Capítulo uno.

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No había razón para que mis manos estén sudando y mis piernas estén temblando sin poder dejarlas quietas, mi ansiedad estaba haciéndome una mala pasada. Pero el resto de mis compañeros se los veía calmados, algunos conversando, otros gritando y carcajeando.. Parecía que no les importaba qué materia nos tocaba. Sólo los que estaban repitiendo el curso parecían estar igual de nerviosos que yo. Ellos nos advirtieron que esta profesora era una zorra y que por eso estaban aquí, muchos no le creyeron pero yo sí  lo hice porque notaba en sus voces cierto nerviosismo y miedo al hablar de “esa profesora”.

-Vamos, no puedes estar así sólo lo dijeron para darnos miedo. Seguro que es una vieja aburrida y sin ganas de darnos clases, ánimo que no te intimide. -No podía creer como mi amiga estaba tan relajada, claro ella si le iba excelente en todas las asignaturas. - Relájate que al entrenamiento no puedes ir de este modo, seguro que Lola se aprovecha de tú estado para impresionar a la entrenadora. –

Mierda, pensar en Lola no ayudaba a mis nervios, ella era una de las que mejores jugaba, pero me odia porque me eligieron como capitana, recuerdo cuándo lo anunciaron; se puso como toda una loca gritándole a la entrenadora “¡¡¿¿Que??!! Yo soy mejor y la más bonita”. Sí, es de las chicas que piensan que con belleza resuelve todo, pero a quién engaña.. En este siglo sólo las grandes mentes y las que mejores talentos posean, triunfarán.

- Tienes razón Bianca, no puedo dejar que esa maldita se aproveche de mi estado.- Respiré hondo y la miré. Lola se sentada en primera fila al lado de la puerta ahí estaba ella conquistando a uno de los que repitieron curso. Yo en cambio elegí sentarme con Bianca en medio, segunda fila y segundo banco. – Sabes si hoy..-

Mi voz se cerró completamente y mis ojos se dirigieron a una mujer que pasaba sin hablar por la puerta abierta. Estaba sería, llevaba en sus brazos unos libros  y de su hombro colgaba una cartera de cuero negra.
Su paso apresurado hacía resonar el ruido de sus tacos que sentenciaban a quién estuviera hablando a callar, y el silencio poco a poco fue tomando lugar en ese salón. Ella puso sus pertenencias en el escritorio, dio media vuelta para mirarnos y cerciorarse de que todos estábamos callados. Tragué en seco y mis ojos fueron involuntariamente recorriendo su cuerpo, mierda.
Sus tacones agujas negros, muy atrevido para un colegio privado; sus piernas eran un viaje de perdición muy firmes, una falda tubo negra que le llegaba hasta sus rodillas, sus curvas eran increíbles. Y mis ojos no paraban de subir hasta su camisa blanca entallada que aprisionaban su busto.

Sentí como un calor empezaba a brotar en mi cuerpo provocando que mis mejillas me delaten pero aún así mis ojos no daban tregua y exigía de mas información visual a cerca de esa mujer alta con figura de ensueño. Mi mirada recorrió su cuello y mi mente empezaba a recrear miles de preguntas sobre su cuerpo “¿Cual es el perfume que descansa en su fino cuello?”. Su boca estaba sin pintar dejándome apreciar el color natural, y … sus ojos. Sus ojos estaban mirándome y una ceja estaba levantada, ¿Acaso fui tan obvia y se dio cuenta de que la estaba mirando de pies a cabeza?.

Su mirada era demasiada altanera con una cierta molestia. No pude sostenerla, el color en mis mejillas ya eran muy evidentes, agache mi cabeza dejando salir un leve suspiro. Mierda como se me ocurre mirar de esa forma a una profesora.

-Buenos días, yo seré su profesora de historia. Mis reglas son simples, no voy a tolerar ningún desorden o falta de respeto así que en mi hora se van a portar como personas civilizadas.- Bien ahora nos llama idiotas de una manera sutil e inteligente. – Si  no quieren reprobar mi materia les recomiendo que presten mas atención a mi clase en vez de estar mirándome.- Joder, que buena impresión acerca de mi persona le acabo de dar.

Giró hacia su escritorio para agarrar una tiza mientras se dirigía al pizarrón a escribir, haciendo una línea del tiempo de todas las edades del hombre.

-Muy bien, ahora quiero que pasen al frente a escribir una característica de cada edad, voy a elegir a 3 alumnos y van a poner una sola característica por persona.- Mierda, yo no entiendo nada de lo que esta escrito en ese pizarrón, su letra es muy prolija y recta. Que se supone que significa “edad de piedra".

-Señorita usted pase al frente, va a escribir una característica de la era paleolítica.- No sabía mi nombre pero con sus ojos me indicó que era a mi a la que se dirigía. –

Yo no reaccionaba me quedé mirándola ni siquiera sabía la existencia de ese nombre, mierda. Respiré la mayor cantidad de aire simulando que era valentía lo que entraba por mis fosas nasales y decidí mirarla para tomar la tiza de sus finas manos llenas de anillos y un brazalete de plata.

-Señorita no tengo todo el día, pase y haga lo que le ordené.- Ahí vamos de nuevo con su arrogancia.

La miré decidida para mostrarle que no me intimidaba y me levanté para dirigirme al pizarrón, descanse la tiza en él y mi mente se nubló ¿Qué se supone que debía escribir?, me siento una ridícula al estar mirando el pizarrón. Me di vuelta sobre mis pies y la miré, ahí estaba ella con unos ojos que dejaban ver confusión y un semblante serio, de brazos cruzados y su espalda apoyada en la pared esperando a que emitiera algún tipo de pregunta.

- Profesora, honestamente ni se que sig…- El ruido de la puerta abriéndose interrumpió mi vergonzosa situación y dio paso a que la directora entrara. Era una mujer buena, al parecer que yo sea una figura importante para el colegio me daba ciertos privilegios, era una señora mayor a la que le gustaba mucho la popularidad que yo le otorgaba a su colegio.

-Disculpe profesora la interrupción, pero estoy buscando a la alumna Alexa Rago la necesita la entrenadora de fútbol.- Ella se iba acercando a la directora lentamente sin apartar sus ojos, ser interrumpida de esa manera tan abrupta la había logrado enojar y de esas perlas negras salía fuego.

-No.- Dijo a lado mío, al parecer quedé en medio de una guerras de miradas en el que yo era el premio.- La alumna Rago, no puede salir estaba realizando una actividad en el pizarrón directora. Cuándo ella termine la dejaré dirigirse con la entrenadora Zullien.- Dios que prepotente es, sólo quiere avergonzarme en frente de todos.

-Profesora Díaz entiendo que usted deseé que termine de escribir pero no se lo que significa paleolítico, de todas maneras la respuesta que iba a escribir era “Política”.
Sentí como sus ojos se clavaron en mí, estaba furiosa al responderle así. Me intimidó verla tan enojada y decidí bajar la cabeza al piso evitando que siguiera asesinándome con su mirada.

-Vamos señorita Rago, recoja sus cosas y acompáñeme.- Al levantar mi vista noté como todos me miraban asombrados al haberle contestado así, sentí que me gané sus respetos pero la verdad es que me conseguí un año difícil y el odio de la profesora de historia, recogí mis pertenencias y largue un suspiro al pensar que esta materia ya estaba perdida para mí. Sin mas me coloque la mochila en mi espalda y me dirigí a la puerta sin mirarla.

-Señorita Rago la espero en mi despacho después de ese asunto tan urgente que tiene que resolver Zullien con usted. – Asentí y me fui. Sabía que me esperaba un regaño después del entrenamiento.

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