Thirty

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Pov Katsuki

Estos días habían sido una verdadera mierda, el bastardo de Kirishima insistió muchas veces en que hablara con Deku.

Mis padres se tuvieron que ir el día antes de que le dieran el alta al pecoso. Me habían pedido que lo llevara a cenar algún día, les dije que si, después de todo no estaban enterados de lo que pensaba hacer.

Se me estaba complicando más de lo que pensaba el no verlo, me acostumbré por completo a él y me molestaba de cierta manera. Y era peor por las llamadas de todos los días y mensajes que me enviaba, aunque no había podido bloquear su número ni eliminarlo.

El whisky era mi compañero éstos días, tampoco iba a trabajar, él podría irme a buscar ahí aunque lo dudaba, debía odiarme en estos momentos. Esperaba que la cara redonda sirviera de algo y lo consolara como se debe.

El timbre sonó y suspire dejando mi vaso sobre la mesa, era la misma puta visita de todos los días. Abrí la puerta y quise cerrarla pero me lo impidió.

—¿No tienes nada mejor que hacer? –rasque mi nuca y volví a la sala donde había dejado mi vaso.

—Vamos hermano, estoy comenzando a preocuparme por ti. –solté una risa sarcástica y me tiré sobre el sofá con el vaso en mano– No haces otra cosa que embriagarte, ni a trabajar vas, Shinsou llamó, dice que no cree poder seguir ocupándose de tus casos.

—Pues que no lo haga, me da igual, tal vez la semana que viene vaya a trabajar. –mi vaso se vació y decidí tomar de la botella– Si eso era todo puedes irte.

—Katsuki, no puedes seguir así. –lo miré unos segundos y volví a tomar– Ve y habla con Midoriya, Denki me contó que no está para nada bien.

—¿Acaso eres idiota? Ya te expliqué lo que pienso sobre ese asunto, ya no molestes Kirishima. –me paré yendo a la cocina a ver si encontraba algo en el refrigerador– Mierda, se terminó la comida que dejó la vieja.

—Katsuki, escuchame por una vez, deja de huir, entiendo porque te alejaste, pero no está bien. –escuche el sonido de llamada de mi celular y vi como se acercaba a mirarlo– Deberías escuchar lo que tiene para decirte, debes dejar de ignorarlo de una ve...

—¡Callate! ¡Sé muy bien que es lo que quiere decirme! Por eso no atiendo sus llamadas imbécil, ¡ya no molestes y vete! –le di la espalda comenzando a revisar la alacena.

—Volveré a venir mañana, traeré comida, veo que ya no te queda nada, intenta dejar de beber. –escuche el sonido de la puerta y suspire.

El hambre desapareció al igual que las ganas de seguir bebiendo, así que simplemente fui a mi habitación a acostarme. Tuve un pequeño mareo al acostarme pero decidí ignorarlo.

Maldición, extrañaba a Deku, quería oír su voz, pero si atendía sus llamadas seria peor y ya había decidido alejarme de él por su bien.

Quizás si dormía podría dejar de pensar y despertarme de buen humor, tal vez. Cerré mis ojos y suspire.

Un sonido molesto que identifiqué como una llamada me despertó, la cabeza me dolía como la mierda, aunque comenzaba a acostumbrarme. Caminé a la sala y vi que era la maldita cara redonda, ¿que mierda quería ahora? Atendí sin muchas ganas.

—¿Que mierda quieres maldita cara redonda? –ni sabia que hora era.

Kacchan... –me paralice al escuchar su voz, maldita sea, ¿por qué ahora?

Corté sin responder nada y apague el celular, sabia que seguiría llamando.

—Maldita sea Deku, ¿por qué no sólo me dejas ir? –volvi a agarrar la botella y busque mis cigarros.

El gruñón de mi abogadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora