Capítulo 41.

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41. Adiós.

Entramos a casa pasando de la bienvenida de Ivadog y el canto de alegría del pájaro.

Dejé mi abrigo sobre en sillón y las maletas que había dejado en mi departamento han vuelto y decorando junto a la entrada; él pasó a sentarse en la isla dándome la espalda y sobando su frente, no decía nada pero se quejaba por lo bajo.

Fui a la habitación en busca del botiquín básico que él trajo. Saqué de mi bolso unas pastillas para dormir que me dio el doctor, las metí en el bote de las típicas de paracetamol y caminé de regreso a la cocina.

—Toma.—Extendí el bote y le serví agua.

No dijo nada y las abrió sin pensar.

Tomé una igual pretendiendo tragarla.

—Deberías descansar.

Asentí.

—Deberíamos.—Corregí.—Ven, vamos a la cama.—Sujeté su brazo guiándolo a nuestra habitación.

No dudó ni se puso en contra.

Se ve que está mal y decaído, pobrecito.

Se sentó por su lado quitándose los zapatos y se recostó, pasé al lado contrario de la cama e hice lo mismo buscando recostarme sobre su pecho dejando extender su brazo para recibirme sin problema alguno.

—Mañana estaremos mejor.—Hablé sin recibir respuesta.—Estaremos bien.

Levanté mi vista, ya cerraba los ojos rendidos y tan sólo asintió sin muchas ganas de lo decidido que estaba por descansar de una vez.

Me da tanta pena y miedo dejarlo ¿Qué pasará después ya que lo deje? ¿Qué va a hacer en cuanto se dé cuenta que me fui?

Hoy no hizo nada el hijo de la fregada, su prioridad fue la reunión extraña.

Besé su mejilla sin amor ni cariño, total ni lo siente pero será la última vez.

Me quedé por casi veinte minutos viendo cada centímetro de su rostro hasta su cuello y los pliegues de su camisa. Aflojé su corbata, algo que le faltó y le hago el favor para que duerma cómodamente en todas estas horas.

Saqué sus gafas azules para acariciar por los costados de sus párpados.

Está totalmente inconsciente...

Saqué su brazo con cuidado y me levanté, debo procurar no hacer tanto ruido, algo de él es que tiene el sueño ligero cuando está solo pero cuando duerme conmigo tiende a estar bien. Si en un movimiento no me siente se levantará sin importar cuántas pastillas haya tomado.

Saqué algunas cosas de los cajones por mi lado y otras que dejé antes en el baño.

Tengo suerte de que ya traté de irme y lo importante ya está empacado.

Pasé por la sala sacando un bolígrafo de mi bolso que Michelle me regaló hace poco, después pasé por el pasillo hasta su oficina, me senté en su escritorio sacando un par de hojas blancas lista para escribir toda la mierda que he estado conteniendo en mi pecho.

Esto simplemente es un poco más de letras que marcaré en tinta pero solamente es para él.

Jack:

Lamento dejarte de esta manera pero prefiero pensar primero en mí y en mi salud.

Te amo y no dejaré de hacerlo pero no paras de dañarme y siento como mi corazón se hunde y mi alma se asfixia en asimilar que esto tuvo que acabar así.

Rosa 🌹 ; Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora