Rosa 🌹 ; Jack Conway

Capítulo 2.

2. Adaptación.

Había escuchado buenos comentarios de Los Santos en todo el trayecto, en cada parada de gasolinera e incluso algún mecánico que me atendía en el camino. Muchos contaban buenas cosas, buenas experiencias e historias icónicas personales y blah blah. Las ciudades más grandes siempre tendrán buen y mal impacto pero no hay problema, dejé a mi familia en Baja California en una ciudad muy buena y con muchas oportunidades para mi hermana.

No estaba segura si este será mi... "lugar". Consideré máximo medio año viendo anteriormente las ofertas de trabajo a las que pego más para continuar la estabilidad financiera que he mantenido desde joven con mis ahorros propios, aún así estábamos bien, mi madre me dejó trabajar mientras estudiaba para tener algo que hacer y responsabilizarme pero aún así saber que he hecho algo por mí misma siempre dará satisfacción. Me he encontrado trabajando en veterinarias más que nada y uno que otro de pasadita administrando algún tema requerido, a veces eran proyectos de otros compañeros de la universidad.

En poco de una semana conseguí rentar un departamento pequeño y personalmente agradable. No necesitaba más si sólo soy yo en la vida.
Principalmente consideré buscar roomies pero no eran zonas muy seguras.

Cuando salía a comprar me sentía extrañada, de alguna forma me sentía pequeña, recordar que vengo de un pueblo insignificante podía llegar a avergonzarme ¿pareceré de allí? ¿pareceré una vaquera o algo así? No tengo ni idea de cómo vestir en esta ciudad, quiero decir... ¿Si visto una camisa de cuadros me veré cumpliendo un estereotipo?
Soy más de lo ochentero, no mentiré.

Cuando la gente me ve en la calle... ¿qué pensarán? ¿qué soy en los ojos de los demás? Aunque viéndolo bien... Se siente bien ¡de verdad! No importo... Quiero decir, soy una persona más... Nadie tiene idea de mí, nadie me me perseguirá ni amenazará, no me conocen... Si camino por la calle no existo mientras que allá se fijaban hasta en qué cara ponía.

De alguna manera soy libre.
Es todo lo que importa.

-¿Eres de por aquí?-Preguntó el cajero pasando por último el café, ya tenía un mes que me atiende y jamás ha dirigido la palabra además de decirme el total.

-No, recién llegué.

Asintió.

-Pues bienvenida ¿le doy unos consejos? Jamás camine sola por la calle, cuidado con las tiendas pequeñas o extravagantes, no pases por la comisaría, hospital ni ninguna zona si no lo necesitas, hay mucho loco por ahí y los policías son unos salvajes.-Contaba todo como si de un gran chisme se tratara y me miraba mientras tecleaba resonando la Palabra salvaje alzando las cejas a más no poder y exageración..-Son 49 con 28 por favor.

-Disculpa... ¿Estás diciendo que no es seguro que camine justo ahora a mi depa?-Negó.
Pero ya llevo buen rato y no ha pasado nada extraño...
-Y... ¿Cómo que la policía-

-Santa María Purísima.-Interrumpió el que estaba detrás como si fuese pecado preguntar.

Fruncí el ceño ya sacada de pedo.

-¿Disculpa?

-Es mejor no hablar de ellos en voz alta.-Respondió el que me atendía.

Asentí sin entender aún pero por sus caras mejor dejarlo allí, le di la tarjeta, firmé el ticket y me fui diciendo un gracias por lo bajo y con las bolsas en mano.
No me quiero comenzar a arrepentir de estar aquí, aún así... No puede ser tan malo, tan sólo me habré topado con los primero locos de la ciudad.

Aún así tuve cuidado como dijo, al menos el atardecer era lindo y se pude sentir los minutos de caminata como un par de segundos.
Ya había decidido trabajar desde casa al menos estos primeros tiempos, con mi computadora tengo suficiente igual que como allá... Al menos en lo que me incorporo.