—¡Tenemos que regresar por Glimmer y Adora! —insistió Bow sin detener la carrera.
Las alarmas sonaban estridentes. Por todos lados se escuchaban pasos de soldados de la Horda. Si se quedaban más del tiempo estrictamente necesario caerían apresados y la rebelión estaría perdida.
—Necesitamos hacer lo que Adora dijo. —Tranquilizó Perfuma a su lado—. Van a lograr salir y nosotras debemos estar listas. Ninguna princesa se quedará atrás.
Bow no estaba muy convencido, pero tampoco sabía dónde estaban Glimmer y Adora. El ex-hogar de Adora era un auténtico laberinto... si los laberintos tuvieran olores nauseabundos, enemigos en cada esquina y misteriosas pérdidas de humo en sus cañerías.
En este momento la misión estaba siendo un fracaso. No sólo no estaban recuperando a Glimmer, sino que además estaban perdiendo a She-Ra. Prefirió ahogar esos pensamientos dentro de él y siguió corriendo hacia la salida.Frenaron en la siguiente puerta para que Entrapta y su robot la desbloqueen. Bow se percató de lo rápido que latía su corazón. La adrenalina le había destapado la nariz. Escuchó pasos atrás, pero cuando se giró no había nadie. ¿Los estaban siguiendo? Miró a Perfuma y la princesa le devolvió la mirada igual de nerviosa. Bow se dio cuenta de que ella intentaba mantener la calma, pero estaba tan preocupada como él.
El olor metálico de la Zona del Terror se esfumó cuando se abrió la compuerta.
—¡Lo logramos! ¡Por aquí, a la bahía de vehículos! —gritó SeaHawk.
Habían recorrido unos cuantos metros cuando Entrapta chilló:
—¡Esperen! ¡Emily!
Bow lo vio todo en cámara lenta. Entrapta corriendo hacia su robot. Perfuma gritando que no lo haga. La puerta cerrándose tras ella. La explosión dentro de la recámara y, finalmente, el fuego verde surgiendo entre los barrotes de la puerta como si esta hubiera cenado y estuviera eructando apetitosamente.
Enmudecieron.
El sonido de las alarmas pareció ganar más fuerza. En cualquier momento se verían superados en número.
Bow no podía creer lo que acababa de pasar. Entrapta había sido consumida por las llamas. Había caído como había vivido: yendo detrás de sus inventos.
El arquero cruzó miradas con Perfuma y se le cayó el alma a los pies: la princesa tenía lágrimas en los ojos. Había visto lo mismo que él. Entrapta acababa de morir incinerada frente a sus ojos.
—A un lado— ordenó Mermista.
Bow se apartó en silencio, tan aturdido que ni se enteró del trato brusco de Mermista. Todos observaron cómo atraía agua de las tuberías de la Zona del Terror y doblaba la puerta de metal como si se tratara de alambre.
Cuando se evaporó el humo pudieron observar dos siluetas. Las dos eran esféricas. Bow instintivamente buscó su arco, solo para recordarse que no lo tenía. Eso lo puso más nervioso y su mano derecha empezó a temblar. La apretó en un puño para que nadie se preocupase por él. ¿Las siluetas esféricas eran robots? El grupo no estaban en condiciones de pelear, no luego de perder a Entrapta de esa manera.
Sin embargo, los dos robots no atacaron. Uno de ellos salió del lugar con su armadura chamuscada. El otro se... ¿desarmó? En su lugar quedó una chica menuda con cabello color violeta.
—Pensé que... —Mermista alcanzó el cuerpo desmayado de Entrapta, que empezaba a desarmar su coraza de pelo mágico que la defendió de la explosión.
Nadie pudo verlo, pero Mermista tenía los ojos llenos de lágrimas. Fue la única, de todos modos, que volvió a prestar atención a las alarmas. Asió con fuerza a la ingeniera de Dryl, compuso el rostro y se volvió hacia el grupo.
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Defensoras de Luna Brillante: She-Ra Universo Alternativo
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si Shadow Weaver hubiera logrado borrar los recuerdos recientes de Adora? Este suceso, que casi ocurre en el capítulo 9 de la temporada 1, podría haber desencadenado verdaderas catástrofes. ¿Qué va a hacer la rebelión sin su...