Alexa (2°Pt.)

33

Capítulo 33
~Segundo control~

Sábado, 19 de abril.

Alexa:

—Es una niña. Apuesto 500 dólares. —Dijo Liz muy segura de si misma.

Levantó una ceja en su dirección.

—¿Apostaras otra vez? Perderás todo tu dinero si sigues así. —Advertí con severidad volviendo a lo mío; pelar los tomates, sacarles las semillas, picarlos bien y al bol. Ya había terminado con la lechuga y solo me faltaba esto.

Lara río un poco.

Ella me había enseñado en un solo día que ser una Luna no era quedarse a esperar el té y la comida, esperar en los aposentos del Alpha y procrear hasta el cansancio. No. Ser Luna significaba ser no sólo un pilar importante para la manada, sino también del Alpha. Su humor mejoraba cuando estábamos cerca, estaban completos y pensaban con claridad.

Lara podía pasarse el día en una oficina si era necesario, patrullar con los otros lobos en las fronteras, cumplir su labor como psicóloga, cocinar alegremente y ser increíblemente firme cuando el Alpha no estaba.

Lamentablemente, el cargo no llamaba mi atención, aún cuando parecía ser mi principal obligación.

—Apuesto lo mismo. —Hablo Lucía dejando de lado el cuchillo con el que picaba la carne en pequeños cuadrados.

Liz levantó la mano derecha sonriendo y la bruja hizo lo mismo, chocando las palmas y luego los puños.

Rodé los ojos.

—En ese caso me uno, será un niño.

Mire con incredulidad a Lara, en verdad sorprendida por unirse a este tipo de actividad iniciada por las locas.

—¡Si! Será un Alpha. —Exclamó Kyler separándose de las cebollas que picaba con los ojos llorosos.

Kyler había demostrado ser un hombre multifacetico; amaba correr cuando el sol aún no salía, se pasaba la mañana en la oficina de Cameron, ayudándolo, al medio día ayudaba a Lara con el almuerzo o a veces él lo hacía, en las tardes salía a patrullar, también ayudaba a quien le tocaba preparar la cena, salía a pasear con Lina cuando el sol se iba y volvían muy tarde. Era serio cuando debía, divertido y burlón siempre y romántico con su Alma Gemela.

También un caballero, porque se había negado rotundamente cuando me vio tomar las cebollas, al ser yo la encargada de la ensalada, alegando que ninguna dama, y sobre todo embarazada, lloraría por unas estúpidas cebollas en su presencia. Tomó un cuclillo y empezó a picarlas como todo un experto.

—¿Será que alguien más se unira? —Preguntó Liz con esa sonrisa conocida en los labios.

Quería saber si se unirían más para -según ella- ganar más dinero. Aunque siempre perdía. Si alguien quería ganar solo tenía que apostar lo contrario a ella, simple y sencillo.

—Si, eso es seguro. —Contestó Lara sonriendo. —Lo preguntas en la mesa.

Y lo hizo tal cual, preguntó quién se uniría a la absurda apuesta.

—Niña. —Dijo Carla y Liz levantó la mano para chocar las palmas. Lucía hizo lo mismo. —Esperemos que la cadena se rompa.

—Niño. —Hablo Lina para luego llevarse el tenedor a la boca.

Las tres opositoras la aniquilaron con la mirada. Seguro pensando mil formas de torturarla, pero Lina se parecía mucho a mi por lo que no me sorprendió que las ignorará y siguiera en lo suyo.