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Confusión y nervios ¿De qué otra forma se podría describir esa situación? Jungkook, mantenía los nervios, temía que el castaño le reprendiera por tal petición, aunque también encontraba frustrante el no saber que pasaba por su mente, pues el hombre mantenía su rostro neutro.

Por más que le costaba mantener la mirada, lo logró e independientemente del resultado de la cosa, estaba listo para mantener de pie su idea, ya había tomado su decisión.

Por parte de Taehyung, no sabía siquiera cómo reaccionar, ese día había recibido tantas emociones que no sabía cómo sentirse al respecto. Lo único que tenía en claro era que debía borrar esa idea de su mente. ¿Cómo llego a esos pensamientos? ¿Quién era el responsable de todo eso? — ¿Tae? —Ni siquiera logró captar la forma en que lo llamó al sentir como Jungkook lo tomaba de la mano— ¿Estas bien?

Regresemos —Se convirtió en el mismo de siempre, se soltó del agarre del menor y volvió al auto. Se reprochaba por haberse dejado llevar por esa estúpida cita, Hoseok tenía razón, lo consentía demasiado, pero esta vez se aseguraría de que no volvería a pasar.

El camino de regreso se volvió un funeral, el ambiente era totalmente deprimente. Jungkook quien conducía miraba de vez en cuando al lado del copiloto para ver si se encontraba con la mirada de Taehyung, no fue así. Quería comentar algo, pero se abstuvo de hacerlo, sentía que el mayor explotaría en cualquier momento y le gritaría.

En ocasiones llegaba el momento en que si parecían padre e hijo.

Una vez en casa los dos bajaron a la par, Jungkook se mantuvo con la cabeza baja y siguió al mayor desde atrás. Sin mirar al frente terminó en un accidente, chocó con la espalda de Taehyung —. No te muevas —Ordenó el castaño y este obedeció—. No puedo aceptar tu propuesta, no todavía.

Pero yo no quiero hacerlo, no quiero derramar más sangre...nunca quise hacerlo —Recordó aquel terrible momento de su infancia, la mujer a la que habían obligado a dispararle, él nunca había deseado nada de eso, si tuviera el poder de remediar todo lo haría.

Tales cosas lo habían llevado a caer en su enfermedad, pero ¿Existió alguna enfermedad? Ciertamente no era nada higiénico estar encerrado en una habitación con cadáveres, tales cosas le causaron pesadillas y con el tiempo un trauma que le afectó día con día, ya que al recordar los horribles escenarios sufría ataques de ansiedad. Era cierto que algunas cosas le resultaban desagradables de tocar, incluso el ver el cuerpo de sus víctimas sin vida le provocaba náuseas, por lo que tenía que recurrir a usar guantes en el trabajo.

En cuanto a las personas, el problema no era que odiara que lo tocaran, la verdadera razón era que desconfiaba de todos, temía que lo lastimaran como en el pasado, esa era su manera de protegerse. Jungkook sospechaba que la misofobia nunca existió, puesto que nunca se la diagnosticaron, nunca fue con algún especialista. Y nada de esto servía como una excusa puesto que hubo un tiempo en que descargaba todo su estrés asesinando gente inocente.

La respuesta no le agrado a Taehyung, lo hacía sonar como si él lo hubiera obligado a matar a toda esa gente, sentía que lo culpaba —. No cederé más Jungkook, también dejaras de asistir a esas clases de fotografía —Agradece no tenerlo de frente, ya que, si lo hubiera hecho, perdería contra su mirada.

No, todo menos eso... por favor Taehyung —Se aferró a la camisa del castaño.

Hoseok se encargará de vigilar cada paso que das —La respuesta de Jungkook no llegó puesto que el chico estaba conmocionado ¿Qué hizo mal? El menor sentía que se derrumbaba por dentro, sus manos le temblaban.

Entonces... —Dijo después de un rato—. No insistiré más... lo prometo. Seguiré asesinando si así lo deseas, haré todo lo que me pidas e incluso dejaré de molestarte con mis cursilerías... pero... pero no me hagas dejar la fotografía, es todo lo que tengo —Se dejó caer de rodillas al piso, si era necesario le suplicaría. Un sentimiento que había dejado atrás hace un tiempo lo invadió, una fuerte agonía, realmente no quería dejarlo, era lo único en lo que sentía que destacaba su verdadero yo o lo que pudo llegar a ser. El único lugar donde sentía un poco de felicidad —. Por favor... —Tampoco quería dejar de ver a Jimin, su primer amigo, la persona que lo hacía ver las cosas de otro modo, uno que no fuera horrible ni deprimente.

THE KILLER JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora