El otoño era la gran entrada de apertura para el invierno, ese hermoso naranja y amarillo por doquier, con un clima frío dictado para las tardes del chocolate caliente cerca de la chimenea. Así mismo, se alzaba la belleza del final de año, las nuevas oportunidades y aventuras procedentes de los nuevos días.Solo que ahora, algo le faltaba.
Con el paso de los días, semanas e incluso meses, todo se volvía como un metrónomo en su más baja pulsación constante, dando cierto compás repetitivo y que, aunque diera estabilidad, con el tiempo se volvía frustrante, sin embargo, esto parecía ser así sólo para una persona.
Los Potter estuvieron progresando en su nuevo año. Edrick y Dakota pasaron más tiempo fuera de Avonlea de lo que fue a comparación con el año anterior, Jona terminó por dar vendidas la mayoría acciones y propiedades que tenía, con ayuda de Edrick, dejándole incluso las de Inglaterra a Potter, sólo quedando con acciones y la inversión de su madre en Escocia, al igual que la casa de la familia en un pueblo del mismo lugar.
Dakota se dedicó a escribir, además de su aprendizaje constante sobre negocios y administración, fue en verano que pudo sacar un libro nuevo; la historia de una mujer que se habría pasó sobre su familia y compromiso para seguir su educación junto a su mejor amiga, tenía romance, como siempre lo terminaban condicionando, pero su esencia estaba en cada página, cosa que hizo sonreír de orgullo a la rubia, más cuando le llegó una carta de dos hojas de lado a lado de la tía Jo, relatando lo feliz que estaba sobre aquella novela.
Edrick y Adison progresaban más rápido de lo que cualquiera de los tres jóvenes de la casa hubiese pensado. Más de una vez él terminaba por hacer cenas formales para impresionar a Adison, con platillos de otros países que a Edrick tiempo atrás le habían fascinado y se tomó el tiempo de aprenderlos para algún día recrearlo, eso terminaba siendo en las citas de él y Adison Danes, quien terminaba sonrojada por tales gestos y la emoción de Edrick por querer su opinión acerca del guiso, a menudo también soltando comentarios sobre la espera de que no estuviese mal cocinado nada.
Isak era un caso muy parecido a todos ellos. Pasaba más tiempo con Jona, Cole y Rosie del que estaba dentro de su casa, los fines de semana se colaba al hogar de la familia y leía hasta casi el anochecer, encontrando a su nueva y oficial amiga pelirroja de vez en cuando, debatiendo por casi una hora sobre lo que podían encontrar dentro de las páginas. Más de uno parecía curioso por esas ansias del chico de estar donde sea excepto su hogar, pero al final nadie decía nada.
Y luego, estaba Rosemary. Con el tiempo, terminó cada diario que pudo encontrar de su madre, tradujo a un idioma más sus lecturas en griego y siguió tocando diariamente en los bosques, deleitando a la naturaleza con la melodía de Mozart o Vivaldi, se terminó de leer la biblioteca y comenzó la enumeración de sus intereses. Parecía que las actividades no se le podían acabar, pero también parecía que no encontraba un interés fijo, un punto que la llevara a esa gran aspiración y la devolviera a un camino. Se distrajo al principio, comenzando a ir a la casa de Gilbert, dejando en la ventana más cercana a la puerta el número de días desde que vio al chico por última vez, ahora ya era parte de su rutina, incluso. Escuchaba ese metrónomo que dirigía su vida, quería detenerlo de alguna forma, encontrar ese punto de quiebre.
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𝔗𝔥𝔢 𝔏𝔞𝔨𝔢𝔰 [𝐴.𝑊.𝐴.𝐸]
Hayran Kurguᴛᴏᴅᴏꜱ ᴛᴇɴᴇᴍᴏꜱ ʟᴀ ᴄᴀᴩᴀᴄɪᴅᴀᴅ ᴅᴇ ᴄʀᴇᴀʀ, ꜱᴏᴍᴏꜱ ᴩᴇᴄᴜʟɪᴀʀᴇꜱ ᴀᴜɴqᴜᴇ ɴᴏ ʟᴏ ꜱᴇᴩᴀᴍᴏꜱ. ᴩᴏᴅᴇᴍᴏꜱ ꜱᴇʀ ɴᴀᴅᴀ y ᴀ ʟᴀ ᴠᴇᴢ ᴛᴏᴅᴏ, ᴀʟ ᴍᴇɴᴏꜱ, ᴀꜱí ꜱᴇ ꜱᴇɴᴛɪᴀ ɢɪʟʙᴇʀᴛ ʙʟyᴛʜᴇ ᴀʟ ʟᴀᴅᴏ ᴅᴇ ʀᴏꜱᴇᴍᴀʀy, ʟᴀ ᴄᴜʀɪᴏꜱᴀ ᴄᴀᴩᴇʀᴜᴄɪᴛᴀ ʀᴏᴊᴀ.