Capítulo 18.

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18. Play Date.

Mantenía mi cabeza en su hombro, ya oscureció.
Conversación ha sido poca... Otra vez. Parece no querer contarme mucho de su persona o algo general que no sea el trabajo.

Tomaba su cerveza, los grillos cantaban al rededor y tenía música de los 80's en el auto. Bajé mi mirada a su mano que posaba en su pierna, estaba llena de cicatrices, era una mano grande con dedos gruesos y toscos, acerqué la mía poco a poco, es más pequeña y delgada a su lado...
Incluso por mis manos me veo débil y vulnerable.

La posé sobre la suya, sentí cómo bajó su mirada al rozar su barbilla en mi cabeza y no reaccionó, ni siquiera la movió ¿Eso es bueno?

—¿Te cuidas mucho?

—¿Mh?—Levanté mi mirada.

—Serás tan guerrera y tienes las manos más finas de la ciudad.

Sonreí.

—También trabajaba en los cultivos.

—¿Ah si?

Tomó mi mano y la observó con detalle a como podía con la luz de la luna, después la bajó y mantuvo el agarre en ella sobre su pierna.

Asentí.

—Tenemos parcelas y nos gustaba trabajarlas solos.

—Y pasaste de la vida de campo a una ciudad.—Comentó no muy sorprendido.—Es muy predecible buscar mejores oportunidades.

Mantuve el silencio por un rato apartándome de su hombro.
¿Puedo confiar en decirle...? Puede que piense que me meto en lo que no debería.

—Sí, lo mejor para mi madre y mi hermana.—Escapamos.—No había mucho que hacer allá.—Nos tenían amenazadas.

Asintió.

—Muy bien...—Mantuvo el silencio.—Ha sido una buena casualidad que hayas terminado aquí.

•••

—Señorita Isabel ¿Puede ayudarme?—Me llamó con un tono tierno y amable.

La miré, estaba con algo de pena.
Le dejé el papeleo a otro oficial y me acerqué.

Desde anoche no puedo evitar sentirme meramente contenta, estar en cercanía con él es... Especial... Pero cuando cruzamos la puerta de Comisaría es como que no existo.

Y ahora otra vez estoy ayudando.

—Dígame Johnson.—Me paré frente a ella mientras se mantenía parada detrás de recepción.

—El sistema está fallando un poco,  no puedo procesar la denuncia.

—Déjamelo a mi, ve a patrullar con tu compañero.—Sonreí un poco dándole una palmada en su hombro y tomé su lugar.

—10-4, permiso.

Llegó detrás de Volkov, quiera o no él llama la atención pero no de manera tan positiva, todos en esta sala le miran con miedo.

Rosa 🌹 ; Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora