Thirty-Two

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Entre los dos habíamos decidido casarnos en seis meses, no queríamos esperar mucho pero debíamos preparar todo. Sería algo sencillo, pero mi yo caprichoso le pidió un par de cosas algo difíciles, que me arrepentía en este momento, Kacchan me consentía demasiado.

La sorpresa que arruiné que Kacchan había estando preparando por un mes, fue hermosa. En vez de ser para proponerme casamiento terminó siendo la celebración por nuestro compromiso.

Me llevó a cenar a un lugar precioso y elegante, en el cuál al instante nos llevaron a un lugar reservado lejos de la bulla de las demás personas. Katsuki parecía haber pasado bastante tiempo en ese lugar porque la mesera al ver mi anillo lo felicitó y luego a mi. Fue una cena tranquila y con una charla amena, de a momentos Kacchan tomaba mi mano sobre la mesa y acariciaba con su pulgar donde se encontraba el anillo.

Lo siguiente fue una reservación en un hotel, una suite, era preciosa y enorme, de un momento a otro Katsuki desapareció de mi vista. Pero en el suelo podía ver un camino hecho con diferentes flores, el cuál seguí hasta la cama. Todo estaba tal y como me gustaba, sonreí sin poder evitarlo, de verdad se había esforzado mucho en esto. Cuándo entre a la habitación me sorprendió al agarrarme de atrás y besar mi cuello, pero no me resistí para nada. Recuerdo las suaves palabras que me sacaron un par de lágrimas.

"Gracias por aceptar casarte conmigo y pasar el resto de nuestras vidas juntos Izuku, te amo tanto"

Rara vez Kacchan me decía que me ama, pero cuándo lo hacía su voz era tan suave y hermosa que me hacía llorar de felicidad.

Por un día entero no salimos de ese lugar, no fue sólo por el sexo, sino por las horas que pasamos entre besos, comiendo, riéndo y hablando de tonterías. Esa mañana al despertar me sentí observado, un tiempo atrás descubrí una manía que tenia Katsuki, cuándo despertaba primero, me observaba dormir durante unos minutos, luego acariciaba mi hombro y brazo con la yema de sus dedos hasta que abría mis ojos, y esta vez no fue una excepción.

Con respecto a casarnos, las invitaciones serian sólo diez, teniendo en cuenta que la mayoría eran parejas. Aunque no podríamos enviarlas a hacer sin antes tener un lugar donde casarnos, ahí, recaía mi capricho, quería que fuera en una capilla, arruinándole la existencia a Katsuki, siendo que no aceptaban ceremonias de parejas homosexuales. Se había recorrido la mayoría de las existentes en la ciudad, no teniendo éxito, le dije varias veces que no importaba, que había sido sólo un capricho imposible de mi parte, pero se había negado alegando que quería consentirme aunque sea con eso ya que no podríamos tener "luna de miel" por su demandante trabajo.

La recepción seria en un pequeño y sencillo lugar donde te daban la opción de hacerlo adentro o en el jardín donde había una fuente y variedad de flores alrededor, al igual que en los límites del jardín, Kacchan sólo había aceptado con la condición de que pusieran las mesas lejos de las flores.

La pareja Kirishima nos había ayudado a elegir los trajes, no tenía idea de como sería el de Katsuki y Denki se negaba a darme una pista, también me había obligado a elegir un traje blanco.

"Aunque signifique pureza y tú de virgen no tengas nada, te va a quedar estupendo" había dicho, la chica del local se rió levemente y quise matar a Denki.

Todo respecto a comida iba por cuenta del lugar de la recepción, la torta –la cuál decidimos sería de un tamaño medianamente normal– la haría Rikido Sato, el dueño de la pastelería favorita mía y Denki, aunque seria la mitad dulce, la mitad picante. El dueño nos había mirado con extrañeza ese día, pero nada le podíamos hacer, Katsuki aborrece el dulce y mi estómago no soporta el picante.

Lo que nos dejaba como único problema el tema de la capilla y Kacchan era tan cabeza dura que no se rendiría en su búsqueda. Cada vez que quería hablar sobre el tema me ignoraba o me besaba comenzando a meterme mano, lo cual por cierto me hacía olvidar del tema. Pero si seguíamos así no podríamos mandar a hacer las invitaciones.

El gruñón de mi abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora