💫Quince💫

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“Eres loca. Eres rara. Ríes por nada, lloras por todo. Caes profundo y siempre vuelves de algún modo. No hay tormenta que te saque las ganas de bailar, y a veces, tienes que quedarte sola. Ni rota dejas de amar, ni loca paras de soñar. Y eso, te hace brillar”

Gina.

-Estar así toda la mañana no me vendría mal como desayuno- Dijo Valentín mientras me daba besos en el cuello.

-Opino lo mismo- Murmuré mientras acariciaba su pelo.

-Gina, no te das una idea de las ganas que tenía de besarte- Tomó mi cara entre sus manos y dejó un beso en mi nariz.

-Vamos a desayunar antes de que te pongas más colorada- Dijo y tomó mi mano para ir hasta la cocina.

Sonreí y toqué mis mejillas como si eso hiciera que dejen de parecer un tomate.

Valentín se manejaba por mi casa con total comodidad y eso lejos de molestarme me encantaba, ingresamos a la cocina y busqué dos tazas, el café, y me di cuenta de que no tenía azúcar.

-Tengo que ir a comprar azúcar- Hice una mueca y Valentín me miró.

-Y vos vas a hacer las tostadas hasta que yo vuelva- El asintió sin ninguna molestia.

-Ya vengo- Dije mientras salía de la cocina.

-Bueno nena- Ok me dijo nena, eso generó que mil mariposas den vueltas por mi estómago.

Caminé hasta mi habitación para buscar mi billetera y oí el celular de Valentín sonar.

-¡Valen tu celu está sonando!- Grité.

-¿Podés alcanzármelo, porfa?- Gritó el también. Esto de gritarnos desde una habitación a la otra se hace costumbre.

Desconecté el celular del cargador y lo oí sonar de nuevo, miré a la pantalla y notificaba que había 16 mensajes no leídos y 5 llamadas perdidas, de Rebecca.

Admito que eso me molestó un poco ya que recordé lo que Rebecca dijo de mí, esta mina no me agrada, para nada.

Caminé hacia la cocina y dejé el celular en la barra desayunadora, Valentín se encontraba de espaldas colocando el pan en la tostadora.

-Ahí está, ya vengo- Dije rápido.

-Gracias Gi-

Salí del departamento y sintiéndome molesta por lo que había visto.

Al regresar noté que Valentín se encontraba hablando por teléfono.

*Llamada telefónica de Valentín*

-No Rebecca, no puedo hablar ahora-

-No no vayas a mi casa, no estoy ahí-

-No te importa donde estoy, no tengo porque darte explicaciones-

-Dios, bueno Rebecca, bueno a la tarde paso por tu casa y me decís eso tan importante-

-Si si como digas flaca, chau-

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Ingresé a la cocina rápidamente al notar que Valentín terminó su llamada.

-¿Todo en orden?- Pregunté mientras dejaba las cosas que compré sobre la mesada.

-Si si, tardaste mucho-

-Si, es que aproveché para comprar otras cosas que necesitaba-

Me daba intriga el saber que quería Rebecca, pero era obvio que no iba a preguntar, no iba a meterme en los asuntos de Valentín con ella. Pero una cosa daba vueltas por mi cabeza todo el tiempo, Valentín tampoco puede soltar a Rebecca del todo.

Un olor extraño me sacó de mis pensamientos.

-¿Valen que es ese olor?- Intenté mirar detrás de el.

-¡ Mierda, las tostadas ¡- Colocó la mano en su frente preocupado y fue rápido hacia la tostadora.

-Que rico desayunar café con carbón eh- Negué riendo.

-Callate tonta, van a ser las mejores tostadas que vas a comer en tu vida-

-Como digas Wos- Dije riendo.

-Voy a llevar las cosas al living- El asintió.

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Luego de desayunar, tomé mi celular y mis ojos se abrieron por completo al darme cuenta de la hora. Eran las 12:00 p.m (si, y nosotros recién estábamos desayunando) y yo debía estar en la agencia a las  12:15.

-¡Valen voy a llegar tarde¡- Me puse de pié y fui hasta mi habitación para buscar mi laptop y mi mochila.

Al volver al living noté que Valentín llevó las cosas que utilizamos para desayunar a la cocina.

-Dejá todo como está, cuando regrese ordeno todo- Dije mientras buscabas las llaves del departamento y de mi auto.

-Bueno vamos, yo tengo que hacer cosas también- Si, ver a Rebecca, dije dentro mío.

-Te llevo, yo voy en mi auto-

-No hay drama, me voy caminando- Asentí, no iba a insistir si ya sabía a donde él debía ir.

Llegamos a la puerta del edificio y noté que la sonrisa de Valentín ya no estaba.

-¿Todo bien ?- Pregunté buscando su mirada.

-Si Gi. Gracias por todo, sos de oro.- Se acercó a darme un beso en la frente y me abrazó.

-Perdoname por juzgarte y hacerte llorar, soy un boludo- Dijo sin soltarme.

-Ya está Valen, ya pasó- Con su mano tomó mi mentón para que pueda mirarlo.

-Me gustó mucho pasar tiempo con vos. Sos hermosa Gina, no me voy a cansar de decírtelo- Y otra vez sus labios estaban junto a los míos, sus manos en mi cintura y las mías acariciando su cabello.

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Acá está lo prometido.

Rebecca es una maldita perra no ?

VALIENTE ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora