Twelve

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Pov Katsuki

Desde que llegué Deku huía de mi mirada e intentaba de hablar cosas sin sentido. Al principio intenté empezar una maldita conversación sobre que había hecho estas semanas pero me había contestado de una manera bastante cortante y luego había cambiado el tema completamente para hablar sobre sus alumnos. No es que me molestara demasiado, pero estaba aquí para hablar sobre otra cosa. Y cuando simplemente mencioné el tema intentó evitarlo a toda costa. Hasta había defendido a la maldita cara redonda, la cuál estaba muy seguro que había hablado mal de mi y hasta le había intentado llenar la cabeza de ideas estúpidas.

A la primera oportunidad que tuvo huyó hacia la cocina para llevar las malditas tazas que sinceramente podían esperar a más tarde para ser lavadas. No me miraba, apenas me contestaba, negó cosas obvias y encima había tenido el descaro de indirectamente echarme del apartamento. Estaba echando a perder la poca paciencia que me quedaba.

—Supongo que queda sólo una cosa. Si no quieres volver a verme, bien, ya no volveré a aparecerme frente a ti o te enviaré algún mensaje. –se sorprendió pero no me contesto nada– Pero sólo si es porque no tienes interés alguno en mi y no por dejarte llevar por comentarios estúpidos sobre mi, así que responde Izuku, ¿cuál de las dos es?

Agachó la mirada aún más y negó varias veces.

—Y-yo no... –esperé a que terminara la frase pero no lo hizo.

—¿Tu no... Qué? –me repetía en mi mente que por una vez en mi maldita vida tuviera paciencia, pero no estaba sirviendo de nada.

—N-no lo se... –se soltó de la mesada y cayó de rodillas al suelo cubriendo su rostro con sus manos– No sé que quiero, pero tú... Vienes aquí como si nada, exigiendo una respuesta, ¡no es fácil para mi!

Suspire para no gritar ni intentar presionarlo más. Me acerqué lentamente y me agache frente a él sin decir nada ni tocarlo.

—E-estaba ebrio, muy ebrio Katsuki. –por fin había dejado el "Bakugou-san" que me sacaba de quicio– Para ti, seguro es muy normal, pero para mi; que sólo había estado con una sola persona no es algo tan simple.

—¿Estas queriendo decir que estas arrepentido de haberte acostado conmigo? –no recibí ningún gesto o palabra como respuesta– Si es así, supongo que ahí tienes tu respuesta.

—N-no quise decir eso... –levanté una ceja y quise reír pero me contuve, además no podía ver su rostro, pero seguro estaba avergonzado– Pero, quizás Todoroki tenia razón, apenas mi divorcio estaba aprobado fui y le abrí la piernas a alguien como una zo...

—Oye Deku, ¿estas hablando en serio? –el sólo haberlo nombrado y recordar esas palabras lograron hacerme enojar– ¿Le estas dando la razón? ¿A la persona que se metió entre las piernas de una zorra aún estando ustedes casados?

Lo vi sobre saltarse y comenzar a temblar. Okay, no había elegido bien mis palabras. Y lo confirmé cuando lo escuché sollozar, ¿por qué todo tenia que ser tan malditamente difícil con éste pecoso? Volví a suspirar pasando una de mis manos por mi rostro e intenté quitar las suyas de su rostro, pero se negó.

—Vamos Deku, ya te vi lagrimear de placer, no creo que sea muy diferente a...

—¡C-callate idiota! –pese a el insulto me permitió quitar sus manos, su rostro estaba completamente sonrojado y algunas lágrimas aún desbordaban de sus ojos.

Las seque con la manga de mi camiseta logrando que cerrara sus ojos y arrugara su nariz, lo que me causó gracia.

—¿Ves? No soy tan bastardo. –me miró por unos segundos y asintió– ¿Podemos seguir hablando? Esta vez más tranquilos.

El gruñón de mi abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora