𝔗𝔥𝔢 𝔏𝔞𝔨𝔢𝔰 [𝐴.𝑊.𝐴.𝐸]

━❰La nieve entre la capa roja❱━

La navidad llegó y consigo las festividades habituales de padre e hijas, tomando té a media tarde y una gran taza de chocolate caliente cerca de la chimenea y leer a Dickens antes de dormir.

Edrick días antes había preparado los regalos de Dakota y Rosemary, a la vez que se hacía cargo por mensajería de muchos asuntos de negocios, incluso encontró más favorecedor estar en Avonlea, pues cuando tuvo que viajar 4 días antes de navidad a la ciudad no tardó más de tres.

Dakota sentía que su lugar favorito de toda la casa era la sala, con la deliciosa chimenea, pero también con una gran ventana cerca, era más favorecedor para ella acostarse en el sillón a leer, sacando y metiendo libros de la biblioteca.

Rose salía de vez en cuando, cubierta por su gran capa roja y unas llamativas botas del mismo color, observaba y anotaba los árboles, corroborando más su cuaderno de campo sobre la naturaleza, siendo uno de los tantos que ya había hecho, se ayudaba con muchos libros que había sobre animales de Canadá y las Islas Príncipe, encontrando incluso ranas y bichos que solo se ubicaban ahí.

Sus pies se hundían en la blanca nieve, entrando al bosque con una mochila de tela que atravesaba por su torso y que traía su libro, su cuaderno y su pluma guardadas, encontró un árbol grande y alto, donde ella decidió subir para empezar a escribir con ayuda del libro de información; pegaba pequeñas plantas invernales, cortezas caídas de árbol y escribía todo con suma adoración.

Amaba la pluma que su padre le dio, fue uno de los cuatro regalos que le había preparado y amó todos por igual.

Un niño, que vagaba por el bosque, encontró a lo lejos el bonito y llamativo color rojo subido en un árbol, entrecerró los ojos e incluso se los talló, pensando que no veía bien, pero ahí estaba.

Rosemary se dio cuenta que el sol estaba metiéndose, por lo cual se arriesgó y saltó desde la gruesa rama en la que estaba, empezando a correr por el bosque para llegar a la casa, su capucha se salió de su cabeza y el aire le pegó aún más fuerte, pero ella siguió, entrando de golpe a su casa asustando a su padre que recién pasaba por ahí.

—Rosemary, deberías de tener la capucha, te enfermeras.

—Se me cayó —dijo tomando aire—, y se me hizo tarde.

—Pues realmente llegaste a tiempo —dijo Edrick, viendo su reloj de bolsillo— muy a tiempo diría yo.

— ¿has hecho algo? —Edrick sonrió a su hija, cargándola y dando vueltas hasta la biblioteca, donde había asentado el viejo escritorio de Richard junto a algunos objetos de trabajo.

—Empecé un pequeño proyecto de electricidad, esta casa necesita algunas novedades de la actualidad —dijo señalando la batería que intentaba construir.

—Podría ayudarte.

—Claro que sí.

—No era pregunta ¿sabes? llamaré a Dakota —ella corrió a la sala, sorprendiendo por detrás a su hermana— ¿Quieres hacer algo divertido?