Pov Katsuki
Tres años pasaron desde nuestro casamiento, todo era igual, nos llevamos bien, tenemos nuestras diferencias pero nada que una discusión que termina en risas o besos no arregle.
Todo iba perfecto, hasta pasado un año y medio del día que nos casamos. Cuándo llegué a casa Deku estaba llorando, los mocosos estaban con él, la pelinegra se acercó a mi y entre susurros me contó lo sucedido unas horas atrás.
Ellos se retiraron a sus respectivas casas y yo me senté a un lado de Deku levantándolo y sentándolo sobre mis piernas a la vez que lo abrazaba. No dudo en aferrarse a mi, pero no detuvo su llanto en ningún momento.
—Vamos Deku, ya no llores, luego te dolerá mucho la cabeza si sigues. –negó y me miró a la ojos.
Su expresión dolida con sus mejillas mojadas por las lágrimas, sus ojos y nariz roja al igual que el temblor en su labio me causaron un dolor en el pecho, hacia años no lo veía tan triste.
—P-pero ella... T-tiene razón Kacchan. –volvió a ocultar su rostro en mi pecho y suspire.
—No, no la tiene, ya no pienses en eso, por favor Deku, no me gusta escuchar y verte llorar. –lloró aun más y lo estreché lo más que pude en mis brazos.
—Si la tiene... P-por mucho que y-yo te amé no te podré dar u-una familia de verdad Kacchan... –su cuerpo temblaba y acaricié lentamente su espalda con una de mis manos mientras besaba su cabello.
Lo que había pasado era que Deku y los mocosos salieron a comprar ingredientes para la cena cuándo se cruzaron a Camie en el súper. La zorra jamás aceptó que la hubiera dejado y ya no quisiera tener nada con ella, fue aún peor luego de que me casé, no pasaba muchas veces pero si cruzaba a Deku le decía cosas horribles. Él siempre la ignoraba, pero ésta vez no fue así, la maldita hija de puta se atrevió a mirar con desprecio a Deku mientras le decía que él jamás podría darme algo que ella sí, un hijo, él sólo salió de ahí corriendo y cuando llegó aquí comenzó a llorar sin detenerse.
—No me importa que no puedas darme un hijo, es algo obvio y aún así por si no ves la maldita sortija en nuestros dedos me casé contigo, así que ya no llores Deku. –negó y comenzó a toser de a momentos, si seguía llorando comenzaría a quedarse sin aire y se deshidrataria– Tenemos otras opciones, alquiler de vientre, adopción, lo que tú quieras y te haga feliz, no será algo fácil, pero podríamos intentar, así que por favor ya deja de llorar, me siento mal al oírte hacerlo Izuku.
Luego de varios intentos por fin se detuvo, lo lleve a la habitación y volví a la cocina por una botella de agua junto a un vaso. No bebió mucha pero terminó acostándose y me pidió que me acostara a su lado mientras estiraba sus brazos, lo que me hizo reír.
—Kacchan... –se aferro a mi sin dejar de mirarme.
—¿Que pasa? –acomodé un poco su desordenado cabello que caía sobre su frente y vi una pequeña sonrisa en su rostro.
—S-si quisiera adoptar, ¿crees que nos lo permitirían? Y-ya sabes... La aprobación. –suspire cerrando mis ojos y junté nuestras frentes.
—No voy a mentirte, no será algo fácil, hay tantos obstáculos para las parejas como nosotros que a veces es muy difícil, pero no imposible. –solto un leve "hmm" y abrí mis ojos– Pero puedes confiar en mi cuando te digo que haré todo lo que esté malditamente a mi alcance para que lo logremos, ¿okay?
—O-okay...
Varios días después de esa charla comencé a investigar lugares donde ir a hacer una solicitud de adopción, encontrándome con tres, en las cuáles en dos trabajaban personas que conocía no apoyaban para nada la adopción de parejas homosexuales.
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El gruñón de mi abogado
FanficIzuku es un joven de apenas 25 años que quiere empezar desde cero. Pero para eso necesita contratar a un abogado. Su mejor amiga Uraraka le recomienda al mejor de toda la ciudad, lo que él no sabe es que él sera todo menos lo que esperaba. -Si sos u...