💫Doce💫

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"Vas a estar bien.
Sonreirías si te dieras cuenta que te estás preocupando por una pavada.
Por algo, que va a florecer de todas formas."


Valentín.

Por mi mente pasaban imagenes de Gina, las pocas imágenes que tenía de ella ya que no compartimos mucho tiempo juntos.
Sigo sin olvidar la primera vez que la vi y aunque ahora me quiera golpear a mi mismo por ser un idiota y pensar mal de ella, no podía negar que por mi mente pasó la idea de que Gina inició la pelea con Rebecca. Ya que esa noche Gina estaba golpeada y quizá ese día también tuvo una pelea con alguien.
Pero tampoco descartaba la posibilidad de que Rebecca miente, pensándolo bien, me mintió en tantas cosas que por eso fue que me alejé de ella. Mierda, que idiota fui en preguntarle eso a Gina.

-Si, me crees capaz- Afirmó Gina sacandome de mis pensamientos.

-Yo no dije eso Gina- Su mirada se apagó y sus ojos se llenaron de lágrimas en menos de un segundo y no podía verla llorar, me acerqué a ella, tomé sus manos intentando calmarla, pero no pude.

-Tu silencio si Valentín, tu silencio dijo todo- Soltó mis manos y se alejó de mi.

-Y está bien, no me conoces, a ella si, es tu novia o tu ex, no lo sé. Pero lo que sí se es que tenés una imagen de mi muy errada Valentín, yo nunca haría algo así yo... yo no soy así- Dijo negando y noté que su voz se quebraba, mierda, la sinceridad de sus ojos hacía que crea cada palabra que decía. Pero antes de que yo pueda hablar, ella lo hizo.

-Ya es tarde, voy a dormir, podes quedarte todo lo que quieras, que descanses Valentin- Pasó la mano por su cara intentando ocultar las lágrimas que caían por sus mejillas.

Me miró y podía asegurar que en su mirada había dolor y era mi culpa, yo hice que se sienta así, hice llorar a Gina y no me lo voy a perdonar.

Ella salió del balcón, comenzó a caminar hacia su habitación y yo fui detrás de ella.

-Pará Gina, no te vayas- Intenté tomarla del brazo pero comenzó a caminar más rápido. Llegó a su habitación, abrió la puerta y me miró.

-No quiero hablar Valentín, ahora no- Bajó la mirada y antes de que pueda decir una palabra cerró la puerta.

-Bien Gina, entiendo que no quieras hablar, pero voy a quedarme sentado acá hasta que desees hacerlo- Dije levantando un poco la voz para que pueda oírme.

-Valentín es tarde, anda a dormir por favor- Apenas oí su voz y podía notar que seguía llorando.

-No Gina, dejame explicarte, déjame arreglar esto- Apoye mi espalda contra la pared y me deslice hasta quedar sentado.

-Está todo bien Valentín, no hay nada que arreglar, descansa-

-No voy a irme acá. Soy un idiota Gina. Por favor abrime y hablemos.- No oí respuesta de su parte y al pasar unos minutos escuché como la puerta se abría lentamente. Me puse de pie y la miré, mis ganas de abrazarla y hacer que sus lágrimas dejen de caer eran inmensas.

-Pasá Valentín- Dijo sin sacar la mirada del piso.

Ingresé en la habitación, Gina hizo una seña con su mano dándome permiso a sentarme en su cama.

-Te escucho- Dijo mientras se sentaba en la cama quedando frente a mí, colocó su cabello detrás de sus orejas y me miró.

-Perdoname Gi, de verdad no fue mi intención juzgarte. Rebecca me dijo eso y si, por un momento le di el beneficio de la duda, pero nunca le creí del todo, por eso mismo te pregunté que fue lo que pasó. Y en el poco tiempo que pasamos juntos me di cuenta de que sos una persona maravillosa, me haces bien, me das paz y al lado tuyo siento que no puede pasarme nada malo y ahora confirmo más el echo de que nunca harías algo así, lo veo en tus ojos Gina- Me quedé en silencio por unos segundos, tomé su cara con mis manos mientras secaba sus lágrimas con mi dedo pulgar.

-Por favor, perdoname, prometo nunca más juzgarte y prometo no volver a hacerte llorar. ¿Me perdonas?- Gina me miró, colocó sus manos sobre las mías y comenzó a acariciarlas.

-Gi..- Dije en voz baja, ella levantó su vista y otra vez sus ojos miraban los míos.

-Me.. me abrazas- Ella dió un pequeño suspiro, seguido de una sonrisa, se inclinó hacia mi y me abrazó.

Sentí paz, sentí su perfume y su respiración tranquila sobre mi cuello, sus mano cálidas pasaban por mi cabello y bajaban por mi nuca haciendo que me relaje y quiera abrazarla toda la vida.

Nos quedamos en silencio por un rato, la sentía cada vez más serena y relajada. Eso indicaba que ya no estaba llorando y es que... el solo echo de que Gina llore por mi culpa me hacia sentir horrible.

Ella tenía una forma tan relajada de ser que te tranquilizaba, solo con su presencia te hacía sentir cómodo, bien y conforme con el ambiente, por eso y muchas cosas más no quería alejarme de Gina.

En la habitación solo se escuchaban gotas golpear en la ventana y de la nada un trueno hizo que Gina me abrace fuerte y seguido de ello nos quedamos recostados en la cama.

-¡ Mierda !- Exclamó y noté que su corazón comenzó a latir rápido.

-Ei, tranquila- Deslice mi mano por su espalda con timidez.

No quería que pensara que buscaba aprovecharme de la situación, y tampoco sabía cual seria el momento oportuno para volver a la que sería mi cama por esta noche.

Sentí la presión que ejerció en sus ojos y los pequeños sobresaltos que daba su delgado cuerpo cuando los ruidos interrumpían el silencio.

La ternura que me producía sentirla tan frágil era inmensa, moría por abrazarla aún más fuerte y llenarla de caricias, pero Gina me parecía el tipo de chica que desconfía de los hombres, y para ser así ya me había entregado suficiente confianza como para aprovecharme en algún sentido.

Así que, en cuanto tuvimos un momento prolongado de paz, y sentí que se había quedado dormida porque ya no daba sobresaltos ni tenía reacción, me levanté despacio, cuidando de no hacer ruido para despertarla, en cuanto lo logré, la miré durante unos segundos y una sonrisa inevitable se formó en mi rostro, la cubrí con las sabanas y cuando retiré mi mano de ellas, su agarré me sorprendió.

La miré detenidamente y no podía pronunciar palabra alguna.

-¿Podés quedarte acá? -Me preguntó.

-Por favor -Rogó en voz bajita, mi corazón se arrugó y me estremecí.

-Voy a quedarme con vos al lado -Le respondí.

Y ella se alejó un poco, dejándome espacio suficiente para poder recostarme a su lado.

Frente a frente, observaba los detalles de su rostro, no sé si ella hacía lo mismo, pero también me observaba.

Esta vez hubo silencio pero, no del incómodo. Este silencio era cautivador, mientras nuestras miradas conectaban e iban perdiendo fuerza a medida que transcurría el tiempo, nos quedamos dormidos, sintiendo la respiración calmada de ambos chocar en nuestras caras.
   

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Este capítulo va dedicado a mi macarrón Carolinads3
Gracias por la ayuda bebé, te amo ❤

VALIENTE ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora