CAPÍTULO 17
Colección Primavera-Verano de ZaraAdèle
Odile es bastante insegura a la hora de tomar una decisión importante.
Estamos en la sala de espera del área de maternidad y llevo media hora recitándole nombres por orden alfabético mientras rezo para que alguno le llame suficiente la atención, y así pasar a la segunda categoría en la que le tocará decidir, de entre los que más le han gustado, el nombre definitivo para su bebé.
Aún nos queda un largo camino por recorrer y varias montañas que subir.
Sostengo el móvil con una mano mientras sigo leyendo el listado de «500 nombres de niño muy bonitos para el próximo 2023», como si pensar el nombre para tu primogénito estuviese al mismo nivel que cotillear la nueva colección Primavera-Verano de Zara o alguna de esas marcas fast fashion.
—Luis, Lorenzo, Lucas, Leo, Liam, Luisito, Lautaro...
—¿Qué clase de nombre es ese? —me interrumpe.
—¿Y si pasamos a la M? No me convence que nombre y apellido empiecen por la misma letra. Y nuestro apellido es francés —le recuerdo. Ella parece pensárselo—. ¿Y si es una niña? —añado con la intención de tomarnos un descanso y continuar con la tarea después de saber el sexo, pues para eso hemos venido—. A lo mejor es una niña y estamos perdiendo el tiempo con la lista que no es.
—Qué difícil es esto —se queja, apoyando la cabeza sobre mi hombro. Le doy golpecitos suaves en el muslo—. Estoy en blanco, Del, me he quedado sin ideas.
—Ya verás como daremos con el adecuado. No desesperes. Aún te quedan unos cuatro meses, ¿no?
—Veintiún semanas —corrige. Yo pongo los ojos en blanco.
—¿Odile Leblanc? —llama la doctora esbozando la mejor de sus sonrisas—. Ya puedes pasar.
❖
Mi hermana no ha dejado de sonreír desde que hemos salido del centro médico, también durante el trayecto, y sigue sonriendo ahora que nos hemos sentado en una de las cafeterías con más encanto de todo Madrid. Se ha adueñado de un nuevo brillo que le inunda la mirada, que le pellizca las mejillas y la hace ver radiante. No abandona la sonrisa incluso después de que la camarera nos haya tomado nota. Las emociones danzan sobre su rostro, la hacen girar y se ríen con ella.
Supongo que es normal cuando acabas de descubrir que vas a tener una niña. Aunque se habría emocionado igual si la doctora le hubiese dicho lo contrario.
Todo va bien. Odile acaba de entrar en la semana diecinueve y el corazón de la bebé late con fuerza.
—Este sitio es de ensueño —murmura sin poder apartar la mirada del entorno. Yo hago lo mismo y contemplo las docenas de ramos y plantas que decoran el lugar; los colores nos sumergen, escondiéndonos de la multitud mientras cincuenta aromas diferentes nos hacen cosquillas en la nariz. A mamá le encantaban las flores, se habría enamorado de esta cafetería—. ¿Cómo has conseguido una mesa? Siempre está lleno. Ah, espera, no me lo digas, eres Adèle Leblanc y con eso basta para que nos dejen pasar.
—Reservé una mesa cuando me dijiste que hoy tenías la cita para saber el sexo, lista.
La camarera vuelve con nuestro pedido. Un café con leche para mí, un chocolate caliente para Odile y dos porciones de tarta de zanahoria.
—Qué aproveche, chicas.
—Gracias —murmuramos al unísono.
El jadeo de satisfacción que se le escapa a Odile en cuanto prueba la tarta me hace sonreír.
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Eufonía (Serie Cenizas, 1) | Nueva edición 2024
RomantikSerie Cenizas - Libro 1 Primera parte de la historia de Adèle Leblanc e Iván Otálora BORRADOR "-¿Sabes lo que significa «eufonía»? -Es un sonido agradable al oído, pero... -Se queda un segundo callada sin dejar de mirarme, como si quisiera verme a t...