Twenty-Nine

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Los días pasaban tranquilos. Mis brazos ya no dolían tanto, el doctor me había dicho que las heridas estaban cicatrizando bien. La rehabilitación sería cuando sanaran por completo, a pesar de no doler tanto me costaba un poco el moverlos a mi antojo. Por el cómo habían lastimado los músculos o eso me dijeron, había tenido suerte que no dañaran los tendones. Katsuki seguía igual, sólo se iba para ducharse y como había dicho me traía comida y dulces sin que lo notaran.

A veces salíamos a caminar por el hospital para que estirara un poco mis piernas. Ya podía hablar con normalidad, así que estaba feliz. Mis cuatro alumnos más allegados habían venido a visitarme, al igual que Denki con su pareja, los padres de Kacchan también vinieron, comenzaba a llevarme bien con ellos, también la rara visita de Mina y Sero, la peli rosa apareció un día con su prometido y había traído regalos. De vez en cuándo notaba una mirada algo rara en Katsuki, pero cuándo preguntaba él solo me decía que no era nada o que no me interesaba.

Y así el día que me darían el alta llegó, el doctor me había dado analgésicos y un par de cosas más que debía tomar en horarios específicos y venir tres veces por semana a revisión de mis heridas. Katsuki había guardado todas mis cosas en una maleta pequeña mientras yo me vestía.

—Ya estoy listo Kacchan, ¿vamos? –se acercó a mí con una sonrisa algo extraña y me tomó del rostro besándome lentamente, yo sólo puse mis manos sobre sus costados y correspondí el beso.

Estuvimos así unos momentos. No quería separarme, pero terminé por hacerlo y él besó mi frente.

—Ve a firmar el alta y yo llevaré la maleta al auto. –asentí y tomé su mano, iría con él hasta recepción, al llegar volvió a besar mi frente– Al salir busca el auto del idiota de Kirishima.

Algo me decía que no soltara su mano, pero él lo hizo. Pedí el alta a la recepcionista y me lo dio junto a un bolígrafo.

—Su pareja es muy atenta con usted, estoy algo celosa. –me dedicó una sonrisa y me sonroje.

—N-no somos pareja... Al menos no aún. –firme y salí apresurado escuchando como se despedía de mi y me deseaba buena suerte.

Al llegar a la salida busqué con la vista el auto de la pareja de Denki y lo vi a unos metros. Pero al estar a unos pasos no vi a Katsuki. Sólo a mi rubio amigo y a Kirishima.

—Denki, –se volteó a verme con una sonrisa– ¿dónde está Kacchan? Me dijo que traería la maleta mientras yo firmaba.

Me dedicó una mirada triste y se acercó a mi. Empujándome levemente hacia el auto.

—¿Por qué primero no subes al auto Izuku? –negué y me aparté.

—No, ¿dónde está Katsuki?

—Midoriya, –mire al pelirrojo quien también me miraba algo triste– sube al auto y hablaremos camino a tu apartamento.

Asentí y subí al auto. No tardamos en ponernos en marcha a mi apartamento. No quise hablar, no quería escuchar la respuesta en realidad, me daba una sensación no muy linda.

Cuándo llegamos Denki me ayudó a llevar mi maleta mientras su pareja esperaba en el auto, abrió con la llave y entramos. Al estar dentro sentí el leve aroma del perfume que usaba Katsuki, así que me apresuré, pero no estaba por ningún lado, al entrar a la habitación prendí la luz y vi una hoja doblada sobre la cama, la tomé y me senté desdoblando la hoja.

D̶e̶k̶u̶
Izuku:

Perdón, pero no creo que nos volvamos a encontrar.
Lamento no estar contigo ahora, pero es lo mejor, me es suficiente saber que ya estas en tu apartamento de nuevo y haber pasado éstos últimos días contigo, cuidándote.

El gruñón de mi abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora