VII

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Noah

-Bien, dime que letras ves.

-Pues...después de la primera fila; ninguna-Contesto con una enorme sonrisa en el rostro mientras observo el cartel con varias letras del abecedario que tengo frente a mí.

-¿Todas borrosas?

-Las únicas claras son las más grandes.

-Entonces; necesitarás anteojos.

-No importa- El doctor Murphy ríe al ver mi entusiasmo, su rostro ya tiene varias arrugas y hay canas en su cabellera; sus ojos son de un tono azul claro. Tienen un brillo especial... él es una persona muy agradable de ver- Eso es lo de menos ahora.

Después de esa tarde, los médicos decidieron volver a vendar mis ojos y esas horas fueron las horas más tortuosas de mi vida. No quería volver a estar en la oscuridad después de haber visto lo que había a mi alrededor, pero ellos insistieron en que debía reposar.

-Me alegra mucho ver tu entusiasmo- Responde apartando mi rostro del extraño aparato que utilicé para mi examen.

-Es que... no puedo quejarme ¡Apenas si me acostumbro a tantos colores! Disculpe si se lo digo pero; no me canso de verlo a usted- El se ríe y toma asiento frente a mí- Muchas gracias, en verdad no tengo palabras para agradecerle todo lo que hizo por mí...

-Me gusta ver como tu actitud ha cambiado más rápido en pocos días que en los tres meses antes de tu intervención, para mí era primordial ayudarte; tú lo necesitabas más que nadie.

Lo escucho apreciando mucho sus consejos.

-Me agradas, te conozco y por tu abuela sé que has pasado cosas que no han sido fáciles; admiro mucho tu valor... personalmente, tal vez yo ya me habría rendido.

-No estaba sola- Añado- Muchas personas me ayudaron en el proceso.

-Inspiras eso Noah, que las personas quieran estar cerca de ti.

Le muestro una sonrisa tímida y bajo la mirada hacia mis pantalones.

-Gracias- Repito.

-Bien no quiero ponerte triste, así que ahora que tengo tus medidas podemos ir a escoger un marco- Obedezco bajándome de un salto de la camilla que me queda un poco alta- Además, tengo una sorpresa para ti.

-¿De verdad?- Pregunto mientras lo sigo por el pasillo de la clínica.

-Sí, bueno, más bien alguien.

La curiosidad me invade pero decido callarme, distingo el cristal que abre paso a la zona a la que nos dirigíamos y a través de él lo único que veo es a un chico alto y delgado de espaldas pero no le presto atención. Aún estoy algo mareada, ha sido difícil acostumbrarme  y mi vista se cansa con rapidez, por el momento sólo me ha permitido dejar el antifaz que cubre mis ojos de la luz durante dos horas al día. Necesitaba reposo absoluto.

-Me gustan estos- Murmuro al ver unos en el primer estante de la entrada.

-Noah...- Me llama, al mismo tiempo que ese joven voltea.

-Supuse que no me reconocerías- Mis hombros se tensan cuando su voz retumba en mis oídos, estuve a punto de caer de espaldas.

Sus ojos azules son tan intensos que resultan molestos, su cabello castaño pero extremadamente lacio le cae por la frente, sus facciones y cuerpo son delgados. Tiene una sonrisa ladeada... mostrando sus blancos dientes.

Maldigo su sonrisa egocéntrica.

-Moría de ganas de verte.

-¿Te sientes bien?- Intercede su padre.

In the dark, you are daylight [S.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora