𝔗𝔥𝔢 𝔏𝔞𝔨𝔢𝔰 [𝐴.𝑊.𝐴.𝐸]

━❰Sueños antes de realidad❱━

Su sombrero estaba siendo ocupado, ella lo sabía ahora, pues al subir al árbol en donde lo dejó con paja del establo y ramas, ahora habían unos huevos que en cualquier momento podrían nacer.

- esto, es un regalo- dijo Rose, sacó los cuantos guantes que habían de su abuela y los acomodo a modo que cubriera todo y fuera incluso más cálidos - hasta luego, huevitos.

Rose siempre prefería que las cosas tuvieran una función, que todo estuviera ahí no solo para verse bonito, el arte lo amaba, porque no solo era decoración, era sentimiento, los libros le transmitían mensajes, los tejidos eran ropas e incluso arte bordado, las máquinas y tuercas capacidades de un futuro increíble.

Y al día siguiente ella tendría escuela junto a Jona.

- ¿ya ocuparon la residencia Rosemary? - preguntó Jona cuando la mencionada saltó hacía el suelo.

- sí, hay huevos.

- increíble.

- ¿ahora qué, Cole? - el niño giró el libro de arte que Rosemary le había traído, dejando ver una bella pintura de tonos azules y negros- si, realmente es increíble, la manera en que detalla cada lado con su pincel, la composición y subjetividad en ella.

- es fascinante, deberían de haber más obras como esta- dijo el antes de voltear la página.

- las hay, solo que dudo encontrar como esas en Avonlea.

- creo que ya debería volver, mi mamá me quería temprano en casa el día de hoy- Cole se levantó, cerrando el libro para devolverlo.

- no, si quieres te lo puedes llevar hoy, solo cuida que no se maltrate.

- si mi mamá lo ve, lo usará para avivar el fuego de la estufa- dijo aun extendiéndoselo, Jona lo tomó y el rubio arena se despidió de ambos chicos antes de irse por otro rumbo.

- ¡hasta luego Rose!, ¡hasta luego Jojo!

- ¿porqué le dijiste mi apodo?- preguntó con una mueca mientras caminaban a casa, Jona llevaba el libro en manos y Rosie su estuche de violín debajo de la capa.

- no soy la única que puede llamarte Jojo.

- de hecho, si lo eres.

- pues ya no- Jona y Rosemary hicieron una carrera a la casa, ambos niños se empujaban de vez en cuando, lo suficiente como para solo desequilibrar pero no tanto como para tirarse, en especial porque Jona sabía que le podía pasar algo al violín o al libro.

Entraron agitados, Rose se quitó la caperuza y dejó el violín a un lado en el recibidor.

- iré a dejar el libro- dijo Joan entrando a la biblioteca.

Rosemary se acomodó los tirantes en sus hombros y merodeo por las demás entradas de la casa, viendo que la sala estaba un tanto oscura.

Ella se acercó y vio algunas cosas amontonadas, tomó una vela y con un fósforo la prendió acercándose a ver.