Capítulo 15 | Quebradiza resolución.

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Sábado 13 de Octubre del 2018— 16:12.

Había vuelto una vez más. Las mismas sensaciones de acidez y vomito lo indujeron a querer tomar urgentemente alguna bebida, la que fuera, su garganta ya no aguantaba el fuerte ardor que lo atormentaba. Corriendo, se dirigió al baño y abriendo la llave del caño, tomó el agua que caía. Tuvieron que pasar varios segundos para que pudiera sentirse tranquilo, su boca esta empapada de agua mientras se veía en el espejo; era la primera vez que algo así ocurría. No era por asco, tampoco era por lo que aconteció en el bucle pasado, sino fue por el viaje que hizo. Viajar en el tiempo paulatinamente lo estaba desgastando.

¡¡¿Qué está maldita sensación de escalofríos?!!

Su cuerpo poco a poco se estaba enfriando, sus ojos no dejaban de parpadear de manera sucesiva, sentía a la muerte tan de cerca como si esta respirara por su nuca y se estuviera burlando de él. Moviendo su cabeza de un lado a otro, presionando sus dientes, incitaba a su cuerpo a seguir en movimiento y así, estar consciente de todo. Con unos ojos medio somnolientos y en medio de la duda si estaba bien salió del baño y se sentó en las escaleras. Poco a poco se acordaba de los sucesos que ocurrieron en el bucle pasado.

¿Qué había pasado? ¿Por qué ahora es casi imposible el hecho de detener un accidente o muerte? ¿Qué hice mal? ¿Por qué parece que todo esté en contra mío...?

Preguntas como esas se habían quedado en su cabeza luego de haber reiniciado varias veces el mismo día, aunque ahora es distinto, existía una pista que él nunca supo.

¿Con quién habló mi papá?

Dylan no podía ser, porque él a esa hora, estaba durmiendo o compraba las cosas para la fiesta. Alguien tuvo que hacerse pasar por él en ese tiempo.

¿El yo del futuro? ¿Alguien disfrazado? ¿El yo del pasado?

Para corroborar esas dudas, Dylan volvió justamente minutos antes de la hora en que fue indicada la supuesta conversación. Entendía que "el Dylan" que había aparecido frente a su padre era posiblemente el asesino y eso descartaría a Blacker de quien él sospechaba más.

Caminando tambaleante, llegó a la oficina de su padre, el cual estaba a dos cuartos de la escalera. Dylan primero respiró de forma pausada para hablar bien y luego tocó la puerta.

— ¿Quién es?

—Soy yo, tengo una duda.

—Pasa.

Bostezando, Dylan entró y miró como toda la oficina estaba ordenada, un escritorio con su silla en el cual estaba su padre revisando documentos. A su costado un librero lleno de libros gruesos y un gran dinosaurio de juguete que lo adornaba.

— ¿Cuál es tu duda?

Preguntó su padre, dejando de lado los documentados que revisaba.

—Ehm...es que...es algo raro.

Él sorprendido, parpadeó varias veces y luego una sonrisa se formó en su cara.

— ¿Raro? Ah...ya entendí.

— ¿Huh?

—Hijo, lo siento.

— ¿Q-qué? ¿Por qué te disculpas?

Dejando de lado la silla, su padre se paró y se acercó a Dylan. Sus ojos empezaban a llenarse de lagrimas y Dylan sin saber por qué su padre se ponía así, esperó lo que iba a decir. Aunque, la espera lo estaba agobiando.

—A decir verdad, la cigüeña jamás te trajo, de hecho, es un cuento bastante tonto...mira, te explicaré sobre la sexualidad, un tema un poco vergonzoso para ti, pero útil.

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