Capitulo 2.

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Capitulo 2: Error

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Capitulo 2: Error.

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El ojiazul miraba su reflejo en el espejo. ¿Por qué hago esto? Esa era la pregunta que rondaba por su cabeza. Sabe que ya no hay vuelta atrás, ya no puede remediar sus errores.

Aquella mujer de tez blanca, cabello castaño y con ojos color marrón, estaba en su mente. La había perdido. Ambos saben que Anastasia estaba dispuesta a todo por él, y el la termino hiriendo de la peor manera.

Dio un largo suspiro y acomodo su saco. Podía escuchar la música de allá afuera, camino hacia la ventana y pudo visualizar a muchas personas. Trago fuertemente y se dio la vuelta. Tomo la manija de la puerta y cerro sus ojos fuertemente; iba a hacer algo de lo cual se arrepentiría por el resto de su vida.

(...)

Chris volteo y la miro; miro a quien desde el día de ahora seria su esposa. La mujer de cabello rubio sonreía de oreja a oreja, mientras que el rostro de Chris estaba serio, no había ni una pizca de felicidad.

Se imagino a Anastasia con ese gran vestido blanco y con un velo en su rostro. Se la imagino sonriendo porque iba a casarse con él. La imagino caminando hacia el tomada del brazo de su padre. Hasta que reacciono, y volvió a su triste realidad.

Lisa Marie se puso enfrente de Chris. Una enorme sonrisa adornaba su rostro, el fingió una sonrisa. Después miro al frente, estaba sumido en la tristeza. Esta a punto de cometer el error mas grande de su vida.

La ceremonia comenzó. Todos estaban felices, menos él. Las palabras del sacerdote hacían un eco en su cabeza, estaba perdido en sus pensamientos. Ni siquiera estaba poniendo atención a lo que el sacerdote decía. Hasta que llego el momento que menos esperaba. Lisa tuvo que darle un leve codazo para que el reaccionara.

―Lisa Marie Kavanaugh Keough, ¿acepta usted a Christopher Robert Evans Capuano como su esposo para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe? ―pregunto.

― ¡Acepto! ―contesto sin dudarlo dos veces.

― Christopher Robert Evans Capuano, ¿acepta usted a Lisa Marie Kavanaugh Keough como su esposa para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? ― Chris no contesto. Se quedo atónito mirando a Lisa, no sabia que decir.

―Chris, ¿acaso no lo entiendes? ¡Vas a casarte, y ella va a creer que tu la amas cuando no es así! No quiero arruinar un matrimonio, ¡no quiero!

―No vas a arruinar nada, Anastasia.

― ¿La amas? ―el negó con su cabeza― ¿Entonces por qué vas a casarte con alguien que no amas?

―Solo dame tiempo, eso es todo lo que pido. Te lo diré algún día, ¿sí?

― ¿Por qué te esfuerzas tanto en explicarme esto? De todos modos, no somos...―ella guardo silencio.

― ¿Qué? ¿No somos nada?

― Eres mi jefe, Chris. No se realmente como eres, no sé nada de tu vida personal, ¡absolutamente nada!

Y la recordó una vez más, recordó aquellas palabras, la recordó a ella. Lo único que quería era estar con ella sin importar nada ni nadie. Quería besarla, quería sentir su piel sobre la suya, sentir sus caricias, la quería a ella. Quería a aquella mujer de cabello castaño de la cual él se enamoró.

Miro hacia atrás. Su hermano, Scott, negaba con su cabeza. Jamás le había gustado la idea de que su hermano se casara con Lisa. Miro a su madre, ella mantenía su cabeza abajo, después a su padre, este tenía su mandíbula tensa, ambos tenían un trato. Y, por último, miro a Lisa, ella lo miraba con su ceño fruncido.

―Acepto... ―dijo.

La cara preocupada de Lisa fue reemplazada por una de felicidad. Después él se dio cuenta del error que había cometido, acepto casarse con Lisa. Con la mujer que años atrás le hizo daño, y lo convirtió en el Chris Evans que es ahora. Una versión que el odiaba de él.

―Ahora puede besar a la novia.

Lisa no espero a que el se acercara y la besara, ella se abalanzo hacia el para besarlo. Sus labios no se movían, estaba en un estado de shock. Lisa se alejó rápidamente con una sonrisa en su rostro.

― ¡Te amo, te amo, te amo! ―exclamo, acto seguido, lo abrazo.

El no le contesto, ni iba a hacerlo. No podía decirle que la amaba cuando el en realidad no lo hacía. No sentía lo mismo...

(...)

Mientras tanto en otro lado de Boston, Anastasia Palmer se encontraba enfrente de la tumba de su padre, con un par de flores en sus manos. Lagrimas caían como un rio en su rostro. Sintió la presencia de alguien a su lado. Volteo y ahí se encontraba Jackson.

―Ana, no sabes cuánto lo siento... ―dijo.

― ¿Puedes abrazarme? ―pregunto.

Jackson se acercó a ella y la envolvió en sus brazos. Cerro sus ojos al sentir como Anastasia se aferraba hacia él. Podía escucharla sollozar, podía sentir su dolor. Anastasia jamás estuvo lista para perder a su padre. De hecho, nadie esta preparado a perder a alguien que tanto ama.

―Vámonos... ―dijo el.

― ¿Qué? ―Anastasia se alejo de el para poder mirarlo.

―Vámonos de Boston, vámonos juntos a otro lugar. ―hablo ―. Solo tu y yo...

― ¿Pero que hay de mi madre?

― Si quieres podemos llevarla. Quiero que olvides todo lo que te ha pasado aquí en Boston. Quiero verte feliz junto a tu hija.

― ¿A dónde quieres llevarme?

―Vámonos a Londres. Y si no quieres vivir allá, tu dime donde quieres ir y nos vamos. Pero por favor vámonos de aquí.

Anastasia dudo. Muchas cosas malas ―específicamente ―, le han pasado en Boston. Quiere cambiar, ya no quiere ser la misma Anastasia indefensa. Quiere un futuro mejor para su hija.

―Acepto. ―dijo.

THE SECRETS NEVER END ©; CHRIS EVANS [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora