XVII

848 68 42
                                    

Shawn

No sé qué hacer, no puedo ni siquiera pensar con claridad respecto a este asunto. Mis ojos no parecen estar interesados en nada más que en volver a leer el expediente médico; tal vez habría preferido no saberlo.

He manejado por más tiempo del que debería, pero me he obligado a ir más despacio; mis sentidos parecen haberse dormido; apenas si soy consciente de lo pasa a mi alrededor. Mi teléfono vibra en mi bolsillo, pero lo ignoro. Aun así, las llamadas persisten tanto que no tengo otra opción más que contestar; la voz de mamá sonó del otro lado.

-Shawn, cariño ¿Por qué no contestabas?

-Estoy manejando- Mi voz suena tan cansada y ronca que no la reconozco.

- ¿Estás bien? - Suspiro algo impaciente y paso una mano por mi rostro, intentando tranquilizarme.

-Estoy bien, te llamo después.

- ¿Tardarás?

-No lo sé ¿Por qué?

-Tu padre y yo estamos en la Universidad, así que apresúrate- Mamá cuelga antes de que consiga protestar, no puedo verlos. No en este estado ¿Cómo les explico todo lo que acaba de pasar? Si bien Aaliyah conocía gran parte de todo lo que ha pasado, no le había contado nada a nuestros padres; me costó demasiado convencerla de tener la boca cerrada.

Golpeo el volante con fuerza, completamente frustrado, en sólo unos minutos estaría de vuelta en el campus. Mi cuerpo se siente extremadamente pesado y mi mente no encuentra paz ni por un instante; preguntándose si Noah ya ha regresado ¿Dónde está? ¿Qué está haciendo? ¿Está bien? Ella se encontraba igual o peor que yo, necesito verla. El cielo oscureció más rápido de lo que habría deseado y el color extremadamente oscuro que proyecta se asimila a cómo me siento en este momento. Mensajeo a mamá informándole que he llegado y ella no tarde en contestarme, diciéndome hacia dónde ir, me obligo a caminar hacia la cafetería más cercana a mi residencia, con el cansancio sobre mis hombros, suspiro paulatinamente sin entender bien por qué. Siento mis mejillas calientes, al igual que el resto de mi cuerpo, la fiebre apareció como por arte de magia, entro en el lugar con las manos y piernas temblorosas y hasta la más mínima actividad resultaba increíblemente difícil.

Los ojos azules de mamá encontraron los míos apenas crucé la puerta, su rostro de felicidad cambió rápidamente a uno de preocupación y me pregunté si realmente lucía tan mal. Se levantó cómo alma que lleva el diablo y se acercó a mí.

-Mi amor ¿Estás bien?

-Mamá...- Al ver por encima de sus hombros encontré a mi padre tan consternado cómo ella- Mamá...

- ¿Qué ha pasado, Shawn?

Sin pensarlo dos veces me dejo envolver por sus brazos, correspondiendo a su abrazo, con la mejilla apoyada en su hombro. No la he visto en meses y su abrazo terminó de romperme; sin importarme si alguien veía la escena que estaba montando, me solté a llorar sobre su hombro.

Deseando que lo arreglara todo, añorando su dulce voz mientras susurraba en mi oído que todo estaría bien, cómo hacia cuando era niño; pero más que nada, deseaba creerlo.

(...)

- ¿Por qué no me contaste lo que estaba pasando? - Pregunta mamá con voz serena, sentada en la cama junto a mí, sin embargo, no te atrevo a mirarla, permanezco con mis codos apoyados sobre las rodillas y el rostro escondido entre las manos.

-No quería que me compadecieras, no quería contárselo a nadie- Admito.

-Yo soy tu madre, necesitaba saberlo.

In the dark, you are daylight [S.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora