Capítulo 53
~Alexa~Miércoles, 23 de septiembre.
Alexa, la Arcángel caída, seguía el mismo camino, jamás en su larga existencia había sentido empatía hacia alguien que no fuese ella misma después de expulsión de los cielos, reencarnando una y otra vez para cumplir su objetivo; eliminar esas insignificantes e inferiores vidas que se hacían llamar humanos, seres demasiado sentimentales y autodestructivos…
Alexa Kittel Dalaras, la reencarnación sin memoria, nunca fue una persona muy expresiva, siempre permanecía seria y fría, jamás había derramado una sola lagrima en público, mucho menos mostró debilidad ante nadie…
Ahora…
Alexa, la madre de Mael, no podía despegar la mirada de la tierna cara de su hijo, que permanecía dormido tan tranquilo, ajeno al peligro que lo acechaba y las grandes adversidades de su futuro, suspiros salían de sus labios sin poder evitarlo mientras sus nudillos recorrían las mejillas sonrojadas de su bebé.
Su bebé.
Su debilidad.
Su fortaleza.
¿Había algo más grande que el amor de una madre? No. ¿Había algo que una madre no hiciera por el bienestar de sus hijos? No. ¿Algo la detenía para que sus hijos tuvieran un futuro seguro? Nada.
Alexa se sentía capaz de hacer todo por la debilidad que permanecía en su cama durmiendo plácidamente; ‘La debilidad es la mayor fortaleza’ Nunca había tomado enserio ese frase, le parecía absurda y tonta ¿Cómo una debilidad podía ser una fortaleza? Absurda y tonta fue su afirmación, se sentía avergonzada de alguna vez desear no tener ninguna debilidad.
Por Mael lo daba todo… incluso su vida.
Percibió algo salado en sus labios, líquido en gotas rodar por sus mejillas y caer al vacío mientras eran reemplazadas por otras nuevas, las mejillas sonrojadas le importaron poco, la visión borrosa debido a las lágrimas, los gimoteos lastimeros y penosos.
No le importaba nada que no sea ver a la pequeña criatura que se había formado en su vientre y que hace casi un mes había hecho de su vida un paraíso de eterna alegría, desmesurada felicidad y el cliché empalagoso al que tanto le había huido. Ni siquiera las dos personas en silencio a unos metros parecían importarle.
Pero… ¿Quién podía juzgarla?
Nadie.
Después de todo Alexa se estaba despidiendo.
Lizbeth y Lucía nunca la juzgarían, ellas conocían a su amiga, sabían que detrás de la coraza inquebrantable, detrás de la fría expresión, los ojos gélidos y las palabras cortantes, Alexa sentía más que nadie. Que cuando daba algo por alguien, sería el todo por el todo.
Se agachó en su totalidad, besando la frente de Mael por muchos segundos, cuando finalmente se separo sus ojos se movieron hacia el osito que su bebé tenía a un lado, aquel que contenía un hechizo de Lucía, un hechizo de aroma permanente; el aroma que madre desprendía y lo hacía sentir tranquilo y en casa.
No reemplazaría jamás al original pero serviría para que un bebé jamás olvidara a su madre y que formará los sentimientos adecuados, porque una madre licántropo era la fuente de un bebé, al igual que el padre, el aroma y calor corporal de ambos, el aura y los sentimientos se transmitían, si un bebé licántropo no creía con ambos aromas rodeándolo, no desarrollaría los sentimientos necesarios o, en casos extremos, no formaría el instinto que un lobo necesita para vivir en manada.
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Alexa (2°Pt.)
WerewolfAlexa. Nombre griego de significado: La que es protectora. Es elegante, femenina y directa cuando se dirige a los demás. Tiene una gran fuerza de voluntad. Es muy buena amiga. Alexa Kittel Dalaras es eso y mucho más. Es una mujer de origen alemán-gr...