
— Quería verte llegar. —Sonríe, mostrando todos sus dientes —O los que tenía—, dando una imagen adorable.
— Bien, hora de dormir. —Arropó al niño y le dio un beso en la frente— Cuatro esquinitas tiene mi cama.
— Cuatro angelitos que me la resguardan —Terminó la frase, riendo un poco.
— Dulces sueños. —Estuvo a punto de irse pero la voz del pequeño lo detuvo.
— Isa, ¿Puedes leerme la carta de papá, por favor? —Al albino se quedó quieto.
— Claro. —Cerró los ojos antes de moverse, soltando un suspiro abrió uno de los cajones que tenía la mesita de noche del pequeño, de este sacó un sobre ya abierto, dentro de este una carta ya arrugada debido al pasar de los años— Debes aprender a leer.
— ¡Carta! —El niño se sentó esperando a que el adulto empezara a leer.
— Pequeño Jammy. —Empezó con la lectura— El frío empieza a llegar y, con eso, fuerte tormentas de nieve. Lo único que me mantiene con vida es saber que al llegar tú me sonreirás, con tus ojos llenos de brillo y alegría, con tus balbuceos de bebé que me llenan de gozo, saber que crecerán y esos balbuceos se convertirán en palabras, las cuales serán las de un chico con honores, palabras que asombrarán a todos. Mi hijo, ¡Miren a mi hijo! Orgullo no es suficiente para describir lo que me haces sentir, mi hijo. Algún día nos sorprenderás a todos, solo espera, yo estaré ahí para cuando eso suceda. —Comenzó a temblar, hacía frío esa noche— Sé que no sabes leer, apenas si dices "papá" pero sé que este viaje largo será, hijo mío, así que pediré que te lean esta carta y si muero, lo cual ruego a Dios que no suceda, este será parte de mí, cada vez que te lean esta carta sabrás lo mucho que tu padre te amaba. —Sus ojos ardían— Suerte, hijo mío, ruego a Dios para que me lleve a salvo hasta estar a tu lado, tenerte en mis brazos. Yo soy tu padre, tú mi hijo, no cualquier niño ¡Eres mi hijo, parte de mí! Recuerdalo. —Agachó la mirada— Con cariño, tu padre.
— Isa.. —Vio como su cuidador se quedaba quito, ya no hablaba— Gracias por leerme la carta de papá..
— Aprende a leer pronto. —Dejó la carta donde siempre la guardaba, caminó hasta la puerta de la habitación— Dulce sueños, Jammy. —Apagó la luz y salió de esa habitación.
Camina con pasos calmados, la noche era fría, las paredes estaban llenas de recuadros. Se paró delante de uno en especial.
— Tal vez tú ya hayas resuelto el caso, a ti te creerían. —Cerró lo ojos, frustrado— Hermano, haces falta aquí. —Sonrió, lágrimas empezaron a caer— Terminaré con este trabajo, cuidaré bien de Jammy, solo espera. —Siguió su camino hasta su habitación.
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●C R I M I N A L● [Sanscest]
FanficEs un chico malo con el corazón contaminado. Incluso yo sé que no es inteligente. × Historia Sanscest × × Versiones Humanas × × Groserías × × Temas fuertes como: Drogas, cadáveres, etc. × × Capítulos posiblemente largos × × Nada soft ×