Capítulo 6 | Angustia desoladora

10 1 0
                                    


Lunes 8 de Octubre del 2018— 16:38.

Una gran oscuridad cegó sus ojos, su nariz percibía el olor a putrefacción mientras que sus piernas temblaban, de manera involuntaria y sin poder controlarse. Un mal sabor recorría su garganta, era acido, uno con un fuerte sabor amargo. Además del ácido, pudo sentir pequeños pedazos de carne en su garganta, estos habían vuelto de su estómago para poder salir en su boca, acción que fue denegada por el cerebro de Dylan.

—¡Agh...! Casi arrojo mientras duermo...qué asco.

Tragando todo lo que estaba en mitad del camino, Dylan se fijó que sobre la mesa de su sala estaba elReloj del tiempo, sin ganas y con la mente confundida, solo agarró el artefacto y lo dejó en el suelo, lo que le preocupaba en ese instante era una persona, María.

—María...Dios, ¿qué me está pasando? Ese maldito olor no se va de mi nariz.

A pesar de estar consciente y con sus pensamientos aclarados, su cuerpo no dejaba de temblar. Era como si este estuviera angustiado, colocándose su mano sobre su pecho pudo sentir como su corazón no dejaba de latir fuertemente, no solo eso, su respiración era muy agitada, solo Dylan creía que estaba bien.

—¿Qué hice para sentirme así...? Lo ultimo fue cuando negocié con Blacker y después...

Un vacío. Fue como si su propio cerebro no quisiera recordar más, solo se quedó allí, cuando estaba a punto de explicarle sobre el artefacto. ¿Era posible olvidarse de algo de tal grado de importancia? Dylan obviamente dudaba que todo ese negocio con Blacker sean más que solo un posible sueño.

—Espera, espera, ¿qué pasó allí?

Sin comprender la falta de memoria, Dylan se quedó sentado sobre su silla, no sin antes apagar el noticiero del cual ya estaba acostumbrado. Para poder recordarlo mejor era no hacer nada y solo estar tranquilo, pero a pesar de eso, no obtuvo resultados.

—¿Yo me desmayé o él me golpeó tanto que ni me acuerdo? Porque tomar con él no creo que sea una posibilidad, ¿cierto?

Tenía razón, incluso si hubiera sido una pelea, dejaría grabado en su memoria aquella masacre hecha para él, aunque si ese fuera el caso, explicaría el por qué despertó con ganas de vomitar cuando en los otros bucles no sucedía tal cosa.

Explorando todas las ideas posibles, fue cuando se percató de lo primordial.

—¡Se hace tarde! Esto lo pensaré más rato...

Bajando con un cuchillo escondido en su bolsillo trasero y vistiendo una casaca marrón que se encontró en su armario, fue hacía la casa de María. No tenía plan alguno, por lo que en mitad de camino decidió improvisar lo que haría ni bien la viera.

—¿Sí?

Con la misma pregunta que Dylan se acostumbró, María abrió la puerta de su casa. Incluso con tal simple acción, Dylan contenía la felicidad de volver a verla.

—Tengo que hablar contigo, adentro, por favor.

Con las misma suplicas de siempre, María accedió a Dylan para que pudiera entrar; sin embargo, cuando ella estaba a punto de ingresar por la puerta principal del primer piso, Dylan la tomó del brazo.

—Ah, me acordé de que...me gusta la naturaleza, así que en este lugar esta bien.

Entrar de nuevo a la sala ya no era opción, pero si se encontraban afuera y con la puerta de la casa abierta, además de que Dylan poseyera un cuchillo, no sería tan fácil para el asesino matar a María, o eso era lo que se ideó momentos antes de entrar.

Reinicio FallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora