💫Veintiséis💫

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"Es linda hasta cuando no se entera. Sueña con abrazos pero no encaja en cualquiera.
Llora cuando no la están mirando.
Y brilla tanto que se termina quemando, y espera tanto que se termina cansando.
De a ratos, pero ella sigue intentando, en partes, pero ella sigue confiando"

Gina.


Me despedí de Depa y caminé hacia mi auto.

Una vez en él, tomé mi celular y le esribí a Tais diciéndole que me encontraba bien y que estaba camino a mi casa.

Me quedé unos minutos pensando en todo lo que acababa de pasar con Valentín, verlo llorar me partió el alma. Dolia no poder tenerlo cerca, dolia no poder compartir una simple merienda con él.

Me había acostumbrado a eso, a tener a Valentín en mi casa, a comer con él, dormir, y hasta salir a caminar.

Ya pasó un mes desde que Valentin se había alejado y aún así lo extrañaba, mucho.

Me encontraba en la entrada de mi edificio, hacía frío y comenzó a llover levemente, lo que hizo que me apresure en buscar mis llaves para poder ingresar, luego de revolver todo mi bolso sin encontrarlas, comencé a pensar en que quizá las había dejado en mi auto.

Di media vuelta con la intención de caminar hacia el auto, pero mis piernas se paralizaron al verlo, mi cuerpo comenzó a temblar y mis manos transpiraban.

-¿Qu-e que haces acá?- Dije con la vos temblorosa.

-Gina yo necesito hablar con vos- Murmuró.

-¿Qué? No ! Andate !- Grité.

-Por favor calmate, tengo que hablar con vos- Pidió.

-Yo no, creo que todo está bastante claro- Dije esta vez con la voz firme.

-Por favor, escuchame- Rogó.

-No tengo nada que escuchar Federico- Grité.

No entendía que es lo que quería, no sabía por qué apareció a esta hora en mi departamento.

Tenía miedo, mucho miedo, pero intentaba no demostrárselo, no quería que Federico me vea débil y se aproveche de eso otra vez.

Quité mi mirada de su rostro y comencé a caminar hacia mi auto para poder buscar mis llaves.

Di pocos pasos ya que el me sostuvo del brazo.

-¡No me toques!- Ordené gritando.

-Tenés que escucharme- Dijo sosteniendo mi brazo con más fuerza.

-Soltame, me estás lastimando- Rogué.

-Dios Gina, no te voy a soltar, porque si lo hago te vas a ir y yo necesito hablar con vos- Insistió.

-Decime de una vez y andate Federico, por favor- Murmuré.

El miedo se apoderaba de mi y otra vez me sentía pequeña, indefensa, sin autoridad.

VALIENTE ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora