Nuevo Hogar

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¿Eras un agente encubierto? — preguntó Bob, soltando una carcajada.

Me recargué en el hombro de Daryl, riendo sin control.

- Tienes razón, eso era -dijo Daryl, intentando contener su risa.

Bob hizo una cara de sorprendido, lo que nos hizo reír aún más.

Mi risa era tan silenciosa -o no- que Daryl me abrazó, y mi cara quedó enterrada en su pecho.

—Cariño, deja de reírte —  me susurró Daryl, riendo conmigo.

Finalmente, me calmé.

-Bueno, ya basta. No tenemos que tardarnos más de 30 minutos — dije, abriendo la puerta.

Entramos con cuidado en la tienda, un mini supermercado abandonado.

Mi lista decía:

1. Leche para Judith
2. Arroz
3. Jabón
4. Pasta dental
5. Medicina
6. Besos para Carl

Me sonreí en mi interior al leer el último punto.

No había mucha leche para Judith, solo 5 botes.

- Daryl, solo hay 5 botes, los demás son para niños grandes-  dije.

-LLévale esa, Judith ya casi tiene 2 años —  dijo Daryl.

- Judith tiene 7 meses — le corregí.

- Es casi lo mismo

Después de guardar las cosas en mi mochila, me dirigí al último estante.

Allí estaban los condones, gel antibacterial, toallas sanitarias y cigarros.

"Ya te tocará venir", dije, agarrando 6 paquetes de toallas sanitarias y 4 nocturnas.

También agarré 3 cajas de cigarros para Daryl.

De repente, escuché un ruido fuerte.

Corrí a ver y encontré a Bob con un estante en la pierna.

El techo de la tienda se estaba cayendo, y con él, venían caminantes.

Saqué mis 2 dagas y se las clavé en la cabeza.

Daryl ayudaba a Bob, y Sasha me ayudaba a mí.

-Tenemos que irnos, si nos quedamos nos matarán —  dijo Daryl.

Rápidamente sacamos a Bob de ahí.

Salieron todos menos yo.

No sé cómo, pero logré sacar las cosas que habíamos conseguido.

- KAT -me gritó Daryl.

Volteé a ver y caminantes venían tras mí.

Corrí lo más rápido posible y me subí a la motocicleta de Daryl.

Los chicos venían atrás en el auto.

Daryl empezó a manejar a su manera, rápido.

Abracé a Daryl, el viento pegaba en mi cara, y otra vez me sentía en paz.

Habían pasado 4 meses desde que las personas de Woodbury se unieron a nuestro grupo.

Nuestro hogar era la prisión, y llevábamos una vida normal, en lo que cabe.

Judith ya iba a cumplir 8 meses.

Maggie y Glenn estaban felices, se habían casado.

Y había más personas que quería mucho.

Volvimos a vivir, y aunque suene raro, gracias a este apocalipsis zombie, estaba feliz.

Si no hubiera pasado esto, no conocería a ninguna de estas personas que ahora eran mi familia.

𝑯𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒍 𝑭𝒊𝒏 | ℭ𝔞𝔯𝔩 𝔊𝔯𝔦𝔪𝔢𝔰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora