Extra 3

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Jahir:

Nacer en una familia normal fue mi deseo por muchos años, sobre todo en los instantes en los que mi padre perdía el color blanco de sus escleróticas y un ente desconocido se adueñaba de su cuerpo. Mi madre solía cerrar los ojos y hacer de vista gorda, después de todo, no había nada que pudiera hacer y, sobre todo, estaba de acuerdo con ello por objetivos más grandes: Para hacerme fuerte.

Eso es lo que Javier Dycton, mi padre, repetía día tras día, no había momento en el cual no juzgará ya sea mi comportamiento o mis actitudes en cualquier campo.

Todo esto inició 64 años antes de mi nacimiento, según lo que mi madre contó: mi padre regresó a casa golpeado y magullado de una reunión entre manadas de la zona, sus ideas eran diferentes a la de los demás Alpha y debido a que pertenecía a una manada pequeña e insignificante, fue ignorado deliberadamente. Cuando insistió, le dejaron en claro que no tenía voz ni voto. Fue humillado y denigrado públicamente, algo que ningún Alpha dejaría pasar por muy humilde que fuera.

Papá estaba furioso, sus ojos dorados brillaban como nunca y cuando mamá le preguntó que es lo que pasaba, él arremetió contra ella y le dejó claro que la debilidad no era una opción. Que los sentimentalismos debían ser eliminados si querían ser tomados en cuenta.

Desde ese día, cualquier rastro de consideración fue eliminado.

La manada empezó a cambiar sin ser notada por el exterior, si es que alguien los vigilaba. El aura antes cálido y triste de personas menospreciadas se transformó en uno negro y vacío. Incluso algunas personas parecían sin vida. Sin alma.

Pero de pronto, todo cambio. Papá reto a un Alpha de una manada pequeña pero más grande que la nuestra, y sorprendentemente ganó. El tamaño de nuestra manada se duplicó y, sea lo que sea que haya hecho, fue apoyado por todos. Aplaudido y venerado. Toda la manada lo admiraba, hasta los nuevos integrantes.

Cuando nací, Luna Nueva era una manada respetada y de tamaño considerable. Muy bello por fuera y podrido por dentro.

El ambiente lúgubre me puso los vellos de punta la primera vez que la conocí siendo consciente pero poco a poco, sin siquiera darme cuenta, me acostumbré.

Cuando cumplí 5 años, estuve feliz porque papá me llamó a su despacho por primera vez, recuerdo que alegremente fui y lo salude con una sonrisa pero él me miró con desaprobación y sus ojos cambiaron a un negro total, sus escleróticas cambiaron y se tragaron el café oscuro de sus iris. Luego, me tomó del cuello y me acercó a su rostro solo para decir:

—La debilidad no debe existir.

Esa no era la voz de mi padre, ese no era mi padre pero quien sea que fuese estaba allí porque él lo permitió, porque era su voluntad.

Recuerdo que me desgarró la ropa y, aunque intenté separarme, me bajo los pantalones y me apoyó boca abajo al escritorio. Nunca olvidaré lo que hizo conmigo… sobre todo cuando eso se repitió cuando él quería.

A veces, me encadenaba en el sótano y abría múltiples heridas por todo mi cuerpo, obligando a mi regeneración aumentar su velocidad y, sobre todo, para beberse mi sangre. O simplemente me obligaba a realizar los sacrificios de los mismos integrantes que lo adoraban y estaban allí por voluntad propia, para obtener fuerza y poder.

Lloré y grité por ayuda los primeros años, desgarrándome la garganta en un intento por salir de las garras de aquel ser. Luego, simplemente me calme y dejé que todo tomará su rumbo, por que aunque era el futuro Alpha no tenía poder contra mí padre siendo un niño de 8 años.

No se el momento exacto en el que me acostumbre y fui yo quien los iniciaba, fui por voluntad propia y me regocije con la sangre cubriendo mi cuerpo. Viendo como los cuerpos desangrados o mutilados volvían a levantarse como si nada hubiera pasado, aunque completamente vacíos.

Fui yo quien pronto empezó a realizarse cortes profundos y reunir mi sangre para luego dárselo a lo que sea que mi padre dejaba su cuerpo, quien se lo bebía complacido y me sonreía grotescamente.

Y fue él quien le dio la idea a mi padre, quien cumplió con su pedido y retó a otro Alpha, incrementando el tamaño de la manada. Después de ganar, llegó el celo de mi madre y él, sin siquiera pensarlo dos veces, la cogió frente a mi tantas veces quiso.

La sumisa y perra de mi madre aceptó todo; sollozo, gimió y grito de placer, sin importarle la presencia de su hijo en la misma habitación. Incluso me pidió que me incluyera, porque eso era lo que mi padre le había dicho: mientras más sexo haya, más amor significa.

Él era lo único que ella tenía, siendo una esclava huérfana que servía a su amo en todo, que contó con la suerte de encontrarse con mi padre en celo y terminó convirtiéndose en su pareja por haberla mordido en un desliz.

Sus sollozos y mirada terminaron convenciéndome, esa cosa en mi padre borró la marca y la follamos hasta cansarnos, hasta que la rompimos por todos lados. Recuerdo el cuerpo desnudo de mi madre, gritando con las piernas abiertas mientras el demonio en el cuerpo de mi padre la rompió por detrás y yo lo hacía por delante. Recuerdo su mirada complacida y alegre al creerse totalmente amada.

Como resultado, terminó embarazada y, como la marca ya no existía, terminó teniendo una hija para su primogénito.

Fue realmente gracioso ver la cara de mi padre al enterarse, mi gen era más fuerte que el suyo y su estúpida mujer terminó dándome una hija/hermana. Enojado, ni siquiera la miró y se fue. Yo fui quien cargó a Jyle y la nombró, pareciéndome demasiado tierna y débil.

Pocos días después, mi padre no soportó su propia creación; una mujer mansa y sumisa que se abría de piernas a su hijo en busca de amor mientras él la descuidaba deliberadamente y buscaba nuevos coños. Cuando me encontró rompiéndola otra vez, la mató a puños y me amenazó, no me importaba lo que le hizo a su absurda mujer pero no me gustó su tono y el hecho de que Jyle estaría insoportable sin su madre.

Acabe con su vida antes de que terminará de hablar.

Yo mismo crie a Jyle, a mi modo y sin decirle nunca que era mi hija aún cuando nuestros aromas eran muy similares o que se sentía totalmente a salvo conmigo. Ella creía que al perder a sus padres y ser protegido por mi, me debía todo y, aunque al principio puso resistencia, pronto se dejó hacer, su apretado coño me pareció exquisito, me volví adicto a su cuerpo y dejé un poco de rebeldía en ella porque no cometería el mismo error de mi padre, no quería una sumisa como mujer, hija o hermana, lo que sea que sea Jyle.

Su única amistad fue Carla Styles, una bella adolescente que me parecía tentadora. Hablaba siempre con una sonrisa en su bonita cara, un tono alegre y un brillo intenso en sus ojos. Irradiaba, ella brillaba donde quiera que iba, llamando la atención de todos. Era muy interesante, pero solo era eso, un gusto pasajero que me aburrió después.

Aunque me gustaba el otro efecto por mirarla: mi querida Jyle se ponía muy celosa cuando me encontraba viendo a su amiguita y fingía ser tierna, pura y tímida para luego huir hacia mi y exigir atención.

Sus mamadas eran deliciosas, aun más cuando sus ojos solo me veían a mi y chupaba tan fuerte como me gustaba, anhelando todo lo que yo le podía ofrecer. Era tan linda…

Hasta que un día impuso:

—No quiero que tengas a nadie más que yo.

Se dio el atrevimiento de ordenarme, a mí: su hombre, su padre, su hermano. Me gustó su atrevimiento por al menos cinco minutos, pero luego todo el encanto se destruyó cuando trajo a rastras el cuerpo curvilíneo e inconsciente de Carla, estaba desnuda y con el cuerpo sangrante a causa de las heridas de látigos en su espalda.

Recuerdo la sonrisa de victoria en su cara, diciéndome después que había ordenado capturar a los mellizos Styles. Cometió una tontería imperdonable, todo lo que habíamos conseguido en siglos se iría por el caño, sin embargo, eso a ella no le importó; Jyle seguía regocijándose en su alegría,  canturreando como una auténtica loca.

Nunca la perdonaría por mucho que llevara mi sangre.

Después de encadenarla en la misma habitación, me folle a Carla solo para hacerla sufrir, y mira que lo logré; Jyle lloró, gritó y suplicó con la voz rota que solo ella podía ser cogida por mi, que mi polla solo debía penetrarla a ella.

Carla no despertó incluso después de horas, no se que le dio pero era mejor, de esa manera no debía acabar con su bonita vida.

Jyle dejó de respirar ese mismo día, aunque como era tan "tímida" no salía casi nunca de casa. Fue fácil atribuirle la culpa a un ataque anterior y nadie replico, todos sabían que Jyle era débil y solo la respetaban porque me era útil.

Pero sucedió algo inesperado, como si el hechizo que me tenía atrapado por Jyle se hubiera roto, el cuerpo desnudo de Carla, lleno de esencia mía, me pareció tentador. Espere a que despertara y terminé por explorar el deseo que sentía por ella, quise marcarla, sin embargo, luego recapacite al verme harto de su cuerpo.

Pocos días después, la respuesta esperada llegó, el gran Alpha Chris de la manada Luna Azul atacó y exigió a sus hijos de vuelta. Se los entregué porque me parecían aburridos y simples.

El consejo no pudo matarme, yo no tenía hijos y si me eliminaban una manada sería destruida, tomaron una sabia decisión encerrándome. Sin embargo, los días que tardaron fueron suficientes para que mi manada, más muerta que viva, terminará por liberarme y desaparecimos por completo del mapa gracias al demonio que siempre estuvo presente y nunca se fue a pesar de que su recipiente murió.

Años y años de incógnito fueron realmente aburridos. Mi mente se nublaba poco a poco, el raciocinio se me iba por muchos días, el lado más salvaje de mi ser tomaba el control con más frecuencia. En uno de esos días, me encontré asechando a un hombre de traje que sollozaba y pedía piedad cobardemente.

Sorprendentemente la razón volvió cuando estuve a punto de matarlo y decidí saber que era lo que me impulsó a recobrar la consciencia. Una niña de pelo rubio y brillantes ojos azules era la simple razón, la quise de inmediato porque tenía algo mucho más especial, mi instinto me lo gritaba. El hombre aceptó con facilidad darme a la niña, era un cobarde y haría todo por su miserable vida.

Pero… mi raciocinio seguía perdiéndose, busque ayuda en el demonio y él me dio lo que necesitaba a cambio de todas las vidas restantes de mi manada. Se las di por que me eran más útiles así. No obstante, tuve que dormir por muchos años. Y cuando desperté me topé con la gran sorpresa de que mi Alexa estaba marcada por el mellizo de Carla, me arrepentí de inmediato; debí haberlo matado junto a su hermana.

Contratando gente por aquí y por allá, supe todo enseguida y los vigile por lo que me pareció una eternidad. Mi instinto no falló; Alexa era muy especial. Un demonio de muy alto rango.

El niño en su vientre era tan sagrado para ella que estaba seguro se mataría si lo perdía, o solo quedaría un cascarón como mi madre y Jyle, complaciente y sin vida más allá de mis necesidades. Ugh, no cometería el error otra vez.

Lo que le propuse me pareció muy justo, no tenían más opciones y solo desmotive un poco al Alpha enemigo. Prepare todo para su recibimiento, por fin tendría a mi mujer conmigo, porque Alexa me pertenecía. Cuando llegó, fue un momento extraordinario.

Sin embargo, ¡Maldita sea! Alexa sentía más allá de cualquier ser, amaba demasiado a su hijo y a Cameron, porque al final lo acepté, ella lo amaba, pronunció su nombre muy bajo justo antes de que todo se oscurecerá para mí.

A Alexa no le importó perder la vida conmigo, porque mientras yo perdía la noción de todo pude notar que ella también.

Al menos, nos iremos juntos al infierno.

***

Lo siento, no se qué pasa con el orden de publicación, literalmente se mezclaron los capítulos y los extras por si no lo notaron. No he podido arreglarlo y tampoco tengo muchas ganas, estoy que me muero de sueño. Tenganme paciencia, como prometí, publicaré unos 7 u 8 extras, tal vez más.

Esperó su apoyo.

Alexa (2°Pt.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora