Capítulo 26.

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26. Juntos.

Después de numerosas paradas y cambios de ropa llegamos a casa, apenas cerrar la puerta me aferró a él buscando mi rostro, no decía nada, yo tampoco quería. Simplemente tiene ganas en el peor momento.

—Jack quiero descansar.

Tomó mi barbilla con brusquedad.

—Tenemos una semana sin vernos.—Replicó con un tono suave que no quedaba nada con sus acciones bruscas.

—No, de verdad, sólo quiero dormir un poco.—Me solté camino a mi habitación, el canto del pájaro llamó mi atención. Volteé a verlo.—... ¿Qué le pasó?

Señalé a este.

—Se me pasó la mano con... Con el pan.—Asentí.—Estará a dieta un tiempo.

—Mh, perfecto. Bien hecho Jack.

Felicité irónica, apenas darle la espalda gritó.

—Isabel.—Llamó como si se le acabara la paciencia.—Tenemos que hablar.

—¿De qué? ¿Qué se supone que tenemos que hablar? Todo lo que me dijiste allá ha quedado más que claro, no hay más que hacer. Mira, sí, estoy asustada, tuve miedo pero entiéndeme ¿Cómo quieres que logre reaccionar a todo?

Y sí, nada de esto hubiese pasado si tan sólo tomara un Uber pero ¿de qué sirve ya? El daño está hecho.—Me acerqué aunque no quisiera. No quiero enterarme de cómo es si le llevo la contraria.—Nada cambiará ¿Verdad? Tan sólo fue un tropiezo.

Asintió, no se esperaba nada de lo que dije por la cara que tenía.

No se creía que fuese tan sencillo, y quería adaptarse a mi cambio.

—Será como si nada hubiera pasado.

Afirmó subiendo su mano a mi cuello hasta mi rostro, posó su frente a la mía y nuestras respiraciones se hicieron una sola mientras mantuvo una mano por mi cintura.

•••

Un mes más desde que... Volví.

El tema no volvió a ser tratado, él tenía razón; es como si no existiera.

Aún así, las mañanas en que despierto no puedo sentirme cómoda, por más que me abrace en las noches o me de cariño hasta calmarme. Lo único que logra es agobiarme más pensando en que las manos con las que acaricia mi cuerpo (y desde ese día cada rincón de mi piel) suele sostener un arma y acabar con la vida de una persona... Pero ellos son los malos del cuento, no debo olvidar eso.

A veces siento miedo, a veces sueño con la misma imagen y el cómo Volkov ni se inmutaba a la masacre... Pero ahora, si trato de ignorar todos esos hechos que no existen... Sus abrazos son más cálidos de lo que parece, ahora sólo quiero aferrarme más a él y no levantarme de la cama ni trabajar.

Estoy cansada, ni si quiera sé de qué, sólo lo estoy.

La alarma comenzó a sonar, oficialmente son las 6 am y Jack siendo tan puntual se levantará en breves. Me estiré a tomar el teléfono y apagarlo, de paso leí mensajes y sentí cómo el brazo de Jack se quitaba de mi cintura y se quejaba mientras se estiraba.

Me giré a verlo notando que estaba preparado para levantarse pero lo detuve.

—Isabel.—Habló con sueño, no luchó nada, no tenía problema en volver a acostarse.

—Un rato más.—Murmuré con su misma flojera y recostada sobre su pecho.—Anoche casi no nos vimos.

Pasó un minuto exacto acariciando mi cabello.

Rosa 🌹 ; Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora